La Razón (Cataluña)

Ayuso fija su perfil propio frente a Génova

No tiene rival para presidir el partido en Madrid y los barones la respaldan

- CARMEN MORODO

Isabel Díaz Ayuso no tiene rival para ser elegida presidenta del PP de Madrid el año que viene, si se cumple el calendario que manejan dentro de su partido. La fotografía de la ceremonia de su toma de posesión como presidenta de la Comunidad de Madrid, con todo el poder del PP rindiéndol­e pleitesía, está llena de claves en las que no todo es lo que parece. Tras la imagen de unidad, está también el retrato de los barones, incluidos los más críticos con la línea oficial del partido, dejando claro a Génova que están con Ayuso porque tampoco quieren injerencia­s en su ámbito de decisión sobre los nombramien­tos o listas electorale­s. El PP de Madrid tiene pendiente resolver su liderazgo en un congreso regional, previsto para el año que viene.

Hace menos de un año, a principios del pasado otoño, en la dirección del PP hablaban de Ayuso como un problema porque creían que sus arriesgada­s apuestas en la gestión de la pandemia arrastraba­n con ella a Pablo Casado. Hoy se ha dado la vuelta al argumento, y aquellas arriesgada­s apuestas son el motor que dan impulso a Casado para acercarse a La Moncloa.

La relación de Ayuso con Casado es «formalment­e» buena. Aunque, como se escuchaba ayer decir entre los barones que asistieron a su toma de posesión, «ella ya vuela sola y marca sus propios objetivos».

Antes y durante la campaña, salvo en los momentos en los que Ayuso se ha visto más presionada por la crisis sanitaria, desde Génova siempre se ha insistido en esa idea de que ella es lo que es, y está donde está, gracias a la decisión de Pablo Casado. Fue una apuesta personal del líder del PP, por descarte, porque habían fallado otras opciones. Pero esto es tan cierto como que hoy Ayuso tiene perfil propio, quiere tenerlo, y, como dicen los más veteranos dentro del partido, y que han visto pasar varios liderazgos por el PP de Madrid, está en condicione­s de traspasar las líneas que sean necesarias para mantener ese perfil propio. Ante esto, Casado debería sentirse seguro en su estrategia y templado en sus actuacione­s, porque, si hay algo evidente para el PP, es que con el sistema actual de primarias Ayuso no tiene rival como presidenta del PP de Madrid. «Otra cosa es que en los despachos negocien».

Ayuso ha mantenido y reforzado a los consejeros más cercanos a Génova en su nuevo Gobierno, y ha conseguido que dentro del partido asuman que en estos momentos «ni Almeida puede toserla». La resaca de la renovación territoria­l le ha ayudado a ganar adhesiones en el poder territoria­l para que se respete su autonomía en el liderazgo de la organizaci­ón regional madrileña. Y Génova tiene que rectificar su intención de seguir el modelo ya usado en el pasado, el de la bicefalia, es decir, establecer la excepción de que en Madrid, a diferencia del resto de direccione­s regionales, quien esté al frente de la comunidad no sea al mismo tiempo el líder del partido.

El sentido de esta excepción no es otro que mantener un mayor control desde Génova. Pero esa aspiración del poder central ha saltado por los aires por la evolución del liderazgo de Ayuso, y así lo reconocen en las baronías más moderadas del partido. «Hoy Ayuso es incontesta­ble en Madrid , aunque no sea mi modelo, ni sea exportable fuera de Madrid».

Un partido «no es un banco, donde se ponen y se quitan directores», comentan en el poder territoria­l, después de que han visto cómo Génova gestionaba los congresos provincial­es. En todo proceso congresual hay choques, en este caso Génova ha aprendido de algunos de sus errores, e incluso ha intentado recomponer algún daño colateral, y mejorar relaciones, al constatar que las encuestas van hacia arriba y que Casado necesita de la unidad interna para aprovechar el aire a favor.

En la línea más oficial se ajustan a la directriz que apunta que el objetivo es que Casado sea presidente. «No hablamos de congresos regionales ni de postulacio­nes. Todo se queda pequeño frente a la posibilida­d, cada vez más cercana, de que Pablo gane la Moncloa. Cada línea que se habla de un congreso regional, como si fuera lo más importante del partido, es una línea que perdemos en no hablar del desgobiern­o de Sánchez».

En el equipo de Casado no quieren entrar en polémicas con Ayuso ni en clave interna, e insisten en que con las encuestas dándoles «más de 130 diputados, nadie está pensando en otra cosa».

«Quien siga con este tema, haciendo declaracio­nes o filtracion­es, es que no quiere a Pablo ni al partido porque hace que gastemos espacio en hablar de nuestro ombligo en vez de hablar de lo que realmente importa a los españoles». Casado necesita a Ayuso para llegar a La Moncloa, y el análisis que hacen en su partido es que se equivocará si se deja llevar al terreno de exhibir que sostiene el pulso con ella por culpa de los entornos. Las rivalidade­s entre los equipos de Casado y Ayuso existen, y muchas veces son más responsabl­es ellos, que los propios líderes políticos, de la imagen de tirantez y conflicto que llega a la opinión pública. La segunda investidur­a de Ayuso viene de un duro encontrona­zo en la noche electoral, precisamen­te entre Génova y su círculo por ver cómo se dibujaba la foto del balcón de la victoria. Colón volvió a tensar la cuerda con la excusa de las declaracio­nes de la presidenta sobre el Rey y los indultos. Desde Génova airearon en «fuentes» su malestar, y en Sol han tomado nota. Pero, «formalment­e», la relación es buena.

En la línea oficial advierten de que hablar de congresos o de postulacio­nes es «no querer» al PP

Los asistentes a la toma de posesión de Ayuso constataro­n que su relación con Casado es «formalment­e» buena

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DAVIDG.VIVANCOS
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JESÚS G. FERIA Casado abraza a Ayuso, ayer, tras su toma de posesión como presidenta madrileña

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