En busca de vida a los confines de Venus
La NASA acaba de comunicar que entre 2028 y 2030 planea explorar ese planeta para estudiar tanto su atmósfera como su superficie ¿Podríamos encontrar señales de vida?
Es sorprendente cuánto desconocemos acerca de Venus. Nuestro otro vecino, Marte, ha captado la atención de la humanidad con mucho más éxito. Tal vez por su color o por aquellos famosos canales que vio Schiaparelli y que, por culpa de las malas traducciones, nos hicieron creer que había acueductos sobre el rojo regolito marciano. Sea como fuere, el motivo por el que Venus ha sido menos explorado que su hermano rojo se debe mayormente a otros aspectos mucho menos sociales.
Así, mientras que Marte es un desierto encarnado que alcanza temperaturas de 140 grados bajo cero, Venus es un verdadero infierno de 464 grados centígrados. No hace falta añadir más datos para entender por qué hemos explorado mucho más a Marte, pero si a todo esto le sumamos el detalle de que en Venus llueve ácido, despejaremos cualquier duda que pudiera quedar al respecto. Venus es en realidad hostil y precisamente por ese motivo las últimas declaraciones de la NASA se vuelven especialmente emocionantes: acaban de seleccionarse las dos misiones por las que la agencia espacial apostará para llevarnos a Venus entre los años 2028 y 2030. Si todo sale según lo planeado inicialmente, podremos estudiar su atmósfera y su superficie como nunca lo habíamos hecho antes. Y los nombres de estas misiones son DaVinci+ y Veritas.
Explorar la atmósfera
De esta manera, el cometido de Da Vinci es explorar la atmósfera de Venus, haciendo referencia al sueño que el genio italiano albergaba por volar. Más concretamente, se especializará en medir la composición exacta de la atmósfera, algo que hasta ahora solamenye hemos podido hacer de forma aproximada, con las limitaciones propias de la gran distancia que nos separa. separa. De este modo, podremos comprender cómo ha ido cambiando Venus hasta tener el equilibrio de sustancias que ahora posee en su atmósfera. Más allá de la pura curiosidad, la esfera que sumergirán en la atmósfera venusiana nos hablará de nuestro futuro. Una de las grandes incógnitas de este sistema solar en el que vivimos es por qué Venus se ha convertido en un invernadero aparentemente inhabitable mientras que la atmósfera de la Tierra ha evolucionado de una forma tan diferente. Entenderlo permitirá comprendernos mejor a nosotros mismos.
Por supuesto, un análisis de la composición de su atmósfera podría ayudar a entender mejor los controvertidos resultados que coparon los titulares a finales del año 2020. En ellos se hablaba de la presencia de fosfina en Venus, un gas que, presuntamente, solo podía estar producido por formas de vida, al menos, en las condiciones que decían haberlo encontrado. Desde entonces se ha cuestionado enormemente la metodología y el análisis de los resultados obtenidos, poniendo en jaque la existencia de dicho gas. Un estudio de proximidad podría deshacer el entuerto de una vez por todas y aclarar si, efectivamente, podemos seguir hablando de vida en Venus.
«Teselas» similares
Si bien DaVinci+ tomará imágenes de gran calidad del suelo venusiano, permitiéndonos estudiar las llamadas «teselas» que parecen similares a nuestros continentes, el verdadero papel de cartógrafo recaerá en
Veritas. Esta misión orbitará en torno a Venus empleando un radar de apertura sintética con el que barrerá su superficie para analizar los relieves y valles del planeta. O sea que, mediante emisiones infrarrojas, Veritas estudiará la composición de las rocas de la superficie venusiana y analizará si sus volcanes siguen activos y liberando vapor de agua. Estos datos serán de principal importancia para entender el clima y las condiciones de nuestro vecino planetario. Gracias a ellos podremos crear simulaciones más precisas y programar misiones más ambiciosas para un futuro no tan remoto.
Como vemos, la búsqueda de vida es únicamente uno de los puntos que se contemplan en esta nueva era del planeta Venus. Una época que nos traerá si duda grandes sorpresas y, con suerte, la respuesta a esa pregunta que nos ronda en la mente a todos: ¿es la vida tan única como parece?
Pese a ser un planeta vecino, sus condiciones son mucho más extremas que en Marte: 464 grados y lluvias ácidas