La OCNE se pone religiosa
Obras: de Messiaen y Fauré. Director: Kent Nagano. Ondas Martenot: Nathalie Forget. Piano: Pierre-Laurent Aimard. Soprano:
Sara Wegener. Barítono: Christoph Pohl. Orquesta y Coro Nacionales de España. Auditorio Nacional, Madrid, 13-VI-2021.
Concierto excepcional de la OCNE. Un programa que combinaba la atracción que ejerce el bellísimo «Requiem» de Fauré con la muy poco divulgada obra de Massiaen «Tres pequeñas liturgias de la presencia divina» y la presencia en el podio de un director de la talla de Kent Nagano. La partitura de Messiaen, estrenada en el problemático París de 1945, fue recibida con división de opiniones. Se la tachó de suponer un regreso a Massenet. Podrá gustar o no, pero nadie puede dudar de la categoría de una construcción que se alejaba de la vanguardia. La obra no es de fácil ejecución, con un piano en permanente dialogo –sobresaliente Pierre-Laurent Aimard– y una parte coral femenina con ataques de riesgo. El «Requiem» presenta otras exigencias bien diferentes por su sutilidad y delicadeza. Quedó claro desde el comienzo la talla de Nagano, que supo llevar la orquesta a un magnífico nivel dentro de ese estado de gracia en el que se encuentra. Sonido compacto y cautivador, con un sobresaliente «In paradisum» final. Si bien no siempre se consiguió la perfección en la parte coral de Messiaen, sí se logró en Fauré, a pesar de la amplísima distribución de los coristas. Cumplieron a buen nivel tanto la soprano Sara Wegener –inspirado el célebre «Pie Jesu»– como el barítono Christoph Pohl. Mucho mérito en una lectura que no tuvo nada que envidiar a las de los mejores recuerdos y el público así lo entendió con aplausos cercanos a los diez minutos. Esperemos que Nagano no tarde en regresar.