Duermevela
Dado que Alberto Garzón se define a sí mismo «ni de izquierdas, ni político, soy comunista y economista» y dado que ostenta la cartera ministerial de Consumo, lo que en gobiernos del PP equivalía a una dirección general, entiendo menos su actitud, no de perfil sino de espaldas, a la subida desorbitada del precio de la electricidad.
Si el comunista y economista Garzón ya decía que la reducción del IVA en las mascarillas no significa que repercuta en el precio que tiene que pagar el consumidor, entiendo perfectamente que esté mucho más preocupado, dónde va a parar, en la ingesta de cafeína que sí que repercute directamente en el consumidor, si total el IVA de la luz tampoco repercutirá en el precio.
Si la pandemia ya nos había cambiado nuestros hábitos de vida, higiene, mascarillas, burbujas, convivientes, no convivientes y máster en vacunas, ahora estamos haciendo una inmersión acelerada de los tramos horarios: punta, llano y valle, y de los electrodomésticos que más consumen.
Estoy planteándome lo de pasar la noche en duermevela con las alarmas del móvil para las tareas domésticas de cocina, horno, plancha, aspirador, lavadora, secadora y lavavajillas –qué trajín–- y, sin las bebidas energéticas y la cafeína, no morir en el intento de, una vez hechas las tareas, irte a trabajar y rendir al cien por cien.
A ver qué hacemos cuando estemos de vuelta en casa y nos coincida la punta del tarifazo con la de calor, si no conviene poner el aire acondicionado en ese tramo. Más vale que el Gobierno de izquierdas, ese que hizo bandera de bajar el precio de la luz, habilite lugares públicos acondicionados para la tarde noche o me planto con la tumbona en el aeropuerto de Barajas, que en algún momento tendré que descansar de tanta ignominia.