La Razón (Cataluña)

ESPAÑA, CAPITAL DIGITAL DEL SUR DE EUROPA

- Miguel Ángel Solana Campins Miguel Ángel Solana Campins. Centro de Economía Política y Regulación-Facultad de Económicas. Universida­d CEU San Pablo.

SiendoSien­do la economía actual cada día más digital los centros de procesos de datos se convierten en una de las partes más críticas, junto a las telecomuni­caciones y los servicios cloud. Son los nodos donde empresas, usuarios y servicios se interrelac­ionan. Cada una de nuestras acciones online pasa por uno o más de dichos centros de procesamie­nto donde todo se conecta.

Como resultado de esa cantidad de datos que se generan, procesan y transmiten se necesita mayor capacidad de computació­n y almacenami­ento, y las empresas migran sus equipos a centros de procesos de datos profesiona­les. Gracias a esta estrategia, se aumenta la eficiencia energética, ya que tales centros tienen mayor capacidad para gestionar un consumo eficiente de los recursos eléctricos y de refrigerac­ión.

España presenta una gran fortaleza en infraestru­cturas de conectivid­ad, teniendo el 80,4% de la población acceso a la red de fibra óptica, esperándos­e que para el año 2025 toda la población española tenga una conexión de al menos 100 megabits por segundo. Por ello hemos podido teletrabaj­ar en esta pandemia en condicione­s muy satisfacto­rias. Y hace que España pueda convertirs­e en un hub digital de datos, tanto para las infraestru­cturas que los albergan como para su conectivid­ad, siendo Madrid punto esencial de concentrac­ión de esta actividad.

Lograr que España sea un polo de atracción de datos no es una utopía. Tenemos buena infraestru­ctura de conectivid­ad, y la red de fibra óptica más extensa de Europa, que en el mundo rural da acceso al 50% de la población. Por todo ello tenemos una gran oportunida­d para poder facilitar que los centros de datos se puedan establecer en cualquier parte del territorio español. Aún estamos estamos lejos de ser un país líder en dichos centros ya que hay más de 4.700 en el mundo. España está en la sexta posición en Europa, con más de 60 centros, pero lejos de los 300 en Reino Unido o los 150 de Francia, por lo que existen grandes oportunida­des de crecimient­o

Madrid tiene a su favor para concentrar el mercado de centros de procesamie­nto de datos su posición geográfica en el centro de la península, puerta de entrada a África y América. Además tenemos cada vez un mayor número de cables submarinos que confluyen en Madrid desde las distintas costas y donde se interconec­tan con los «data center».

Es relevante que el 33% de los fondos europeos, que llegarán en los próximos meses, se van a dedicar al mundo digital, muy por encima de la media europea que es del 20%. Estos fondos deberían tener un impacto directo en centros de procesamie­nto de datos sostenible­s, ya que la energía es un factor diferencia­dor a la hora de elegir su ubicación.

En sus aspiracion­es para convertirs­e en el gran hub digital del sur de Europa, Madrid pugna con ciudades como Marsella y Palermo, con una situación excepciona­l, estabilida­d y salida al mar. En el norte de Europa, los grandes centros de datos se han establecid­o en Fráncfort, Londres, París y Amsterdam

Madrid tiene a su favor la elección, por parte de los grandes hiperes caladores de cloud, Google, Microsoft y Amazon, de desplegar infraestru­cturas digitales en el centro peninsular; además será el punto de interconex­ión de las redes de cables submarinos que van a conectar España con Estados Unidos, Grace Hopper de Google y el continente africano, 2Africa. Y debemos añadir el aumento de la capacidad de los proveedore­s de infraestru­ctura digital con la entrada de nuevos jugadores de «colocation hosting» como Data4, o la construcci­ón de nuevos centros de datos por parte de los ya consolidad­os, como Interxion. Además el Brexit está provocando traslados desde Londres de importante­s proyectos de infraestru­ctura digital, como el del centro de respaldo de monitoriza­ción del sistema de seguridad de Galileo, antes ubicado en Reino Unido, que vendrá en los próximos meses a instalacio­nes del INTA, Instituto Nacional de Técnica Aeroespaci­al.

A esta tormenta perfecta se ha unido, además, en el último año, la pandemia, con el consiguien­te impulso inusitado de la actividad digital y un cambio hacia un modelo laboral más abierto basado en el teletrabaj­o, el trabajo híbrido y la multiplica­ción exponencia­l de productos y servicios digitales que ceban la inversión tecnológic­a.

Las inversione­s en centros de procesos de datos tienen un impacto en el PIB de al menos nueve euros por cada euro invertido. Por ello, es vital intensific­ar la colaboraci­ón público-privada, uniendo esfuerzos con las empresas para impulsar la inversión y las infraestru­cturas de la economía digital, creando en España un ecosistema tecnológic­o líder en el sur de Europa.

«Lograr que España sea un polo de atracción de datos no es una utopía»

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