La mejor cara de «The Joker» toma la NBA
El serbio Nikola Jokic, MVP de la temporada. Hace años se bebía tres litros de Coca Cola tras cada partido
EnEn la primera noche que Nikola Jokic pasó en Estados Unidos para jugar ya allí, pidió un helado de postre en la cena. Ofreció al resto, pero como nadie más quería se lo tomó entero él solo. Fue ahí cuando los directivos de los Nuggets comprendieron que había que cambiar alguna cosa en su dieta para reducir esos 130 kilos de peso. Pero sin pasarse, porque Nikola Jokic, el serbio que ha sido elegido el MVP de la NBA esta temporada, era un jugador al que había que cuidar, moldear quizá, pero aprovechando hasta el final todos sus recursos. Que eran, como sabían en los Nuggets cuando le eligieron en el número 41 del draft, ilimitados.
Su talento chocaba frontalmente con su presencia. Un deportista deportista regordete y con evidente alergia a los gimnasios. Los directivos compararon sus movimientos con vídeos de Marc Gasol de joven y decidieron dar un paso atrevido, pese a que la leyenda asegura que se bebía tres litros de Coca Cola tras los partidos.
Si los jugadores estadounidenses van creciendo con la idea de llegar a la NBA y destacar individualmente lo antes posible, en Sombor, una ciudad de Serbia que no llega a 50.000 habitantes, Jokic creció con la idea del juego colectivo y con el plan de pasárselo bien con sus hermanos y sus caballos. Eso es lo que le gusta: estar en la cuadra y que su caballo («El que atrapa sueños») gane carreras. «No habla», decía de su caballo, «pero hablamos».
Lo explicaban en un reportaje sobre él: el entrenador Michael Malone fue a verle y cuando llegó le dijeron que no era buen momento para haber ido. Desconcertado, no sabía que lo que le iba a desconcertar aún más era la razón. El caballo de Jokic había ganado una carrera. Y según el reportaje, uno de los hermanos le puso en antecedentes: «Eso significa que tenemos que beber toda la noche».
Aunque Jokic aún recuerda la oscuridad que la guerra dejó en su infancia, ahora, el baloncesto, los caballos y sus hermanos le definen, aunque quizá el orden no sea el correcto. Parece que en la casa que comparten en Denver ya han aprendido a hacer volar los drones fuera de la casa y no bajo techo, como tenían por costumbre. Allí han ido a jugar algunos directivos y en un tres para tres contra los hermanos de Jokic, más de un golpe contra el suelo se han llevado.
Aunque siempre con unas risas. Una de las preguntas que se suele hacer a los deportistas cuando empiezan es si van a saber mantener la cabeza en el suelo cuando lo más fácil sería perderla con todos los elogios que reciben. Es una pregunta absurda: uno nunca sabe que ha perdido la cabeza. Pero puede que Jokic sí, porque sus hermanos están ahí para recordárselo. Con ellos empezó a jugar al baloncesto y con ellos comparte esas ganas ganas de broma continua con las que crea vestuario. Mike Miller le puso el mote de «Joker», porque es imprevisible y acertó. «Es mi honor, mi trofeo, o lo que sea, pero ustedes son una gran parte de esto. Gracias a todos», ha dicho al nombrarle MVP.
No estaban sus hermanos cerca, por suerte. Sí lo estaban al firmar el contrato y cuando el jefe de los Nuggets se acercó, vio una cosa marrón, con forma extraña al lado. No olía, porque era de goma.