La Razón (Cataluña)

Ione Belarra: ¿dice amor cuando en realidad quiere decir sexo?

- Jesús Amilibia

Ione Belarra ha sentido la llegada de la primavera y de los capullos en flor y la inspiració­n de las almas sublimes. «El amor es el motor de la política», ha dicho. Quizá haya sido solo un golpe de calor. También es verdad que no aclara el amor a quien o a qué, únicamente que es «un motor de transforma­ción para alcanzar una mejor vida para todos». No sé yo si para todos, pero de momento los de Podemos entrenan o ensayan mucho entre ellos, lo cual ya supone un gran paso. Ahí están desde Pablo Iglesias e Irene Montero y el Kichi de Cádiz con la suya, hasta

Isa Serra y Del Olmo, pasando por la propia Belarra y su Nacho Ramos, al que va a ascender a miembro del Consejo Ciudadano Estatal del partido. Y es que las chicas podemitas miman a sus miembros, y los chicos de Podemos colocan muy bien a sus compañeras después de ponerse morados.

Al poder por la orgía endogámica. El público, ya muy mosqueado, malpiensa que Ione nos quiere vender la moto en línea con el nuevo espíritu benedictin­o del Apolo monclovita, ahora lleno de concordia y paz, embelesado con Junqueras: ya está a punto de prometerle que para el referéndum a la escocesa, él pone las gaitas si Oriol se encarga del whisky. Qué fiesta. Decía Woody Allen que el amor es la respuesta, «pero mientras esperas la respuesta, el sexo presenta algunas preguntas bastante buenas». Ahí le duele a la Belarra: ¿dice amor cuando en realidad quiere decir sexo? ¿Se refiere al amor o al poliamor? ¿Es el de los políticos un amor «queer», o sea, que son una cosa u otra, un sexo u otro, según cómo se levanten cada mañana? Porque hay quien piensa que muchos deberían apuntarse al nuevo sindicato OTRAS, el de las meretrices: son trabajador­es sexuales que nos dan por el saco con excesiva frecuencia. Como bien decía Kissinger, «el poder es el mayor de los afrodisíac­os», y ellos están sobrados de esa viagra, o sea, que si el amor es la necesidad de salirse de uno mismo (Baudelaire), los mandamases andan muy salidos. Amoroso, Sánchez recita cada día: «Ámame sin preguntas, que yo te amaré sin respuestas». Ideal para las ruedas de Prensa.

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