La Razón (Cataluña)

Sánchez quita ahora presión a Felipe VI y olvida la Ley de la Corona

Espera gestos en transparen­cia de Zarzuela pero no abrirá «el melón legal» El presidente de la Generalita­t planta hoy al Monarca en el Círculo de Empresario­s

- Ainhoa Martínez -

La puerta la abrió el propio Pedro Sánchez cuando, en la rueda de prensa de balance de final del año 2020, avanzó que el Rey estaba «trabajando», con el apoyo de Moncloa, en una «hoja de ruta» basada en la «renovación de la Corona en cuanto a la transparen­cia y la ejemplarid­ad». El presidente del Gobierno fue deliberada­mente ambiguo e impuso prudencia al proceso. «Paso a paso», dijo a las preguntas de los periodista­s que demandaban mayor concreción. En el imaginario de todos se ubicó una suerte de Ley de la Corona, sin embargo, en el Gobierno cierran la misma puerta que pareció entornar Sánchez entonces.

En Moncloa se muestran taxativos sobre este asunto. «No se puede abrir ese melón», señalan fuentes gubernamen­tales a LA RAZÓN, que exponen que hacerlo sería tanto como convertir el debate «en un referéndum sobre el modelo de Estado: entre Monarquía

o República». Algo que no quieren en ningún caso, pues supondría fisurar el Gobierno de coalición, por uno de sus flacos más débiles y de mayor tensión con sus socios dentro y fuera de la coalición. «Sería imposible frenar a Podemos», asumen las citadas fuentes, que ven inviable, además, circunscri­birlo a determinad­os aspectos puntuales como la inviolabil­idad (artículo 56.3 de la Constituci­ón) o la prevalenci­a sucesoria del hombre sobre la mujer (artículo 57.1).

Por su parte, en el partido morado ultiman su propia Ley de la Corona, en la que quieren establecer un mayor control sobre las cuentas y los discursos del Monarca, para que no se repitan «posicionam­ientos políticos» como los que, en su opinión, dirigió el Rey en su alocución a los españoles del 3 de octubre, tras el referéndum ilegal del 1-O en Cataluña. La normativa no cuenta con el apoyo de los socialista­s, por lo que está abocada al fracaso, y amenaza con reabrir la brecha que se creó con las posiciones enfrentada­s en el Congreso sobre las comisiones de investigac­ión al rey emérito. Sin visos de que prospere una legislació­n en este sentido, lo que sí está sobre la mesa es una serie de reformas puntuales, a iniciativa y pactadas con Zarzuela, que permitan avanzar en un proceso de «renovación, ejemplarid­ad, transparen­cia y rendición de cuentas».

Gobierno y Casa Real avanzan de la mano en esta cuestión, pero desde Moncloa dejan muy claro

que es el Rey quien «marca el paso y los tiempos». «Las cosas de Palacio van despacio», resumen, recurriend­o al mítico refrán, mientras que en Zarzuela se desligan del ritmo frenético que marcan la política y los medios. En todo caso, desde el Ejecutivo sí avanzan que habrá «gestos» de Zarzuela en sus «normas internas». «Quizá no serán todo lo ambiciosos que cabría esperar, pero sí serán una muestra del compromiso y el rumbo con que quiere dirigirse la Jefatura del Estado, hacia una Monarquía del siglo XXI», aseguran las citadas fuentes.

Entre las posibilida­des que se barajan y que encajan con esta voluntad de dotar de mayor transparen­cia y ejemplarid­ad estaría una reforma en la ley de Presupuest­os para establecer un mayor control sobre las cuentas de la Casa Real, de manera que se arrojara luz sobre algunos gastos que a día de hoy no pueden ser controlado­s por las Cortes. Otro de los aspectos sobre los que el propio Sánchez se ha mostrado dispuesto a avanzar es la revisión de la inviolabil­idad del Rey y circunscri­birla únicamente a su ámbito de actuación como jefe de Estado. En todo caso, más allá de la opinión del Gobierno, el hecho de que cualquier movimiento sea pactado con Zarzuela deja a Felipe VI la última palabra.

Esta circunstan­cia hace, además, que se rompa la dinámica de bloques ideológico­s que existe en el Congreso de los Diputados. Porque si bien fractura la mayoría del Gobierno de coalición y de la investidur­a, el hecho de que las reformas vengan avaladas por la Casa Real garantiza el apoyo de Pablo Casado, que ha trasladado su apoyo a los socialista­s y que, junto a Vox, han servido de muro de contención a los intentos de los socios de Sánchez de erosionar a la Monarquía en su momento de mayor debilidad institucio­nal. Ciudadanos también aboga por la defensa de la institució­n ante los intentos de algunos partidos de izquierda de «socavar» la Constituci­ón de 1978.

En todo caso, la postura oficial del Ejecutivo es de defensa cerrada de la institució­n, negándose incluso a la retirada a Don Juan Carlos del título de rey honorífico, que recibió el monarca tras abdicar, a pesar de la presión de los partidos de la oposición en este sentido. En el Ejecutivo aseguran que «están trabajando para que 42 años después de la llegada de la democracia a nuestro país, la Corona se adecúe a estándares éticos más exigentes».

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EUROPA PRESS Los Reyes presiden ayer en Madrid los honores militares al presidente de la República de Corea, Moon Jae-in
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El Rey Felipe VI con el presidente de la República de Corea, Moon Jae-in, ayer, en Madrid
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EFE

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