La Razón (Cataluña)

El hallazgo de uno de los 43 de Iguala alienta a sus familias

La identifica­ción de un tercer estudiante prueba que fueron separados antes de ser asesinados

- POR JAVIER VILLAVERDE CIUDAD DE MÉXICO

La investigac­ión para esclarecer lo sucedido en el asesinato de los 43 estudiante­s la noche del 26 de septiembre de 2014 en el municipio mexicano de Iguala ha dado un paso importante: los restos óseos hallados en el Barranco de la Carnicería son de Jhosivani Guerrero. El laboratori­o de genética de la Universida­d de Innsbruck (Austria) confirmó el martes su identidad al coincidir el ADN de la vértebra encontrada al 99,99% con la secuencia genética de la madre del normalista asesinado cuando tenía 20 años. La antigua Fiscalía anunció hace seis años que los restos de Guerrero habían sido recuperado­s en otro punto, el Río San Juan. Expertos independie­ntes cuestionar­on la identifica­ción debido a la baja coincidenc­ia con el ADN de la madre. Las familias rechazaron las conclusion­es del Ministerio Público en el caso Ayotzinapa, uno de los 81 pueblos de Iguala y donde sucedió la tragedia.

Omar Gómez, nuevo fiscal del caso experto en Derechos Humanos, ha explicado que la coincidenc­ia «es del 99,99%», muy superior al 17% de simultanei­dad de los restos del Río San Juan. Los normalista­s son un grupo de corte socialista y asambleari­o surgido de proyectos educativos.

El Gobierno mexicano se ha propuesto arrojar luz a un crimen cuyas investigac­iones han estado marcadas por la desconfian­za de los familiares de las víctimas hacia el ex presidente, Enrique Peña Nieto, que ostentaba el cargo durante la matanza. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha sido tajante ante la supuesta intención del Gobierno electo de Iguala de dar carpetazo al asunto: «Nadie lo va a impedir. Se va a hacer justicia. Es un asunto de Estado. Todavía no podemos dar por concluida la investigac­ión. No queremos actuar de manera irresponsa­ble, engañar, no nos queremos precipitar. Es un asunto muy importante porque en la pasada Administra­ción la llamada verdad histórica no correspond­e a lo que sucedió».

La identifica­ción ratifica las mentiras de la «verdad histórica» elaborada por el Gobierno de Peña Nieto. Los hechos probados apuntan a que los 43 estudiante­s fueron separados en grupos antes de ser asesinados en diferentes lugares. La versión del Ejecutivo de Peña Nieto fue que los homicidios se produjeron en el basurero del vecino municipio de Cocula. Agentes de la Policía y otros cuerpos de seguridad colaboraro­n con la red criminal Guerreros Unidos para acometer el múltiple crimen. El Barranco de la Carnicería se ha convertido en el centro de las pesquisas. El «caso Ayotzinapa» cambió radicalmen­te en julio de 2020, cuando se halló un hueso de Christian Rodríguez en el Barranco de la Carnicería, el mismo lugar donde se han encontrado los restos de Guerrero. Rodríguez se trataba del segundo estudiante identifica­do tras el hallazgo seis años antes de Alexander Mora.

El ejecutivo de López Obrador ha dado un impulso a esta investigac­ión con el objetivo de arrojar luz a un suceso que conmovió a la sociedad mexicana. La matanza de los 43 estudiante­s de Iguala rompió el relato de progreso de Peña Nieto, que buscaba dejar atrás los años de Felipe Calderón caracteriz­ados por la violencia.

Las pesquisas han revelado otra de las mentiras de la verdad oficial: la Policía de Huitzuco estuvo implicada en la desaparici­ón de los alumnos y la Policía Federal evitó actuar a pesar de saber que los normalista­s corrían peligro. Peña Nieto defendió que solo estaban implicadas los cuerpos policiales de Iguala y Cocula. El papel del Ejército continúa siendo sombrío, ya que los militares patrullaro­n las calles esa noche, pero no auxiliaron a los 43 jóvenes. Defensa se ha resistido durante años a colaborar. Finalmente, los investigad­ores han tenido acceso a los informes de los batallones de la zona. Los documentos pueden revelar verdades fundamenta­les para reconstrui­r los hechos. El Gobierno deslizó que el grupo atacante confundió a los normalista­s con una banda rival. Pero la hipótesis más compartida es que los estudiante­s trataron de llevarse los autobuses que Guerreros Unidos utilizaban para el tráfico de heroína. La toma de buses es una acción típica del movimiento normalista. El Ministerio Público investiga torturas a 34 detenidos en la investigac­ión.

Los hechos apuntan a que los 43 estudiante­s fueron separados en grupos antes de ser asesinados en diferentes lugares

López Obrador ha dado un impulso a la investigac­ión con el fin de arrojar luz a un suceso que conmovió a la sociedad mexicana

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EFE Los padres de los 43 estudiante­s asesinados se reunieron con López Obrador el pasado martes

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