Colau tumba el Hermitage en Barcelona amparándose en un legalismo
El Ayuntamiento asegura que «el Puerto se ha precipitado» pero les invita a negociar una nueva ubicación del museo
La alcaldesa de Barcelona tiene entre sus manos dos proyectos que la enfrentan no sólo a buena parte de la sociedad civil, sino también al PSC, sus socios de gobierno. Y son la ampliación del aeropuerto y la ubicación de la sucursal del museo Hermitage en el puerto. Mientras el empresariado se prepara para un acto el próximo día 2 con motivo del aeropuerto, la alcaldesa dio ayer carpetazo al museo después de que el Puerto se aliara esta semana con el Liceo para sacarlo adelante sin el apoyo del Ayuntamiento. El gobierno municipal, sin embargo, ha denegado el acuerdo entre las dos instituciones, un trámite imprescibdible para que el proyecto museístico saliera adelante. «El Puerto se ha precipitado», apuntó la teniente de alcalde de Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad, Janet Sanz, quien aseguró que a partir de ahora se abre una «nueva etapa» para acordar un nuevo proyecto en el que haya la implicación de otros actores, incluido el Gran Teatro del Liceo, y en un espacio mayor que el de la nueva bocana del puerto.
Sanz se mostró meridianamente clara, ya que la iniciativa que los impulsores del Hermitage quieren desarrollar no tiene cabida en los 12.000 m2 de la nueva bocana: «En esta parcela no cabe». Por ello, y pese a dejar sin efecto la concesión en el Hermitage, el gobierno municipal ha tendido la mano al Puerto de Barcelona y el resto de actores privados para conseguir un «proyecto nuevo en el que quepa el Liceo y el resto de instituciones interesadas», con más espacios y un edificio central más grande.
Sanz ha explicado que, en comisión de gobierno, se ha decidido denegar el convenio entre Ayuntamiento y Puerto, un trámite que era imprescindible para que el proyecto del Hermitage aprobado por la institución portuaria acabara siendo una realidad. Asimismo, después de que se otorgara la concesión, el consistorio también ha decidido denegar las alegaciones presentadas contra los informes urbanísticos y de movilidad que solicitó el gobierno de Barcelona para rechazar el proyecto.
El pasado martes, el Puerto se descolgaba del Ayuntamiento aprobando la concesión administrativa necesaria para sacar adelante el proyecto del Hermitage en la nueva bocana sin el permiso del Ayuntamiento y, de hecho, con su voto en contra. La situación, por lo tanto, es de ruptura total después de que el gobierno municipal solicitase más tiempo el martes para evaluar el proyecto tras la alianza del Hermitage con el Liceo. El Puerto explicó que la concesión aprobada está condicionada a que, en un plazo máximo de dos meses, los promotores presenten un proyecto entre el Hermitage y el Gran Teatro del Liceo. Según la autoridad portuaria, el proyecto del Hermitage atrae una inversión privada de 50 millones de euros y puede generar 377 puestos de trabajo.
Mientras, la ruptura en el seno del gobierno municipal se ha hecho visible con la puesta en escena. Los dos socios han evitado comparecer conjuntamente. Después de Sanz ha aprecido la teniente de alcalde Laia Bonet (PSC) quien ha asegurado que «si el Puerto se precipitó, lo que no puede pasar es que el Ayuntamiento también se precipite». Bonet ha lamentado que el «no» al Hermitage son «mensajes negativos que ponen palos en las ruedas para las negociaciones» y advirtió que los promotores quieran llevar el caso a los tribunales.
A pesar de las diferencias entre los dos partidos de gobierno, Sanz asegura que ambos grupos coinciden en que hay que «abrir una nueva etapa» y que hay «voluntad política» para conseguir una propuesta mejor. Este viernes, en el pleno ordinario en el Ayuntamiento, la alcaldesa ha insistido en que hay proyectos alternativos al Hermitage para la nueva bocana, poniendo como ejemplos el Liceo o el European Urban Tech.