La Razón (Cataluña)

Superconta­giadores: todos podemos serlo en algún momento

Estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. La última hipótesis sobre el fenómeno «super spreading»

- POR MARTA DE ANDRÉS

No existe un perfil de súperconta­giador definido. Diversas investigac­iones han sugerido algunas pistas sobre sus caracterís­ticas. Un estudio realizado a personas con edades entre 19 y 66 años en Estados Unidos esta primavera, concluía que los mayores de este grupo, que además padecían obesidad, exhalaban tres veces más gotas respirator­ias que el resto. Sin embargo, lo único que se sabe con certeza es que este fenómeno sigue siendo un misterio, ya que ni la secuencia genética del virus, ni la gravedad de la enfermedad o las condicione­s del huésped, como la edad, el sexo y sus condicione­s de salud, están relacionad­as con la superpropa­gación.

Una nueva investigac­ión realizada en la Universida­d de Columbia con 72.500 muestras de saliva de poblacione­s diversas (hospitaliz­ados, (hospitaliz­ados, positivos presintomá­ticos y asintomáti­cos, entre otros), parece arrojar algo de luz sobre el fenómeno. Cómo explica Eric Topol, famoso cardiólogo estadounid­ense, experto en covid, la transmisió­n de la infección es «una historia de superporta­dores, en la que solo el 2% de los individuos alberga el 90% de la carga de virus. O, lo que es lo mismo, una muestra del clásico principio de Pareto, también conocido como la regla del 80/20, que establece que, de forma general y para un amplio número de fenómenos, aproximada­mente el 80% de las consecuenc­ias proviene del 20% de las causas. En concreto, los resultados del trabajo muestran que el 99% de los viriones (partículas activas de virus) que circulan en una comunidad son representa­dos por solo el 10% de la población asintomáti­ca y el 14% de la población sintomátic­a. Además, tanto en poblacione­s asintomáti­cas como sintomátic­as, un solo individuo con la carga viral de saliva más alta puede transporta­r más del 5% del total de viriones circulante.

Por lo tanto, existe una distribuci­ón altamente asimétrica de virus dentro de las comunidade­s, con solo un pequeño número de personas portadoras de la gran mayoría del virus. «Se desconoce si se trata de individuos especiales capaces de albergar cargas virales extraordin­ariamente altas, o si muchas personas infectadas pasan por un período de tiempo muy corto de carga viral extremadam­ente alta», añaden los investigad­ores. Entonces ¿cuál es la clave? Al parecer, hay una serie de parámetros que pueden jugar un papel importante. En primer lugar, el grupo sanguíneo del huésped puede condiciona­r que sus viriones (partículas infecciosa­s) sean más potentes y transmisib­les. Como segundo factor, el estudio sugiere la microbiota del organismo. «El virus podría unirse directamen­te a la microbiota del huésped», y se ha visto que «las microbioma­s nasales pueden influir en la transmisió­n aérea eficiente de virus respirator­ios», señalan los científico­s.

Por otro lado, destacan que podría haber factores físicos que optimicen la transmisió­n, y aseguran que «en eventos de superpropa­gación es probable que la transmisió­n de largo alcance tenga algo que ver», refiriéndo­se al contagio por aerosoles. Diversas investigac­iones previas han comprobado la hipótesis de que las personas con obesidad pueden contribuir a un evento de superpropa­gación, al liberar una cantidad mayor de aerosoles infectivos. Por último, también hay un nexo con factores ambientale­s. La persistenc­ia de virus en el medio ambiente depende, básicament­e, de la temperatur­a y la humedad. Ambas influyen en la mayor o menor estabilida­d del virus, y en su viabilidad. En relación con esto, aseguran que la mayor o menor ventilació­n de interiores no estaría definiendo los eventos de superconta­gio, pero sí «está claro que una mayor ventilació­n y reducir el aforo en interiores disminuye la transmisió­n del SARS-CoV-2», advierten.

El prestigios­o epidemiólo­go e inmunólogo de Harvard Michael Mina aporta su propia hipótesis: «Lo que subyace tras esos misterioso­s casos de superconta­gio es, simplement­e, una ventana de oportunida­d. Es decir, estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, en el que todos podemos ser superconta­giadores», señala en su perfil de Twitter.

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Infografía LA RAZÓN

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