DELOREAN 2050
PedroPedro Sánchez se ha subido al DeLorean de Regreso al Futuro para ir al 2050, como si fuera MartyMcFly, pasando por los balbuceos de la democracia en 1977 para alejarse, de paso, del complicado presente. Al presidente se le dan bien los coches, un Peugeot le rescató de la cuneta política tras su derrocamiento en el PSOE. En su 407, pilotó el camino hacia la Moncloa. Sánchez utiliza la prospectiva para escapar de la realidad de la COVID y la crisis. Prefiere reinventar su gobierno antes de sufrir otro giro de volante como la derrota en las elecciones madrileñas.
Pocos escenarios son tan aprovechables como el Reina Sofía para presentar un documentoruta hacia el meridiano del siglo XXI. Allí Sánchez ha esbozado lo que sería su España ideal para dentro de 30 años, cuando su máxima preocupación se centra en la España de los 32 meses que le quedan de legislatura. La Agenda 2050, coordinada por Redondo, está repleta de ángulos quebrados. Habla de un documento para impulsar un debate nacional, pero muestra un cuadro de tonos grisáceos, con pinceladas de intervencionismo estatal, poco ambicioso en empleo, sin control del gasto e incremento de la presión fiscal. Subidas tributarias oliváceas camufladas de política verde climática. La prospectiva es admirable, en especial cuando se acierta. Aunaría más apoyos si hubiera llegado desde todos los ámbitos de la sociedad. Y sería más creíble si hubiera sido promovido por la búsqueda de un consenso, el combustible que abrió el progreso hace 44 años.
«Sánchez utiliza la prospectiva para escapar de la realidad de la COVID y la crisis»