EL ANÁLISIS
COMO SI FUERA UNA REEDICIÓN DE LA HISTÓRICA REIVINDICACIÓN SURGIDA EN LA TRANSICIÓN, LAS COMUNIDADES EXIGEN AHORA AL GOBIERNO EL MISMO TRATO QUE A CATALUÑA
Coincidencias del destino, la misma semana del fallecimiento de Manuel Clavero Arévalo vuelve el «café para todos». Hace más de cuatro décadas el catedrático andaluz institucionalizó esta reivindicación, unida desde entonces al imaginario de la Transición y convertida en el resumen más gráfico de cómo se gestó el diseño de la España de las autonomías. Al frente del Ministerio para las Regiones entre 1977 y 1979, Clavero desplegó su poder de convicción para que el Gobierno de Adolfo Suárez permitiera que el resto de comunidades accedieran al mismo régimen que las consideradas históricas: Cataluña,
País Vasco y Galicia (aquellas que habían votado o estaban a punto de votar sus estatutos de autonomía en la Segunda República). De las enormes dificultades de entonces para articular las aspiraciones de las distintas regiones se pasó a una entente que aspiraba a desarrollar las claves del Estado autonómico a lo largo de los años (aunque esa concreción del Título VIII de la Constitución aún no se ha producido).
Ese necesario reparto de competencias y el siempre complejo equilibrio territorial se mantienen como alguno de los elementos más delicados, controvertidos y, a veces, distorsionadores de la vida política española: las tensiones y los agravios comparativos acompañan las relaciones entre autonomías y ha habido suficientes ocasiones en las que comprobar las dificultades para gestionar los intereses de todos. El último de estos desajustes se ha producido a cuenta de la cuestión independentista.
Mesas bilaterales
Tal y como ya ocurrió con el Estatut de Cataluña en 2006, la anunciada reunión de la mesa bilateral entre el Gobierno y la Generalitat ha despertado los recelos del resto de los presidentes autonómicos. La posibilidad
ALEJANDRA CLEMENTS suya para tratar asuntos de interés general con lealtad».
Hasta el momento, la mesa entre el Gobierno y la Generalitat tan solo se ha reunido en una ocasión, en febrero de 2020, justo antes de que la pandemia irrumpiera en el orden natural de la vida y arrasara con cualquier plan trazado. Aunque están por fijar los aspectos concretos y los márgenes en los que se mueve el Ejecutivo para negociar en ese foro (el imaginado derecho de autodeterminación esgrimido por los independentistas está fuera de guion), las suspicacias entre las demás autonomías no se han ocultado. Al final, se tratarán las cuestiones reales: financiación,