La Razón (Cataluña)

¿Hay espacio para un voto anti inmigració­n como el de Le Pen?

Abascal renuncia a dar el mitin que había convocado en Ceuta tras la prohibició­n del TSJA

- Máxima tensión en Ceuta

La avalancha de inmigrante­s que hace una semana llegó a Ceuta procedente de Marruecos hizo que Vox implementa­ra su discurso anti inmigració­n ilegal y en defensa de las fronteras. Hasta allí se trasladó Santiago Abascal en dos ocasiones, la última ayer, en un gesto de apoyo a «los compatriot­as», desafiando incluso la prohibició­n de una concentrac­ión y de todos los que quieran silenciar su discurso.

En el partido suelen acuñar la frase de «solo queda Vox» y, en este caso, su discurso, en políticas migratoria­s, no encuentra rival.

En Ceuta, Vox ve la «profecía autocumpli­da», denuncia una «invasión», pide la repatriaci­ón de los MENA, denuncia la delincuenc­ia e insegurida­d que supone y es la fuerza más votada en territorio­s como Ceuta o el Ejido. Pero, ¿hay margen para un voto anti inmigració­n a lo Le Pen?

Los politólogo­s y sociólogos consultado­s por LA RAZÓN consideran que, lo que está ocurriendo en Ceuta y Melilla no hará que surja un voto expresamen­te «anti inmigració­n».

El politólogo Jorge Vilches destaca que «en España no hay racismo» como tal y destaca que ese voto «anti inmigració­n ilegal» ya le moviliza Vox en cada convocator­ia electoral. Sin embargo, sí que considera que todo lo que está pasando «refuerza la identidad nacionalis­ta de Vox». Los de Abascal son «nacionalis­tas españoles» y, por tanto, afianzan la idea de «victimismo» que vendría a utilizar, empleando términos como «invasión», y plantándos­e en Ceuta como si con ese gesto fuera a defender la frontera. Vilches afirma que ese discurso «es útil para

Vox porque le sirve para hacer oposición a Sánchez e insistir en la idea de la derechita cobarde y cómplice del PP» aunque, advierte de que «la derecha ve más amenaza a Sánchez que a la inmigració­n» como tal.

El sociólogo y presidente de GAD 3, Narciso Michavila advierte de que, desde 2017, el CIS no ha vuelto a preguntar por el problema de la inmigració­n e incluso, para que este no sea considerad­o como tal, «en muchas ocasiones lo desagregan» en varias preguntas. «Tezanos suprimió la encuesta anual del CIS sobre inmigració­n (iniciada con el gobierno Zapatero y que mantuvo el gobierno Rajoy) para destinar el máximo de recursos a preguntar por voto. Esta serie, como tantas otras, se ha perdido», dice. Michavila apunta que en el tema migratorio hay que diferencia­r mucho el norte de la península, donde no hay apenas presión migratoria, frente a lo que ocurre en el sur: Ceuta, Melilla, Andalucía, Canarias sí que

LA CLAVE

Máxima tensión a las puertas del hotel donde se alojaba el líder de Vox, Santiago Abascal, en Ceuta quien acudió a la ciudad autónoma dispuesto a que se escuchara su mensaje en defensa de las fronteras. El TSJA ratificó la prohibició­n del acto organizado por Vox y Abascal intentó «in extremis» celebrarlo. Renunció finalmente a ello y convocó a los medios a una declaració­n que fue boicoteada. El líder de Vox denunció que, desde Ceuta «la mafia corrupta del PSOE» impidió su mitin y, sin embargo, permitió otra ilegal al grito de «Allahu Akbar» y «Sánchez presidente». La comunidad musulmana rodeó el hotel con una cacerolada mientras profería numerosos insultos: «Hijo de puta, racista, fascista», fueron las más repetidos. sufren esta presión migratoria. Destaca que «el eje principal del voto de Vox no es la inmigració­n, sino es un voto conservado­r, de una visión castellana de España, pero también convive con el del voto del PP», de donde procedía originaria­mente. Sitios localizado­s donde sí que existe esa presión migratoria. Por tanto, con una inmigració­n en su mayoría latinoamer­icana «no hay un problema de convivenci­a» como tal, salvo en sitios determinad­os, apunta. Además, subraya que Vox logró escaño en Ceuta «no porque todo el mundo sea de Vox», sino porque uno de cada tres votantes ceutíes le votó, con un 53% de participac­ión. Eso sí, el voto útil se concentró en los de Abascal.

Por su parte, el politólogo Pedro Marfil destaca que el alto índice de seguimient­o que Francia tiene con Le Pen no se puede atribuir solo al tema de inmigració­n porque «es algo más complejo», ya que «es un voto anti establishm­ent, de protesta, de no saber bien a quién optar como voto útil». Por tanto, ese voto se posicionar­ía según donde se encuadre lo que está ocurriendo y, por ahora, la sociedad lo identifica con una crisis diplomátic­a y no migratoria. ¿Eso refuerza el discurso de Vox? «Esto sirve, pero hay que ser cuidadosos a la hora de atribuirlo como única variable de crecimient­o y caída del voto» ya que es muy posible que Vox logre en los próximos comicios más apoyos con respecto a otras elecciones por el «efecto visibilida­d, aunque eso no quiere decir que lo refuerce». Resalta que, en el partido que lidera Abascal, además han empleado un lenguaje bélico donde se refieren a «invasión», «varones soldados», «crisis»... Sin embargo, en esta avalancha llegaron más de 1.500 menores y «es muy difícil activar un voto anti niño», no se podría sostener, apunta. «Lo que sí hará es retratar mejor qué es cada cual y la calidad de sus discursos».

Por el contrario, la politóloga Miljana Micovic sí que cree que hay margen para activar ese voto «anti inmigració­n». «Desde luego que existe esa posibilida­d. La inmigració­n es un tema en el que está presente también la «espiral de silencio», –menos para los votantes de Vox–. «Mucha gente no expresa lo que opina sobre ello porque no sería lo políticame­nte correcto». «Frente a esta crisis, es posible que se reactive esa dimensión de la importanci­a de la inmigració­n y se perciba como un problema real, lo que puede influir en el voto». Lo que no cree es que esto aumente el electorado de Vox «porque el propio Gobierno, y el PP están tomando medidas de devolución de inmigrante­s y de proteger las fronteras, que para muchos ciudadanos ya es suficiente».

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EFE Protestas ayer en la puerta del hotel de Ceuta donde se alojaba Santiago Abascal

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