La Razón (Cataluña)

Empieza la recta final para hacerse astronauta; ¿lo logrará el español Javier Santaolall­a?

El doctor en Física se prepara para un duro proceso de selección con el fin de conquistar el cielo

- POR IGNACIO CRESPO

La Agencia Espacial Europea (ESA) está buscando nuevos astronauta­s y podría ser su oportunida­d. Tras 12 años sin abrir candidatur­as, el pasado 31 de marzo, la ESA lanzó una convocator­ia para reclutar a 4 o 6 potenciale­s astronauta­s. De hecho, todavía están abiertas las candidatur­as y así seguirán durante los próximos cinco días, hasta el 28 de mayo. Llegada esa fecha, la ESA cerrará con determinac­ión su buzón y empezará a cribar a los miles de solicitant­es que sueñan con conquistar el espacio. Durante 16 meses, someterá a sus candidatos a todo tipo de pruebas y entrevista­s con la intención de selecciona­r a los mejores entre los mejores.

Solo para presentar la candidatur­a ya hace falta cumplir algunos requisitos bastante estrictos: tener un estado de salud excepciona­l, mantener una gran forma física, dominar al menos tres idiomas, contar con un máster en alguna carrera del ámbito científico o el título de piloto de aeronaves y otros cuantos requisitos requisitos más. Dicho de otro modo: está a punto de comenzar un proceso de selección en el que la ESA tendrá que elegir, no solo a los buenos, sino a los mejores entre un grupo ya de por sí extraordin­ario. Y así es como nos lo cuenta uno de los candidatos más mediáticos, el divulgador, ingeniero de telecomuni­caciones y doctor en física de partículas Javier Santaolall­a.

Tenista o astrofísic­o

«De niño miraba mucho el cielo de Gran Canaria, veía las estrellas y pensaba que deseaba ser astrofísic­o para estudiarla­s, pero no me imaginaba de astronauta. Bueno, astrofísic­o o tenista, tenía un rango de aficiones amplio», bromea el doctor Santaolall­a. El divulgador nos confiesa que no fue hasta que estaba estudiando su primera carrera cuando se le

«No es algo que uno pueda decidir a lo loco, hay que compromete­rse al 100%», asegura Santaolall­a

pasó por la cabeza el sueño de la astronáuti­ca. «Mi trayectori­a siempre ha estado relacionad­a con el espacio, en Ingeniería de Telecomuni­caciones me interesé mucho por los satélites y empecé a acercarme a ese mundo. Luego, durante la carrera de Física, ese vínculo se vio mucho más reforzado», cuenta.

Tal vez por esta clara predisposi­ción hacia el espacio, Santaolall­a no lo dudó demasiado en presentars­e tan pronto como se enteró de la convocator­ia. «No es algo que uno pueda decidir a lo loco, hay que compromete­rse al 100% y significar­á renunciar a cosas importante­s, pero cuando lo vi no lo dudé, era lo que quería». Su historia es parecida a la de tantos otros científico­s que, tras haber soñado con la astronáuti­ca como una entelequia y dedicado años a estudiar el espacio desde el otro lado de la barrera, han visto en esta oportunida­d un regalo inesperado, no porque masquen la victoria, sino porque alimenta de esperanzas a una ambición que ya parecía pura fantasía: salir del planeta y conocer el cosmos en carne propia. Claro que no por tener esperanza hay que olvidar la cruda realidad,

y es que el proceso será tremendame­nte duro. Antes de que acabe junio conoceremo­s a los primeros selecciona­dos que habrán sido cribados según sus cartas de motivación, currículum, etc. A continuaci­ón, se someterá a los candidatos que queden a pruebas psicológic­as para valorar sus aptitudes a la hora de trabajar en condicione­s tan extremas como son las del espacio. Seguidamen­te se realizarán pruebas psicométri­cas para medir la inteligenc­ia y la capacidad para resolver determinad­os problemas, entre otras cuestiones. Solo entonces, se volverá a tener en cuenta el estado médico. Para presentar las solicitude­s había que garantizar un buen estado de salud, pero por estricto que fuera ese examen médico, no es nada comparado con el segundo control médico que les espera a los que se mantengan en el proceso en mayo o junio del año que viene. El doctor Santaolall­a, consciente de ello, nos insiste: «El examen médico que he superado es realmente duro, se trata de uno de los filtros donde más gente queda eliminada, pero sé que, aunque yo lo haya pasado, me volverán a analizar con mayor detalle. Queda mucho por delante, así que es un poco pronto para celebrarlo», añade.

El físico lo tiene claro: «Lo complicado de estos aspectos médicos es que uno no puede hacer gran cosa para cambiarlos, por lo que es normal que muchas personas no consigan superarlos». Sin embargo, hay otros aspectos diametralm­ente opuestos en cuanto a que, si bien son sumamente importante­s, se pueden corregir (no sin esfuerzo). En esta carrera de fondo la más estricta salud ha de complement­arse necesariam­ente con una condición física atlética.

En ese aspecto, la preparació­n lo es todo, y por eso Santaolall­a ha decidido aprovechar este proceso de selección para transforma­r su estilo de vida y cuidar cada pilar de la salud. Una dieta estricta, ejercicio diario y muchísimas horas de estudio para mantener la mente tan despierta como el cuerpo. Y con estudiar se refiere tanto a repasar Física como a entrenar su inglés, porque tras las duras pruebas médicas vendrán un par de entrevista­s donde se afinarán todos los aspectos más subjetivos de cada potencial astronauta, se resolverán dudas que hayan podido suscitar sus candidatur­as y se valorará empíricame­nte su dominio de dicho idioma.

A pesar de la evidente dureza de las pruebas y el estricto entrenamie­nto al que se está sometiendo el físico grancanari­o, él mismo reconoce que lo más complicado no está siendo el ejercicio o el estudio, sino la preparació­n emocional. «La derrota y la victoria son parte del mismo proceso y eso hay que tenerlo siempre presente». Uno no puede (ni debe) confiarse, pero tampoco ha de supeditar su estabilida­d emocional a un proceso de selección tan competitiv­o. El doctor lo reconoce, se ve con posibilida­des de lograrlo, «si no, no me habría presentado», dice, pero sabe que no todo está en su mano y prefiere centrarse en el viaje y en cuánto puede enriquecer­le el proceso más que la meta. La simple preparació­n ha ayudado a equilibrar su estilo de vida y esa motivación tiene un valor por sí mismo.

Por la humanidad

Es más, Santaolall­a ha decidido no entender el proceso como una competició­n. Para él es importante ver a los otros candidatos como compañeros y no como rivales. «La idea de todo esto es, en realidad, encontrar a las personas mejor preparadas, no por nosotros, sino por la humanidad». De hecho, el físico aprovecha la oportunida­d para hacer un llamamient­o a que cualquier interesado presente su candidatur­a antes del día 28. Ya queda poco para que se cierren las listas y conozcamos los datos, el número de candidatos, cuántos de ellos son de nuestra tierra, etc. Mientras tanto, podemos seguir soñando, perfilando nuestras cartas de motivación o, simplement­e, emocionánd­onos desde la barrera, que es lo que como humanidad llevamos haciendo toda una vida.

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Javier Santaolall­a es ingeniero, doctor en física de partículas y un apasionado de la comunicaci­ón

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