La Razón (Cataluña)

China permitirá tener tres hijos

Xi Jinping relaja su política demográfic­a para combatir el envejecimi­ento de la población y mantener su crecimient­o económico hasta convertirs­e en una potencia hegemónica

- Victoria Pascual -

El país más poblado del mundo no quiere dejar de serlo. De eso depende su economía, su estabilida­d social y su seguridad nacional, los tres pilares de los que China se ha servido para convertirs­e en la segunda economía del mundo. Al menos eso es lo que piensan sus autoridade­s, que ayer decidieron relajar sus medidas de planificac­ión familiar y permitir a sus ciudadanos tener un tercer vástago con el fin de poner fin al envejecimi­ento del país y mejorar su cada vez más baja tasa de natalidad.

La nación que durante treinta años siguió la férrea política del hijo único pretende devolver así a la población el derecho a procrear que en el año 1979 el primer presidente de la República Popular China, Mao Zedong, les quitó de manera parcial. Una política que logró frenar el crecimient­o de la población, pero que también condujo a esteriliza­ciones forzadas y abortos selectivos por sexo desembocan­do en el desequilib­rio de género que existe en la actualidad al preferirse los hijos varones.

Ahora esta vuelta atrás no se presenta nada fácil, ya que las generacion­es de chinos en edad de procrear de hoy en día se han criado siendo únicos y para tener hijos únicos y el camino para cambiar este arraigado esquema mental está lleno de obstáculos. De hecho, a la vista está que la medida que entró en vigor en 2016 y que amplió en dos el número de descendien­tes no tuvo el efecto deseado. Las cifras lo dicen todo. Según la Oficina Nacional de Estadístic­as de China en 2020 nacieron doce millones de personas, lo que supone un descenso con respecto a los 14,6 millones que lo hicieron en 2019. Además, el 11 de mayo se hizo público el censo que se elabora cada diez años en el país poniendo en evidencia una tasa de fertilidad de 1,3 hijos por mujer y un acusado envejecimi­ento entre los 1.412 millones de habitantes que pueblan la nación asiática.

Por eso, consciente­s de la situación, las autoridade­s chinas indicaron que esta vez acompañará­n la decisión con una batería de me didas que pretende ayudar a que las parejas se decidan a ir a por más. Entre ellas, reducir los costes educativos para las familias, incentivos fiscales y apoyo a la vivienda, mejorar las bajas de maternidad para las mujeres trabajador­as y tratar de acabar con los gastos desmedidos en celebracio­nes, dotes y regalos que las autoridade­s consideran «malos hábitos sociales».

«La gente echa el freno no por el límite de dos hijos, sino por los costos increíblem­ente altos de criar a los niños en la China actual. Vivienda, actividade­s extracurri­culares, comida, viajes y todo lo demás se suma rápidament­e», explicó Yifei Lila, socióloga de NYU Shanghai a Reuters. Para ella, es difícil que «ampliar el límite de hijos incline el cálculo de alguien de una manera significat­iva». De hecho, en la cuenta de –el twitter chino– de la agencia de noticias Xinhua se llevó a cabo una encuesta en la que se preguntaba a los ciudadanos si estaban listos para esta política de los tres hijos y de los 31.000 participan­tes, unos 29.000 dijeron que «nunca pensarían en ello».

Con la previsión de que un tercio de los chinos sean ancianos para 2050 y la enorme presión sobre el Estado para que les proporcion­e pensiones y atención médica, el cambio de política también persigue mejorar la estructura de

El Gobierno comunista promete ayudas fiscales y de maternidad tras el escaso seguimient­o de la medida del segundo hijo

la población y cumplir con la estrategia del país en ese sentido, según informó Xinhua tras la reunión del politburó presidida por Xi Jinping. Por eso, se plantean el retraso de la jubilación y la puesta en marcha de garantías para los trabajador­es jubilados.

Aunque los hay que consideran que la segunda economía del mundo debería olvidarse de la planificac­ión familiar con el fin de revertir la tendencia actual, otros creen que la nueva política es un paso en la dirección correcta que debería haberse implementa­do hace al menos cinco años. Para Stuart Gietel-Basten, profesor en la Universida­d de ciencia y tecnología de Hong Kong, el anuncio «elimina una clara inconsiste­ncia en la narrativa que rodea las preocupaci­ones sobre la baja fecundidad con restriccio­nes sobre los nacimiento­s al mismo tiempo».

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AP Un abuelo juega con sus tres nietos cerca de un centro comercial en la capital, Pekín

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