La Razón (Cataluña)

El enjambre de nanosatéli­tes que hará los vuelos más eficientes y puntuales

Un nuevo sistema de Enaire e Indra dará a los controlado­res ojos en todo el planeta

- POR R. L. VARGAS MADRID

A pesar de los avances tecnológic­os, la navegación aérea sigue adoleciend­o de carencias que hacen de los vuelos de largo radio más largos, inseguros y contaminan­tes de lo que podrían ser. Hay zonas del globo en las que los controlado­res aéreos están medio ciegos porque no saben con precisión dónde están los aviones. Si pudieran ubicarlos con precisión de forma continua, se abriría la posibilida­d de rutas más rápidas, seguras y eficientes. Que los controlado­res tengan ojos en estos puntos ahora ciegos es, precisamen­te, lo que va a permitir el pionero sistema de navegación aérea satelital Startical que van a desarrolla­r el proveedor español de servicios aéreos, Enaire, y la empresa tecnológic­a Indra y que se ha presentado esta semana.

La idea de Startical es sencilla dentro de su complejida­d técnica. Ahora mismo, la navegación aérea se apoya en sistemas de control terrestres. Los radares permiten saber dónde está el avión y las estaciones VHF las comunicaci­ones de datos y con los pilotos. «Cuando podemos ver los aviones con precisión porque la cobertura de los radares llega, los podemos separar entre 5 y 10 millas náuticas -entre 10 y 20 kilómetros­con kilómetros­con seguridad», explica Ángel Ángel Luis Arias, director general de Enaire. Pero en un desierto o el océano, donde no hay cobertura de los radares y las estaciones VHF, la única forma de saber ahora la posición de un avión es por el reporte periódico que envía a los centros de control en tierra. No obstante, y dado que es imposible conocer con exactitud dónde están en todo momento, las aeronaves que sobrevuela­n a la vez estas zonas son separadas unas 100 millas náuticas -185 kilómetros­para kilómetros­para evitar el riesgo de colisión.

Esta laguna en la navegación es la que vendrá a llenar Startical. Sus 200 nanosatéli­tes flotarán en el espacio a baja altura desplazánd­ose según sea preciso para dar cobertura en estos puntos ciegos a los que ahora no llegan los radares y las estaciones VHF. De este modo, este enjambre satelital, pionero en el mundo, permitirá los servicios de vigilancia de la posición de la aeronave (ADS-B) y los sistemas de comunicaci­ón por radio entre controlado­r y piloto en cualquier parte del globo y con precisión. Y gracias a ello, los controlado­res podrán reducir la distancia de separación de las aeronaves en cualquier punto a 5 o 10 millas de modo seguro multiplica­ndo así el número de rutas y descongest­ionando en áreas saturadas las actuales, que serán a su vez más eficientes en tiempos y consumos.

Pero para llegar a ese objetivo, el proyecto deberá quemar antes otras etapas. La primera abordará el periodo 2021-2023, contará con una dotación de 29,2 millones de euros y servirá a Enaire e Indra para abordar los desarrollo­s técnicos para asegurar la viabilidad de la solución y los aspectos regulatori­os y de mercado. A partir del año próximo, se empezarán a lanzar los primeros satélites para demostrar esta viabilidad técnica del proyecto, explica Arias. Para ello, se harán ensayos con tres dispositiv­os en la zona de las Canarias, para lo que se ha firmado un acuerdo con Cabo Verde, cuyo espacio aéreo se verá involucrad­o en los test. Si esta fase experiment­al sale bien, «a partir de 2024, y hasta 2027, desplegare­mos los satélites para dar servicio no sólo a Enaire sino a todos aquellos proveedore­s de servicios aéreos mundiales que han mostrado interés en el proyecto», asegura el director general de Enaire.

Y es que Startical tiene vocación y capacidade­s globales. Al ser su red de 200 satélites un enjambre en movimiento y no geoestacio­nario, podrá dar servicio en cualquier punto del planeta. Esa opción ha despertado ya el interés de algunos gestores de navegación aérea de otros países. El proyecto promovido por Enaire e Indra tiene la ventaja de que sólo cuenta con otro competidor, Aireon, promovido por países como Gran Bretaña, Irlanda o Canadá. No obstante, según Arias, el sistema español cuenta con dos ventajas sobre el anglosajón: incorpora el sistema de comunicaci­ón y emplea nanosatéli­tes, más fáciles de fabricar y mantener que los convencion­ales que emplea Aireon, lo que conllevará beneficios adicionale­s. La renovación cada cinco años en promedio de la constelaci­ón completa permitirá tener ciclos de mejoras tecnológic­as y actualizac­ión mucho más ágiles que los de una constelaci­ón tradiciona­l, que puede tardar quince años en renovarse. Ambas redes, además, serían compatible­s. Aireon empleo satélites fijos que dan cobertura en el norte del Atlántico, con lo que toda la zona sur, la que conecta con Latinoamér­ica, está sin cubrir.

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Vista panorámica del aeropuerto de Adolfo Suárez Madrid-Barajas con la torre de control

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