«Solo una vez»: Ariadna Gil, frente a la violencia de género
Regresa al cine con un filme de Guillermo Ríos sobre el maltrato
Para que un episodio de violencia machista adquiera la categoría de real parece que hay quien todavía hoy necesita la evidencia de la prueba irrefutable física. Guillermo Ríos nos advierte sin embargo en su ópera prima, «Solo una vez», la adaptación de la obra de teatro homónima creada por Marta Buchaca, de lo contrario: para considerar a una mujer como maltratada no es necesario que te desfiguren la cara, porque la sistematización del abuso contra la mujer tiene muchos vértices y manifestaciones que, por lo general, suelen producirse de formas aparentemente inofensivas. Ariadna Gil, vuelve a la gran pantalla tras cuatro años de parón cinematográfico desde que se llevara a cabo el estreno de la película «Zona hostil», dando vida a la terapeuta de una pareja formada por Silvia Alonso y Álex García que aseguran no encajar ni con el perfil de maltratador ni con el de víctima pero deben acudir al centro por un desafortunado episodio, confiesa a LA RAZÓN la existencia de estos arquetipos: «Lo cierto es que enseguida me tocó de lleno el guion cuando lo leí. Me interesó mucho el lugar desde donde se acercaba a un tema tan sensible porque en realidad no es una película en la que tú ves ese maltrato de forma evidente, sino que te muestra toda esa parte de las consecuencias, consecuencias, del después. ¿Qué ocurre en el momento posterior a la denuncia de un maltrato?», se interroga. «Estamos más acostumbrados al hecho de que un hombre niegue que es un maltratador que a la tesitura de que una mujer niegue, como le ocurre en este caso a Blanca, que es una persona maltratada», apostilla la actriz antes de aclarar que «las terapeutas con las que hablé, mientras preparaba mi personaje, que son por cierto profesionales tremendamente comprometidas, me contaban que es una cosa muy habitualsto. Que una no se reconozca como maltratada, a pesar de que sea real», recalca.
Desconstruyendo al hombre
Por su parte, Álex García («Antidisturbios», «Jauría») se reconoce acostumbrado a la revisión permanente de la masculinidad tóxica a raíz de su participación en la obra de «Jauría» (basada en los violadores de «La manada») y asegura ser consciente de sus defectos heredados: «Tanto en teatro como en cine al final tratamos de ponerle un espejo a la sociedad pero tú desde dentro te lo tienes que poner a ti mismo y aunque el maltrato es un tema del que se ha hablado mucho con cada uno de los que estuvimos en la obra de ‘‘Jauría’’, yo siento que todavía estoy aprendiendo y que sin duda seguiré haciéndolo». Sin embargo, el actor remata convencido que el martirio en la revisión de los comportamientos tampoco genera nada positivo. «Eso sí, sin irme ahora a ningún extremo. Tengo mucho incorporado de una masculinidad que no es la deseable que voy sacando poco a poco, pero tampoco me quiero convertir en un dictador sobre mí mismo, porque si no no podría salir a la calle ni a pasear».