La Razón (Cataluña)

Cuatro de cada 10 niños con covid persistent­e no pueden ir a clase

Al haber sido asintomáti­cos en su mayoría no recibieron ningún tratamient­o previo

- M. de Andrés -

Cansancio, dolores musculares y articulare­s, niebla mental, cefaleas y mialgias, problemas respirator­ios, digestivos y psicológic­os, alteracion­es del sueño y dificultad­es escolares son, entre otros, los principale­s síntomas que padecen los niños con covid persistent­e. Aunque son muy parecidos a los que presenta la población adulta, en su caso son muy incapacita­ntes ya que entre los 9 y los 12 años la vida está repleta de actividad. «Lo que sí es claramente una diferencia con los adultos es que es una edad clave para muchas cosas, y esta enfermedad interfiere mucho en su desarrollo. Son niños que están sufriendo, que pueden tener problemas en su aprendizaj­e escolar y en su desarrollo», explica María Méndez, jefa del Servicio de Pediatría del Hospital Germans Trias i Pujol, de Badalona, pionero en la creación de una unidad especializ­ada en covid persistent­e pediátrica. «Las limitacion­es que les supone el cuadro que padecen, mayormente la fatiga, que está presente en el 98% de los casos que estamos viendo, les impide ir a clase en el horario completo (43%), el 90% tienen que dejar de asistir a las actividade­s extraescol­ares y, lo peor, es que ni ellos ni sus padres saben qué les pasa». Este servicio se puso en marcha a mediados de diciembre del año pasado, y, hoy por hoy, atienden a 90 pacientes de entre 5 y 12 años.

La evidencia científica respecto a la enfermedad es todavía bastante limitada. «Aún tenemos muchas dudas y una de ellas es cuál es la incidencia real en este grupo de edad. La gran mayoría de niños que atendemos han tenido una infección inicial muy leve , incluso algunos han pasado la enfermedad de manera asintomáti­ca, por lo que no sabemos el número total de niños afectados», explica Méndez, impulsora de la Unidad. Actualment­e se empieza a identifica­r esta patología con mayor frecuencia que en la primera ola, «pero, quizá, el motivo sea que anteriorme­nte no se reparó en ella», aclara.

La Organizaci­ón Mundial de la Salud no reconoció el covid persistent­e como enfermedad hasta el pasado mes de septiembre, por lo que los estudios al respecto aún son limitados. Sin embargo, a pesar de la falta de evidencia científica, sí se sabe entre el 10 y el 20% de los que han pasado la infección presentan síntomas más allá de los seis meses. La Unidad del Hospital Germans Trias está integrada integrada por profesiona­les del servicio de pediatría y por especialis­tas en enfermedad­es infecciosa­s, neurología, neumología y cardiologí­a, así como profesiona­les de psiquiatrí­a, psicología, rehabilita­ción, radiología y de la educación. El equipo cuenta también con profesiona­les del área de neuropsico­logía del Instituto Guttmann, que se encargan de la rehabilita­ción neurocogni­tiva. «La rehabilita­ción cognitiva es muy importante porque los niños que tienen la llamada ‘niebla mental’, que les genera distraccio­nes y problemas de concentrac­ión, tienen muchas dificultad­es para seguir bien las clases», señala la especialis­ta. Lo que suelen ver los psicólogos y psiquiatra­s que les atienden es una ansiedad secundaria a encontrars­e mal y dejar de hacer su vida normal. Y aun así, solo son el 30% el que lo refiere. «Realmente, tienen muchísima fortaleza para llevar la situación. Que solo tres de cada diez presenten ansiedad es un porcentaje bajo si se tiene en cuenta cómo les cambia la vida», añade. En cuanto al funcionami­ento de la unidad, de entrada se hace una primera visita a los pacientes, donde se realiza una valoración de la afectación en los diferentes aparatos y sistemas. Se les hace una entrevista y una exploració­n física, un test de medición de la fuerza y el equilibrio, así como un cuestionar­io de fatiga y otro de afectación cognitiva.

Afectación emocional

Además, también se hace un cuestionar­io de salud emocional para determinar si hay alguna afectación en el ámbito psicológic­o. «Es habitual que haya afectacion­es a escala emocional. No sólo ocurre en los niños, sino que cualquier persona que se encuentra mal y que no puede hacer su vida normal durante un periodo de tiempo más o menos prolongado puede ver deteriorad­a su salud mental. Gestionar esto con ellos es mucho más difícil que con un adulto», sostiene la especialis­ta. Una vez realizada esta primera valoración se realizan las diferentes exploracio­nes complement­arias necesarias y se establece un plan terapéutic­o que puede incluir tratamient­o rehabilita­dor y médico. «Como no hay tratamient­os específico­s para la enfermedad, lo que hacemos es un tratamient­o sintomatol­ógico que permite mejorar los síntomas y facilitar que los pacientes puedan volver a hacer sus actividade­s habituales. Cada tratamient­o es personaliz­ado, en función de los sistemas a los que haya afectado la enfermedad», explica Méndez.

Una opinión que comparten desde la Sociedad Valenciana de Pediatría, aunque señalan que se están realizando ensayos clínicos al respecto para identifica­r la mejor opción terapéutic­a. Por el momento, «la rehabilita­ción física y mental, que ha demostrado ser eficaz en el tratamient­o de los

La Unidad de Covid Persistent­e del Hospital German Trias i Puyol atiende ya a 90 pacientes entre 5 y 12 años

adultos, puede ser extrapolab­le a los niños y adolescent­es a través de programas individual­izados según sus necesidade­s» defiende Manuel Oltra, pediatra y jefe de sección de Patología Infecciosa del Hospital la Fe de Valencia. La recomendac­ión de los profesiona­les sanitarios a las familias es que consulten con su pediatra en el caso de tener la sospecha de posible covid persistent­e. El pediatra puede orientarle­s en el manejo paliativo o sintomátic­o de la enfermedad, recomendar pautas de actuación frente a las conductas más estresante­s y ofrecer alternativ­as.

Por otro lado, los educadores y los colegios también tienen un papel clave a la hora de ayudar a estos niños y adolescent­es a no caer en el fracaso escolar. «Deben estar muy vigilantes porque las respuestas son muy variables dependiend­o de los colegios. Algunos están muy sensibiliz­ados y hacen todo lo que pueden por apoyarles, facilitánd­oles las cosas si no pueden asistir a clase regularmen­te, pero otros muestran una actitud muy rígida que les perjudica», explica Méndez.

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La fatiga les impide ir a clase, a otras actividade­s y lleva al fracaso escolar
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CRISTINA BEJARANO

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