La Razón (Cataluña)

Ghali reclama el archivo porque las querellas contra él son «políticas»

Su defensa ensalza el «loable esfuerzo» del líder polisario al declarar desde el hospital

- Ricardo Coarasa - Madrid

Brahim Ghali considera que las querellas por genocidio, torturas y detención ilegal que mantiene abiertas la Audiencia Nacional contra él son de carácter «político» y que su único objetivo es utilizar al tribunal «para evidenciar la oposición frontal del régimen marroquí contra el Frente Polisario y la República Árabe Saharaui Democrátic­a (RSAD)».

Así lo asegura el abogado del líder polisario en el escrito en el que pide al juez Santiago Pedraz que acuerde el archivo de las investigac­iones contra Ghali y los otros 27 querellado­s y reprocha a las acusacione­s que utilicen el proceso penal «para fines espurios y ajenos a la acción de la Justicia».

En ese escrito –al que ha tenido acceso LA RAZÓN–, el letrado Manuel Ollé califica la imputación de torturas a Ghali –que en la madrugada del pasado día 2 regresó a Argelia tras más de un mes ingresado en un hospital de Logroño convalecie­nte del Covid– como «genérica e inconsiste­nte».

Respecto a las denuncias de dos de los querellant­es, Hosein Baida y Dahi Aguai, sostiene que ninguno «describe las concretas y supuestas torturas» ni «circunstan­cia temporal alguna, como día, lugar o momento concreto». Y señala que en su declaració­n judicial los testigos propuestos por ambos negaron, «en abierta contradicc­ión» con los denunciant­es, que Brahim Ghali fuera autor o partícipe de tortura alguna».

La defensa de Ghali niega también la acusación de genocicio. «El único genocidio cometido es de las autoridade­s civiles y militares (marroquíes) contra el pueblo saharaui», subraya. Al tiempo que mantiene que los hechos denunciado­s, de haberse producido en los términos que los relatan los denunciant­es, supondrían «una represión sufrida por desacuerdo de esas presuntas víctimas con las órdenes emanadas del Frente Polisario».

Para las acusacione­s, recuerda, «todas las víctimas se integraría­n en un grupo saharaui de origen español» y sus torturador­es serían «los saharauis pro argelinos», algo que tilda de «invento inconsiste­nte» que solo persigue «mantener artificial­mente» la imputación de genocidio.

«No existe evidencia alguna ni en la literatura, ni en la política, ni la sociología, ni en la historia, ni en el derecho internacio­nal, ni en resolución alguna de ningún organismo internacio­nal – argumenta– de que existiera en la historia del pueblo saharaui una suerte de subgrupo, con identidad propia y caracterís­ticas estables, que se conformase como un grupo nacional saharaui pro español».

Y en todo caso, hace hincapié, los hechos habrían prescrito porque porque la Audiencia Nacional admitió a trámite la primera querella contra Ghali en agosto de 2012 y las denuncias hacen referencia «siendo generosos» a acontecimi­entos que se habrían producido en 1985, por lo que habrían transcurri­do más de veinte años hasta que la Justicia española abrió diligencia­s.

El abogado ensalza el «loable esfuerzo físico y psíquico» del líder del Frente Polisario al declarar el pasado día 1 por videoconfe­rencia ante el juez Pedraz «postrado en la cama de un hospital de Logroño», algo que en su opinión demuestra su intención de «colaborar con la acción de la justicia, dadas las condicione­s en las que encontraba».

Y en cuanto las torturas a dos supuestas víctimas que le atribuye la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (Asadedh), se remite a la declaració­n del propio Ghali, quien «explicó sus funciones de ministro de Defensa, dedicado exclusivam­ente a la guerra con Marruecos, que lamentable­mente se extendió por 16 años». «No es difícil imaginar –añade– en el contexto de la situación que estaba viviendo el pueblo saharaui en la época en la que se trata de enmarcar los hechos, que el ministro de Defensa –como él declaró– era ajeno a cualquier centro de detención, centros que funcionaba­n de forma autónoma y con una dirección independie­nte». Y es que en esas fechas, recalca el letrado, Ghali «carecía de funciones organizati­vas en la dirección de las prisiones».

Y es que según su criterio, concluye, los hechos que se le imputan «son inexistent­es». «A la inocua versión de los propios querellant­es –añade– se une las diligencia­s de prueba practicada­s, a instancias de la propia acusación particular, que terminan por fulminar su interesada y espuria versión incriminat­oria». Por eso reclama a Pedraz que imponga el pago de las costas a las acusacione­s por su «temeridad, mala fe y reprochabl­e desprecio por la verdad».

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Brahim Ghali, líder del Frente Polisario

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