La Razón (Cataluña)

Colom(bofo)bia

- POR J. VALDEÓN / R. ARGUDO

El virus «woke» avanza imparable, desbocado y sin vacuna. En un nuevo y virulento rebrote, se derriban estatuas de Isabel la Católica y Cristóbal Colón en Colombia, país al que debe su nombre, culpables, tras 500 años de andar criando malvas, de todos los males que asolan hoy a Hispanoamé­rica. El revisionis­mo histórico –e histérico– como herramient­a eficaz de las élites para no asumir sus responsabi­lidades ayuda a los que quieren anular una fuerza hispana unida y su potencial poder económico

Las protestas en Colombia arrancaban en reivindica­ción contra la subida tributaria y pasaron rápidament­e a denunciar la brutal desigualda­d y el racismo, manteniend­o al país cortocircu­itado desde entonces. Del marasmo general sobresale la violencia, desplegada contra los líderes de los movimiento­s ciudadanos, que ya se ha desplegado con la muerte de más de treinta manifestan­tes. Al fondo destaca un nuevo repunte negrolegen­dario, con la retirada en Bogotá de las estatuas de Isabel la Católica y Cristóbal Colón. El populismo, ajonjolí inevitable de todas las salsas políticas de nuestro tiempo, empuja ya en dirección a un presentism­o que distorsion­a la historia con imposibles afanes revisionis­tas. Analizamos el fenómeno con María Elvira Roca Barea («Imperiofob­ia y leyenda negra», «Fracasolog­ía: España y sus élites»), Pedro Insua («1492: España contra sus fantasmas», «El orbe a sus pies») y Alberto G. Ibáñez («La conjura silenciada contra España», «La guerra cultural: los enemigos internos de España y Occidente»)

–Julio Valdeón: ¿Este activismo bebe del que sacude EE UU?

–María Elvira Roca Barea: Sí, pero al tiempo está aparejado con los más rancios tópicos de la hispanofob­ia y la leyenda negra que imperaban allí y que fueron absorbidos por Hispanoamé­rica. –Pedro Insúa: La leyenda negra es siempre una baza, un comodín, fácilmente manejable. Ante una injusticia, es ir sobre seguro remontar su causa a un periodo despótico anterior, a la tiranía de la que hubo que liberarse.

Para Roca Barea estaríamos ante unos «movimiento­s autolesivo­s que impiden una comprensió­n normalizad­a de la historia de cada país. Resultan perjudicia­les para el mundo hispano, para su autoconcep­to y su historia, generando división, enfrentami­entos y lo que yo llamo el trastorno bipolar, que arrasa una y otra vez a la comunidad hispana, impidiéndo­le tener una visión de sus capacidade­s respecto al mundo global y dividiendo las naciones. Sirve de alimento al segundo proceso de balcanizac­ión del mundo hispano, que elimina su anclaje, el link que permite la existencia de una comunidad política». –Alberto G. Ibáñez: Es una nueva ola del virus cultural hispanófob­o que domina el tablero geoestraté­gico desde hace cinco siglos. Su intención original fue derrotar al Imperio español en el terreno de la propaganda, porque no podían vencer en el campo de batalla tradiciona­l. Luego han surgido varias olas, cada cual con fines más espurios. Para averiguar la causa real, conviene preguntars­e: ¿cui prodest? ¿A quién beneficia todo esto? No a los españoles. Tampoco a los hispanos, herederos, muchos de sangre y en todo caso culturales, de aquellos a los que critican y cuyas estatuas derrumban. Beneficia a los de siempre: a los que quieren ocultar versiones de la Historia que perjudican su propia imagen y trayectori­a.

–Rebeca Argudo: Desde cierta izquierda tachan el descubrimi­ento y la conquista de genocidios…

–P. I.: La leyenda negra antiespaño­la tiene funciones geopolític­as, y de política interior, que desborda totalmente la distinción izquierda/derecha. Es cierto que las izquierdas tienden a ver la historia como una conspiraci­ón de las clases privilegia­das contra las clases populares y son mucho más sensibles al relato negrolegen­dario. España es para ellos un invento perpetrado entre la monarquía, la aristocrac­ia y el clero para imponer el orden y la sumisión sobre las «clases populares». Como si esas clases no se hubieran beneficiad­o, como las otras, de la acción de España.

–A. G. I.: En todo esto hay mucha ignorancia, manipulaci­ón, ingenuidad o simple malicia. En la América hispana no hubo genocicio, hubo muertes como resultado de toda conquista. Cuando España deja América, había más indígenas que cuando llegó, sin contar los mestizos. La leyenda del genocidio español sirve en realidad para ocultar tres hechos que perjudican a otros. Primero, que la América pre-hispana no era ningún paraíso idílico rousseauni­ano: las guerras internas eran moneda de cambio, existían pueblos sometidos por otros pueblos, había sacrificio­s humanos, canibalism­o...

–R. A.: ¿Y el segundo?

–A. G. I.: Los errores y horrores de otras potencias colonizado­ras. El caso del Imperio británico es sintomátic­o, pues siendo

el responsabl­e de las mayores matanzas es el que mejor imagen mantiene: en Canadá murieron el 95% de los indígenas; en Tanzania, el 100%. En Australia, del 70 al 80% de los aborígenes fue esquilmado. Tampoco el legado de Francia, Holanda o Bélgica es mejor.

–J. V.: Y finalmente…

–A. G. I.: Están los excesos y genocidios queseprodu­jeron en la América hispana «después» de la independen­cia: la destrucció­n de los indios pastos de Ecuador; la erradicaci­ón de los araucanos y mapuches en Chile; la campaña del desierto en la Patagonia argentina, donde perecieron 14.000 indios; la muerte del 67% de los indios paraguayos, el exterminio de los chiriguano­s en Bolivia…

–R. A.: Cuando países como Colombia asumen la «cancelació­n» de figuras como las citadas, ¿no se «cancelan» de alguna forma a sí mismos?

–A. G. I.: Lo que hacen es mantener, o agrandar, su decadencia al impedir realizar un diagnóstic­o riguroso de las verdaderas causas de su crisis, que dura ya 200 años, evitando asumir la propia responsabi­lidad de sus errores y problemas actuales. El imaginario colectivo del continente hispanoame­ricano vive instalado sobre varios mitos falsos (los «fake-myths»). Uno es el del «paraíso perdido pre-colombino», defendido paradójica­mente con más vehemencia por aquellos que no tienen una gota indígena en sus venas. Otro es el de que la guerra de independen­cia fue de liberación frente al yugo español, cuando en realidad fue una guerra civil entre españoles, donde había más indígenas en el bando realista. –P. I.: José de Acosta, jesuita y benefactor de los indios (autor del «Procuranda salutem»), dice que América, antes de la llegada de los españoles, era una auténtica sangría. En la «Política indiana», de Solórzano Pereira, se mantiene la misma perspectiv­a: España introduce la civilizaci­ón en América. Antes era la barbarie, por hablar en términos de Morgan.

–J. V.: Señalar culpables con 500 años de antigüedad permite no afrontar las responsabi­lidades del presente.

–M. E. R. B.: Es un argumentar­io muy socorrido para las élites hispanoame­ricanas. Hay una mezcla de inocencia y estupidez, junto a esas élites incapaces de explicar la realidad política, social y económica, sustraídas de asumir sus compromiso­s y examinar con rigor sus fallos. Las consecuenc­ias las padecen cientos de millones de personas atrapadas en la pobreza y la aculturaci­ón.

–A. G. I.: Por fortuna, empiezan a aparecer figuras notables en el mundo hispano-americano que tratan de recuperar su propia Historia del secuestro en el que la han mantenido las fuentes anglo-francesas. Desde México, Argentina o Venezuela surgen voces (Julio C. González, M. Gullo, P. Lons...) que hablan de asuntos hasta ahora anatemas, como la decisiva intervenci­ón inglesa, francesa y norteameri­cana tanto en la guerra de la independen­cia como en la posterior decadencia del mundo hispano. Conviene recordar que el modelo de la América virreinal fue un caso de éxito formidable, tanto en el terreno político (estabilida­d y paz interna), social (los salarios eran más elevados que en Europa) y económico (Nueva España era el polo comercial más relevante del mundo, pero también el Perú). Colombia, y el resto del mundo hispano, no tienen más que recordar ese éxito que fue suyo y empoderars­e de su destino. Como decía Octavio Paz: «Nuestra historia es un texto lleno de pasajes escritos con tinta negra y otros escritos con tinta invisible (…) Uno de los periodos que han sido tachados, borroneado­s y enmendados con más furia ha sido el de Nueva España». Ojalá el mundo hispano despierte de tanta manipulaci­ón y fake-stories que han emborronad­o su pasado y bloqueado su futuro. Y, de paso, marque así el camino a seguir a esta vieja España cada vez más invisible.

–M. E. R. B.: En un estado fallido, lo primero por lo que se debe luchar es por la estabilida­d jurídica. La ley nos salva de la barbarie. Hay que pelear por la construcci­ón de un sistema legal que permita estabiliza­r un territorio. Ese es el fondo ineludible. Todo recetario económico aplicado a cualquier país de hispanoamé­rica, tanto si es neoliberal como neocomunis­ta, está abocado al fracaso porque el problema es otro: la superación del feudalismo. Y esa es la pelea que tiene que dar la juventud hispanoame­ricana. La ley la inventan los pobres para no estar sometidos al arbitrio y capricho de los poderosos.

«Existe manipulaci­ón. Cuando España deja América, había más indígenas que al llegar», dice Alberto G. Ibáñez «Las guerras de independen­cia contaban con más indígenas en el bando realista», recuerda el escritor y ensayista

 ??  ?? La estatua de Isabel la Católica de Bogotá ha sido retirada por el gobierno colombiano
La estatua de Isabel la Católica de Bogotá ha sido retirada por el gobierno colombiano
 ??  ?? La estatua de Cristóbal Colón, también en Bogotá, ha sido retirada de la ciudad
La estatua de Cristóbal Colón, también en Bogotá, ha sido retirada de la ciudad

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain