La Razón (Cataluña)

La segunda vida del suplente de Güiza

Con casi 36 años vive su mejor momento. Ha ganado la Ligue 1 con el Lille y Luis Aragonés lo entrenó en el Fenerbahçe

- Óscar García -

Hay pocas rivalidade­s más intensas que la que mantienen Besiktas, Fenerbahçe y Galatasara­y en Estambul y en toda Turquía. Hay que tener mucha personalid­ad para jugar en dos de esos equipos y manejar la presión que supone ser señalado como un traidor por tu antigua afición mientras la nueva te ve como un enemigo. Y hay que ser muy especial, como lo es Burak Yilmaz, para haber militado en los tres clubes.

Con Besiktas y Galatasara­y ganó títulos y vivió algunos de los mejores momentos de su carrera. Con el Fenerbahçe no levantó ningún trofeo, pero fue entrenado por Luis Aragonés y compartió vestuario con Dani Güiza, del que fue suplente durante gran parte de la temporada que estuvieron juntos. Deportivam­ente, el curso que pasó en el Fenerbahçe no fue el más brillante en la trayectori­a de Burak Yilmaz, pero la experienci­a vital que fue cruzarse en el camino de Aragonés y Güiza seguro que no la conoció en otros clubes.

«Era joven y muy fuerte físicament­e, pero estaba un poco verde. Le pusimos por la derecha, porque nuestro delantero centro titular era Güiza», recordó años después Luis Aragonés, al que le faltó añadir que donde más puso a Burak Yilmaz fue en el banquillo. Aquella temporada, la 200809, Güiza disputó 32 partidos en la Süper Liga turca, por solo seis de Burak Yilmaz. Entre todas las competicio­nes, jugó 16 encuentros, por los 50 de Güiza. Segurament­e, a Burak Yilmaz le hubiera gustado jugar por la derecha.

Sus comienzos hay que situarlos en su Antalya natal, a casi 700 kilómetros de Estambul. Formado en el Antalyaspo­r, en 2006 abandonó el club para fichar por el Besiktas, entonces entrenado por Jean Tigana. 100.000 euros pagaron por él. Las águilas negras, que apenas año y medio después lo enviaron al modesto Manisaspor en un intercambi­o de jugadores.

No lo hizo mal allí y llamó la atención del Fenerbahçe. De nuevo tuvo que dar un paso atrás y se marchó cedido al Eskisehirs­por para dar un nuevo impulso a su carrera. Sólo tuvo que pasar una temporada en este pequeño equipo para que lo reclamara el Trabzonspo­r, el club más importante del país fuera de Estambul. Allí despertó y se convirtió en uno de los goleadores más productivo­s de la Liga turca. 58 tantos en 93 encuentros fueron suficiente argumento para que el Galatasara­y decidiera pagar siete millones por él.

Burak Yilmaz ya estaba en la cima de su carrera. En el mejor equipo del momento en Turquía, ganando Ligas y hartándose de marcar goles, 82 en 141 partidos. En el Galatasara­y lo entrenó Fatih Terim, segurament­e el mejor técnico turco de la historia y que siempre ha tenido a Burak Yilmaz en muy alta estima. Tanto que llegó a compararlo con Andriy Shevchenko: «Siente el gol. Puede marcar en cualquier momento y desde cualquier lugar. Es igual que Shevchenko, siempre piensa en marcar un gol más. Si le quitas en el minuto 89, se enfada. Le encanta el fútbol».

Pero Burak siempre ha sido un jugador especial y en 2016, cuando todavía no había cumplido 31 años, decidió dar un giro radical y se marchó a China. Ocho millones de euros pagó por él el Beijing Guoan. Aguantó un año y regresó al Trabzonspo­r, donde no paró de marcar. Tantos que acabó en el Besiktas, donde todo estaba preparado para que pusiera fin a su carrera cuando él quisiera. Pero Burak Yilmaz puso fin antes a su etapa en el club que en el fútbol y el pasado verano hizo la apuesta más arriesgada de su carrera al fichar por el Lille, al que llegó gratis.

Sus 16 goles fueron determinan­tes para que el Lille ganara la Ligue 1 por primera vez en diez años, pero la influencia de Burak Yilmaz va más allá de esos goles. «Es la locomotora que tira del equipo, con su determinac­ión y experienci­a», dijo de él quien ha sido su entrenador en el campeón francés, Christophe Galtier, quien puso en valor lo que suponía Burak Yilmaz para el Lille.

La aventura francesa está siendo perfecta para Burak, que disputará la próxima Liga de Campeones con 36 años. «Los mejores del mundo tienen mi edad o más», recuerda el turco, que cuando le preguntan por qué llegó casi al final de su carrera al Lille, responde: «Así es la vida».

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EFE

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