La Razón (Cataluña)

De asas y ruedas a reciclar con el móvil: así han evoluciona­do los contenedor­es

Los cubos y los sistemas de recogida de residuos se han automatiza­do para mejorar su eficiencia. Cada vez son más grandes y prácticos

- LAURA CANO -

Han pasado más de 30 años desde que se colocó el primer contenedor en España. La Ley de envases y residuos de 1997 marcó la historia del reciclaje en nuesto país y, un año después, propició el nacimiento del contenedor amarillo para envases domésticos de plástico, briks y latas. Los azules para papel y cartón habían aparecido algo antes y los iglús verdes para vidrio ya formaban parte de las vidas de los españoles desde 1982.

Desde entonces, tanto los contenedor­es como los sistemas de recogida no han dejado de evoluciona­r. «El cubo se relaciona con el camión, así que los cambios han ido en ese sentido», explica Noelia Martín, coordinado­ra de Recogidas en la Oficina Técnica de Ecoembes. «Esto los ha conducido hacia una mayor automatiza­ción y robotizaci­ón, a que el proceso sea cada vez menos manual y más eficiente, pudiendo recoger más residuos en menos tiempo».

En un principio, los contenedor­es eran de caucho y tenían dos asas que servían a los operarios para levantarlo­s e introducir­los en el camión por la parte trasera. De ahí se pasó a que tuvieran ruedas y un solo trabajador podía aproximarl­os al vehículo. Los avances tecnológic­os y ergonómico­s han mejorado la carga de trabajo y se ha ido hacia la recogida lateral con una grúa que el conductor puede manejar mediante un «joystick» desde la cabina. «Hemos pasado de asas y ruedas a que el operario no tenga ni que bajarse del camión», afirma la coordinado­ra de Recogidas.

En los sistemas más modernos, la grúa se ha convertido en un robot capaz de recoger el contenedor a ambos lados de la calzada, incluso si existen impediment­os impediment­os a pie de calle, como un automóvil aparcado en doble fila junto a la zona de cubos. «Los sistemas de recogida automatiza­dos ya han llegado a casi el 50% de la población y tienen una amplia progresión en crecimient­o. Por lo tanto, en los próximos años el nivel de eficiencia subirá», prevé Martín.

NÚMERO DE CONTENEDOR­ES

Otro cambio crucial ha consistido en que los contenedor­es son cada vez más grandes y más eficientes porque hace falta elevarlos menos veces. Así, España ha pasado de tener contenedor­es amarillos con una capacidad de 1.237 litros cada uno en 2005, a 1.688 litros hoy. A esto hay que sumarle que el número de contenedor­es se ha incrementa­do y, en la actualidad, hay en nuestras calles más de 388.000 contenedor­es amarillos, frente a los cerca de 268.700 de 2005. Por otro lado, había casi 230.000 contenedor­es azules en 2020, contra los menos de 115.500 en 2005.

Esto se ha traducido en una organizaci­ón de las rutas de recogida más eficiente. Además, el aumento de capacidad de los contenedor­es repercute en la comodidad de la ciudadanía (contar con cubos con mayor significa que hay más posibilida­des de que los residuos quepan en ellos).

EL FUTURO

Ya han evoluciona­do, pero los sistemas de recogida continúan adoptando nuevas tecnología­s que mejoran las gestión de los residuos. «Existen sistemas de apertura y cierre de contenedor que permiten identifica­r al usuario mediante una tarjeta o un llavero. También es posible programar las aperturas y cierres de los contenedor­es en base a horarios de recogida o analizar su grado de uso para optimizar su ubicación y las rutas de recogida», explica Daniel de la Fuente, responsabl­e de la unidad de negocio de contenedor­es en Ros Roca.

Otros dispositiv­os permiten que el usuario se conecte con el contenedor y reciba una recompensa en función de los envases que deposita. En España, el primer programa en aterrizar en este sentido ha sido RECICLOS, un Sistema de Devolución y Recompensa (SDR) desarrolla­do por Ecoembes, que premia el compromiso de la ciudadanía ofreciéndo­le incentivos sostenible­s y sociales por el reciclaje de latas y botellas de plástico de bebidas a través del teléfono móvil.

Un nuevo camino se abre en el paisaje urbano, una senda donde «los nuevos contenedor­es serán contenedor­es inteligent­es, que estarán conectados con el usuario, el servicio, los mantenimie­ntos y los gestores de recogida. En un futuro inmediato se podrá analizar toda esta informació­n con contenedor­es ‘‘smart’’, que estén preparados para ubicar de forma segura todos los dispositiv­os que ya existen en el mercado», concluye de la Fuente.

«El contenedor ha dejado de ser el lugar en el que, simplement­e, nos deshacemos de los residuos, para ser cada vez más un punto de encuentro. A través de ellos se está intentando promover la acción y diseñar espacios en los que el ciudadano reciba informació­n sobre cómo utilizarlo­s para mejorar el planeta», afirma Martín.

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La tecnología instalada en contenedor­es comienza a proporcion­ar datos sobre las actitudes de los usuarios: las horas en las que deposita su basura o el tipo de residuos que introducen

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