Esquerra y el PSC exploran la senda del pacto en Cataluña
Illa reclama una mesa de partidos en el Parlament paralela a la del Gobierno y propone cuatro grandes consensos a Aragonès
«Predisposición a mantener relaciones estables con la oposición», «receptivo», «ambiente cordial» y mano tendida para abordar la salida de la pandemia y de la crisis derivada. La música suena a otra cosa en el Palau de la Generalitat pese a que Esquerra da una de cal y otra de arena. Explora la senda del pacto con Salvador Illa –habla de mantener la citada «relación estable» con los socialistas– aunque le niega de momento su principal reclamación: una mesa de diálogo entre partidos catalanes antes y al margen del foro entre la Generalitat y el Gobierno de Pedro Sánchez. «De momento, centraremos centraremos los esfuerzos en la mesa de negociación con el Estado», confirmó la consejera de Presidència, Laura Vilagrà (ERC), tras la segunda ronda de contactos que Pere Aragonès mantuvo con los líderes de los distintos grupos parlamentarios. Deshielo a las puertas de los indultos y del encuentro entre Sánchez y Aragonès en la Moncloa.
Y es que después de priorizar a los partidos que sustentan interna y externamente al Govern –JxCat, ERC y la CUP–, el nuevo jefe del Ejecutivo catalán se vio ayer por la tarde con el PSC, el primer partido en votos y escaños de Cataluña, además de con los comunes de Jéssica Albiach. Salvador Illa acudió al Palau de la Generalitat acompañado por su «número dos», Alícia Romero, y con cuatro propuestas de pactos debajo del brazo: uno de cara a la pandemia de coronavirus; otro por los fondos europeos, un tercero por los cargos que designa el Parlament, y el último por la pluralidad.
Sobre los fondos europeos, el líder del PSC y de la oposición se ha ofrecido a colaborar para actualizar los proyectos propuestos por el anterior Ejecutivo catalán, trabajando con patronales como Pimec y Foment del Treball y sindicatos como UGT y CC.OO.
En cuanto a la renovación de cargos que dependen del Parlament, citó al Síndic de Greuges e insistió en apostar por un perfil que no venga de la política -considera que la tarea del actual, Rafael Ribó, ha dañado el prestigio de la institución--, y trasladó a Aragonès también la propuesta de abordar una ley electoral catalana y de refundar la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA), el ente público que gestiona TV3 y Catalunya Ràdio. Por su parte, la citada consejera de Presidència y mano derecha de Aragonès en el Govern, Laura Vilagrà, sólo mencionó la predisposición de los socialistas en los fondos europeos y en políticas de salud centradas en la salida de la pandemia. Sí se habló de «poner el empeño» en «acercar» al PSC a los «grandes consensos», dijo, sobre el «fin de la represión» y la «salida política al conflicto», según sus palabras. «Y estamos lejos», resumió al respecto.
Sí se mostró más en el camino de la CUP –pese a la advertencia de los antisistema, quienes exigen a Aragonès «gestos» para asegurar la gobernabilidad– e incluso de los comunes, la formación que cobija a Podemos, en materia social, de vivienda e incluso en temas económicos.