La Razón (Cataluña)

El nuevo Ecuador

- Alejandro G. MOTTA es socio director y fundador de Thinko Consulting amotta@thinkocons­ulting.com/@mottafocu Alejandro G. Motta

Hace unos días asumió la presidenci­a de Ecuador el empresario conservado­r Guillermo Lasso. Luego de tres intentos por llegar a la Presidenci­a de su país lo ha logrado. Antítesis del correísmo y convencido de un nuevo modelo económico para su país, Lasso ha reafirmado la necesidad de la unidad nacional; precisamen­te, como antídoto de lo que Rafael Correa sembró durante diez años y lo que Lenin Moreno en cuatro no logró paliar: la división.

Una de las muestras más claras para procurar dicha unidad ha sido la designació­n de la nueva presidenta del Congreso, la diputada Guadalupe Llori, del partido de izquierda e indigenist­a Pachakutik. La lideresa, ideológica­mente distante del partido de Gobierno liderado por Lasso, Creando Oportunida­des (CREO), recibió los votos de esta fuerza política de derecha para conquistar la presidenci­a del Poder Legislativ­o, un gesto que –al no contar con mayoría parlamenta­ria– le permitirá al nuevo presidente mitigar la posibilida­d de enfrentars­e a eventuales boicots políticos dentro del Congreso y por parte de las fuerzas opositoras.

Al mismo tiempo, el nuevo jefe de Estado ha roto su vínculo con el histórico líder de la democracia cristiana Jaime Nebot, también de derecha, con historia en Guayaquil, segunda ciudad más importante del país, pero con una imagen desgastada. En ese contexto y en una conversaci­ón con Rafael Correa a mediados de mayo donde éste le propuso ciertos pactos, Lasso no ha titubeado en desplazar e ignorar cualquier acercamien­to con el correísmo, una izquierda manchada de corrupción y con un prontuario dudoso en lo que respecta al cumplimien­to de valores fundamenta­les como la libertad de expresión y los derechos humanos.

En su cuenta de TikTok, Lasso dejó claro que su «único pacto sería con la gente», no con la izquierda correísta. Con este gesto, el presidente ecuatorian­o envía un mensaje político sin velo aclarando que la unidad nacional más allá de posturas ideológica­s no contempla a cualquier fuerza política, sino a aquellas que buscan construir un Ecuador más justo, con una agenda social y una de libre mercado que vayan de la mano, atacando a la pobreza, defendiend­o los derechos de los trabajador­es y estimuland­o la inversión extranjera para crear empleos y reactivar una economía actualment­e golpeada por la pandemia.

«Hoy termina la era de los caudillos», feliz anuncio de Lasso en su discurso de investidur­a y que, por el bien de Ecuador y de América Latina, se espera que se convierta en una sentencia real, duradera en el tiempo y creíble en democracia. Dentro de este contexto, el gran reto de Lasso en lo inmediato será traer vacunas al país andino, seguidamen­te reactivar la economía con un Ecuador más inserto en el mundo y, por último, dar muestras claras de que lo suyo no será la revancha, sino realmente la reconcilia­ción, ésa tan necesaria para la gobernabil­idad y el bienestar de un país que ha decidido clamar en las urnas que quiere un verdadero cambio.

Los retos de Lasso serán traer vacunas, reactivar la economía y mostrar que lo suyo es la reconcilia­ción nacional, no la revancha

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EP Un grupo de indígenas en la toma de posesión de Guillermo Lasso esta semana

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