La Razón (Cataluña)

El Anadolu Efes puede con el miedo y con el CSKA

- POR M. RUIZ DÍEZ

El Anadolu Efes repite. En 2019 jugó la final en el Buesa Arena ante el CSKA. Perdió. La reedición de aquel partido fue un duelo salvaje. Los turcos mandaron por 21 y estuvieron a un paso de quedarse sin final. La exhibición de Micic (25 puntos, 3 rebotes y 6 asistencia­s) fue contrarres­tada por Clyburn (26 puntos y 7 rebotes) y los rusos llegaron a disponer de dos triples para colarse en la final. Los turcos sobrevivie­ron. Superaron al miedo y al CSKA.

Ataman está empeñado en que el universo debe una Euroliga a su equipo. Al de la temporada pasada, al de la anterior y al de la mayoría de los partidos de la primera fase este curso. Ese fue el Efes que se vio en los dos primeros cuartos. La versión fluida, alegre, vertiginos­a, con acierto exterior y con un ritmo en el perímetro excesivo para cualquiera. Micic gobernó el partido como si quisiera justificar su condición de MVP. El serbio quiere despedirse a lo grande. La próxima temporada jugará con los Thunder y su control de la situación haría salivar a más de uno en Oklahoma.

En el CSKA el único que honró la tradición del Ejército Rojo durante muchos minutos fue Clyburn.

El alero estadounid­ense es la única pieza decisiva que queda del último título. Superada su lesión de rodilla cuesta encontrar un alero de su calidad en Europa. Sus 15 puntos antes del descanso permitiero­n al CSKA sobrevivir en medio de un vendaval. El acierto de Beaubois, los detalles de Larkin, la circulació­n del balón, cinco tapones, la presencia de Sanli, lo de Micic... Como el balcánico siguió con su particular máster, el Efes tuvo cara de finalista muy pronto, pero...

Los fantasmas de los tres últimos partidos de cuartos ante el Madrid terminaron por aparecer. Lundberg se empeñó en que los rusos no podían rendirse. Una de sus acciones provocó una monumental bronca entre Ataman y Larkin. El seísmo en el banquillo alimentó la esperanza de los rusos. Lo que eran 21 puntos de diferencia empezaron a bajar. A Micic, que apenas se había sentado un minuto, le pudieron el cansancio y las faltas. El CSKA no desfalleci­ó. Siguió remando y entró con la final a la vista en el último minuto (86-87), pero Clyburn y Hilliard no acertaron con sus triples. El Anadolu Efes respiró y volverá a luchar por el título.

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