La premonición son las discotecas
«Fangoria es el único grupo de música que sabe adelantarse al momento actual y ya anuncian el estallido social del verano»
Casi a punto de llegar al ansiado final de la pandemia, que ha detenido el tiempo en un instante de hechuras eternas, vuelven a abrir bares y discotecas en donde quizá mañana pueda volverse a bailar. Fangoria, que lee el presente mejor que Rappel los posos del café de cápsulas, ha grabado nuevas canciones bajo el título genérico de «Existencialismo pop». Un título adecuado a la época que vivimos, siempre que lo tomemos en el sentido warholiano, pues en el pop son más importantes las vivencias subjetivas que las objetivas, dada su incapacidad de perdurar más allá del goce del instante feliz. El día que suene en las discotecas la canción que ha avanzado Fangoria será un destello de luces estroboscópicas, colorines y mascarillas al aire, como si se hubiera terminado la primera guerra bacteriológica, todos al grito de «Carpe Diem es la única verdad, tenemos que seguir burlando el porvenir, lo que será será. Es tiempo de vivir». Lo que no es un mal consejo: creer en el momento actual. Y volver a bailar, volver a amar y volver a vivir a lo loco, como en los años 20.
Fangoria es el único grupo que sabe adelantarse al momento actual. Anuncia que ha vuelto el revival tecno de los años 80, presagio del estallido social que se presume para este verano, el del desconfinamiento. En «Momentismo absoluto» cantan: «Vivo minuto a minuto. Al futuro lo he dejado atrás. El ayer me atormentaba, el mañana me asustaba, solo creo en el momento actual». En la portada, que tendrá diversos formatos tradicionales además del digital, los dos componentes de Fangoria posan como los protagonistas de «Los Vengadores»: Emma Peel y John Steed, con los trajes típicos de la serie de los 60: él, traje de Pierre Cardin con bombín y paraguas, ella, ajustado mono de cuero negro. El primer vídeo de «Existencialismo pop» es el tema «Momentismo absoluto». Parábola pop de un mundo robotizado que recuerda a la espantosa distopía que más se ajusta al mundo actual: «Un mundo feliz» (1932). En esta novela futurista de Aldous Huxley se avanzaba premonitoriamente la Agenda 2030 del plan comunista de Davos a escala global, cuya primera predicción o mandamiento dice: «En 2030 no tendrás nada y serás feliz». Las colas del hambre son el augurio de su negro presagio distópico. En el vídeo de Fangoria, viven todos robotizados y lobotomizados, manejados por el Mago de Oz a los mandos de una tecnología retro. Consumen una dieta vegetal que tiene similitudes con la droga antidepresiva «soma» de los resignados habitantes de ese mundo feliz sin disidencia. Pero, inesperadamente, todos comienzan a bailar desaforadamente mientras Alaska canta: «Y no me permito previsión ni profecía. La tendencia viene siendo improvisar. No voy a discutir, es tiempo de vivir. Lo que será, será. Mi nueva religión, la impermanencia»
Las dos palabras clave de la canción son «momentismo» e «impermanencia», conceptos que desbaratan los planes previstos por el doctor Maligno Global y que alienta la vuelta a la vieja normalidad, cuando la gente salía, se divertía en las discotecas y se pasaba la noche bailando. Alaska ya movía la cadera, también movía el pié, la tibia y el peroné a ritmo de High Energy en los movidos años 80. Esta semana se abren las discotecas sin opción a bailar, lo que no deja de ser un contrasentido, pero se anuncian las actuaciones en directo de los grupos musicales y los bolos por pueblos y fiestas veraniegas. Fangoria se adelanta a ese momento ansiado, la explosión social de la pista de baile con un tema que reivindica el Carpe Diem o goza el presente y baila. «Momentismo absoluto» se rebela contra una vida robotizada como la que nos hemos obligado a vivir bajo la amenaza del virus chino, cuyas secuelas están siendo muerte, aislamiento y depresión. Vacunados, toca salir y bailar, y el desfase, si los globalistas no se inventan otra pandemia, será espectacular.