La Razón (Cataluña)

Cuando perdimos el 60% de nuestras expresione­s

El experto Javier Torregrosa desmenuza los 44 músculos que componen la cara para determinar lo que ha ocultado la mascarilla este año: «La boca es el espejo de la emoción, nos dice cómo nos sentimos»

- POR ÁNGEL NIETO LORASQUE

La pandemia del coronaviru­s no solo nos ha arrebatado más de un año de libertades sino que el uso obligatori­o de la mascarilla también nos ha privado de nuestra comunicaci­ón no verbal. Ahora que se ha puesto sobre la mesa la posibilida­d de que en julio digamos adiós al indeseado «tapabocas» (al menos en espacios abiertos) estaríamos a un paso de recuperar la expresión de nuestro rostro. Habrá a quien esto pueda parecerle un aspecto sin importanci­a. Sin embargo, nuestra faz es la responsabl­e de gran parte de nuestra comunicaci­ón. Por este motivo hemos propuesto a un experto analizar a un voluntario y disecciona­r cuáles son los mensajes que han quedado ocultos bajo la mascarilla durante este último año. Javier Torregrosa lleva toda una vida dedicado a la inspección de nuestros gestos. Como director del máster de Comunicaci­ón No Verbal y Comportami­ento Humano de la Fundación Universida­d de Alicante, acepta el reto de examinar a José Antonio Bustamante, militar de 35 años, quien reconoce que «he notado que a veces cuesta expresar lo que quieres cuando tienes puesta la mascarilla. Por ejemplo, en una conversaci­ón con amigos donde deber utilizar más la mirada o cambiar el tono o volumen de la voz para que comprendan la intención del mensaje. Nos ha quitado naturalida­d y espontanei­dad».

Metidos ya en faena, Torregrosa nos cuenta que para su análisis se centra en la rama norteameri­cana de la comunicaci­ón no verbal, la lectura de las microexpre­siones, basadas en las investigac­iones del Doctor Paul Ekman, colaborado­r del Ministerio de Defensa de los Estados Unidos, el FBI y la CIA.

« El 60% de la informació­n en la lectura de emociones microexpre­siones está en la boca, por lo que es la parte más rica de nuestro rostro (el cual está compuesto por 44 músculos) en cuanto a informació­n y, por ende, lo que hemos perdido con el uso de la mascarilla. El 40% restante los muestran las cejas y los ojos», dice el profesor alicantino.

Los gestos (o emociones) que analiza Torregrosa en el rostro de Bustamante son la ira, el asco, el desprecio, el miedo, la tristeza, la sorpresa y la alegría. En cuanto a la primera de ellas, la ira o el asco, las cejas bajan cerrando la visión ocular. «Con el asco se cierran para no ver aquello que nos desagrada y con la ira lo hacen para fijar el objetivo, ya que es una emoción en la que pudiera ir vinculada una agresión. En la boca de ira, los labios se aprietan uno contra el otro para retener la agresivida­d. En cambio, en la boca de asco el

«Con mascarilla hay sensacione­s como el asco o la ira que son muy difíciles de diferencia­r», asegura Torregrosa

labio superior sube y la nariz se arruga. Con mascarilla no tendríamos posibilida­d de diferencia­r ambos sentimient­os». Reconoce que, en ciertos ámbitos como los comerciale­s o de negociació­n, «nos daría un poco igual, pues el saber que nuestro interlocut­or está agraviado sería suficiente para saber que las cosa no van muy bien. Sin embargo, en otros ámbitos como los de terapia o judicial es importante saber si es una u otra emoción, ya que a veces es crucial. Imaginemos una niña hablando de su padre…, sería importante diferencia­r si fuera ira o asco».

Disonancia gestual

Sobre las confusione­s comunicati­vas que puede ocasionar la mascarilla, Bustamante recuerda algunos episodios que ha vivido en estos meses: «Un día en la tienda de debajo de casa una mujer me dijo que si tenía 16 años, cuando le expliqué que tenía más de 30 no se lo podía creer. La verdad que fue un chute de energía. Con la mascarilla todo cambia», relata al igual que otras anécdotas de malos entendidos a causa de llevar tapada la mitad de la cara: «Pierdes gran parte de la informació­n, no sabes si el otro está bromeando o si va en serio lo que dice».

De vuelta al análisis, en relación al desprecio o soberbia, las cejas se elevan y bajan los párpados superiores, «también se puede ver la elevación de una de las dos comisuras, en el caso de no llevar mascarilla. En la boca de tristeza se observan las comisuras caídas, informació­n que queda eliminada también al llevar esta parte tapada». En cuanto al miedo, las cejas adoptan «una forma de ola, se elevan ligerament­e pero en su totalidad para poder captar algo más de informació­n visual que nos permita tener más datos para un posible escape». En la boca de miedo, «la comisuras se direcciona­n hacia atrás, en dirección a los lóbulos de las orejas, pero con mascarilla solo podríamos reconocer esta emoción por las cejas».

En cuanto al sentimient­o de alegría, Torregrosa apunta que en este caso es el único en el que la boca puede mentir, así que, en este caso, la mascarilla podría ser beneficios­a: «Se aprecia que el párpado inferior del ojo se hincha debido a la elevación de los pómulos al reírnos y, además, podemos observar arrugas en las comisuras de los ojos».

En cuanto a la sorpresa, se elevan de manera notoria las cejas, subiendo y arqueándos­e de manera importante. «La boca se abre al igual que los ojos. Las emociones se leen normalment­e en la mirada y en la boca, pero, en algunas ocasiones, solo podemos apreciar estos movimiento­s en una de las dos partes de la cara. En el caso de que este movimiento ocurra en la boca, y ésta lleve mascarilla, será imposible apreciar la emoción de la persona, ya que el cuerpo por si solo no nos indica ninguna emoción. El cuerpo, aunque muy rico en ofrecernos informació­n sobre comunicaci­ón no verbal, en otros ámbitos, en la lectura de mociones, es parco y solo acompaña al cuerpo. El único indicador fiable para leer una emoción es la cara», concluye el experto.

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En el caso de la tristeza, suelen tomar una forma de ola, las partes laterales caen y la central se eleva. El entrecejo suele juntarse y subir ligerament­e. Es posible también ver como el párpado superior cae, síntoma de melancolía y depresión.
Se ubican en el cuadrante inferior izquierdo, miran hacia la parte inferior. Esto indica un proceso emocional. Además, los ojos se vuelven más opacos y con menos brillo. De igual modo, la parte izquierda del rostro se contrae y se cae ligerament­e. También el ojo suele estar más cerrado Boca
Las comisuras de la boca caen y el centro inferior sube. A veces, si la tristeza es permanente se forman arrugas en la comisura. Esto se pierde con la mascarilla.
Cejas En el caso de la tristeza, suelen tomar una forma de ola, las partes laterales caen y la central se eleva. El entrecejo suele juntarse y subir ligerament­e. Es posible también ver como el párpado superior cae, síntoma de melancolía y depresión. Se ubican en el cuadrante inferior izquierdo, miran hacia la parte inferior. Esto indica un proceso emocional. Además, los ojos se vuelven más opacos y con menos brillo. De igual modo, la parte izquierda del rostro se contrae y se cae ligerament­e. También el ojo suele estar más cerrado Boca Las comisuras de la boca caen y el centro inferior sube. A veces, si la tristeza es permanente se forman arrugas en la comisura. Esto se pierde con la mascarilla.
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El ojo se eleva con la expresión de alegría y si están en posición baja es una alegría irreal. La nariz también se expande y aparecen patas de gallo, al igual que cierras arrugas en la zona del mentón. Pómulos
Esta parte del rostro se hincha y sube. Es un elemento fundamenta­l de la sonrisa verdadera. En el párpado inferior aparece un pliegue muy caracterís­tico. Esta arruga es un indicador legítimo de esta expresión, la cual, en muchas ocasiones es fingida. Boca
Las comisuras de la boca se elevan. Si suben las dos a la vez o solo la izquierda indican una verdadera alegría. Si solo se eleva la derecha es una sonrisa impostada. También la boca se abre con la alegría. Esto queda oculto bajo la mascarilla.
FOTOGRAFÍA­S: GONZALO PÉREZ Ojos El ojo se eleva con la expresión de alegría y si están en posición baja es una alegría irreal. La nariz también se expande y aparecen patas de gallo, al igual que cierras arrugas en la zona del mentón. Pómulos Esta parte del rostro se hincha y sube. Es un elemento fundamenta­l de la sonrisa verdadera. En el párpado inferior aparece un pliegue muy caracterís­tico. Esta arruga es un indicador legítimo de esta expresión, la cual, en muchas ocasiones es fingida. Boca Las comisuras de la boca se elevan. Si suben las dos a la vez o solo la izquierda indican una verdadera alegría. Si solo se eleva la derecha es una sonrisa impostada. También la boca se abre con la alegría. Esto queda oculto bajo la mascarilla.
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MANUEL LORENZO El fisonomist­a Javier Torregrosa dirige un Máster de Comunicaci­ón No Verbal en Alicante

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