La austeridad llega a la F-1
El límite presupuestario provoca situaciones desconocidas
El pasado año, en plena pandemia y anticipándose a la crisis económica que se avecinaba, los equipos de Fórmula Uno y la Federación Internacional acordaron establecer un techo de gasto en determinadas partidas para limitar los presupuestos (132 millones de euros) y frenar la escalada de gasto por parte de algunos equipos. Aspectos como los sueldos de los pilotos, cuestiones de marketing y otros aspectos quedaron, de momento, fuera de las restricciones. Pero otros como la fabricación de los coches y su mantenimiento qsí se vieron afectados. Eso ha provocado que ahora, las escuderías, miren al detalle el desgaste de cada pieza, apuren el uso de determinados materiales y extiendan la vida útil de algunos componentes. Lo que hacen la mayoría de conductores en cualquier país que no sea Alemania. Esto también ha provocado ciertos recelos de los pilotos, que también tienen que evitar ciertos accidentes y destrozos que pueden provocar un problema presupuestario si insisten en dañar materiales.
El caso más flagrante es el de Haas, uno de los equipos más modestos que sufre en manos de sus pilotos jóvenes el peor registro de accidentes y toques de la parrilla. No hay circuito en el que, al menos, uno de sus pilotos no tenga un incidente. Se trata de Nikita Mazepin, el debutante ruso que, a pesar del enorme capital aportado por su familia, va a golpe por Gran Premio, ya sea en una sesión de entrenamientos libres o en plena carrera. Antes, en caso de accidente, la mayoría de equipos optaba por no rehacer piezas de fibra como alerones, deflectores... Incluso, una vez destrozados, ni siquiera recogían los restos. Ahora la cosa ha cambiado y mucho.
Cualquier resto de pieza es susceptible de ser reciclado y los equipos están pendientes de que nada quede en las curvas donde los comisarios intentan recoger todo lo posible. Algunas veces se han perdido piezas casi nuevas como alas delanteras o traseras que luego aparecían en redes sociales subastadas... En el pasado Gran Premio de Mónaco, a pesar de marcar la «pole», Leclerc no pudo tomar la salida porque sufrió un accidente en los últimos instantes de la clasificación. El equipo reparó el lado derecho destrozado, pero no contempló la posibilidad de que hubiera daños en el otro lado, como así ocurrió en el palier izquierdo y que fue la causa real que impidió a su piloto incluso tomar la salida. Acusaron a Ferrari de un fallo de protocolo por no revisarlo y otros de querer apurar la vida de la pieza que finalmente se demostró que estaba dañada. No hubo explicación oficial y hoy, en Paul Ricard, Verstappen saldrá desde la «pole».