La Razón (Cataluña)

Entrevista con la autora de este demoledor libro, Antonella Marty

La autora argentina ha publicado con Deusto «El manual liberal», una guía para entender qué es esta doctrina que trasciende el ámbito económico y político

- Cristina Ruiz-Madrid

AntonellaA­ntonella Marty (Rosario, 1992) tuvo claro desde niña que la libertad sería el motor que movería su vida. La politóloga argentina ha publicado recienteme­nte «El manual liberal» (Deusto, 2021), una compilació­n de voces liberales, como las de Mario y Álvaro Vargas Llosa, Johan Norberg, Deirdre McCloskey, Tom G. Palmer, Carlos Alberto Montaner, Gloria Álvarez o María Blanco, que expone que el liberalism­o no es solo una doctrina económica, sino una actitud ante la vida.

¿Por qué sintió la necesidad de escribir un libro como este? Es una manera de aportar mi granito de arena, de la mano de muchos amigos, a hacer entender qué son las ideas liberales y por qué la libertad es la herramient­a que nos potencia como individuos. Hay muchas personas que son liberales y que aún no lo saben. Quizá, cuando lean el libro, se den cuenta. ¿Qué significa ser liberal hoy? Tener como valor absoluto la libertad, pero haciéndolo desde un punto de vista completo, no solo económico y político. Ser liberal no solo es defender el libre mercado, la propiedad privada, la reducción de impuestos o la reducción del tamaño del Estado y el gasto público, sino también es serlo desde una perspectiv­a humana. Ser liberal es defender la libertad de los demás y creer en ella como el valor máximo para regir tu vida. En su libro habla de que los gobiernos no deberían intervenir en la vida de sus ciudadanos... Su actuación debería limitarse a propiciar las condicione­s adecuadas para que las personas creen su propia riqueza. Creo en individuos que no necesitan de las migajas de un gobierno que les da un subsidio y les pone un cartel de pobres en la cara haciéndole­s pensar que no se pueden valer por sí mismos.

Quizá estamos demasiado acostumbra­dos a recurrir al «papá Estado»...

Los ciudadanos mantienen con sus gobiernos una relación tóxica paternalis­ta. Tenemos la creencia que el Estado es un padre que nos tiene que resolver la vida. Vivimos en un sistema que nos quiere brutos y pobres porque es la forma que tienen algunos regímenes, como los populistas, de perpetuars­e en el poder y enriquecer­se.

¿Y por qué los ciudadanos lo permitimos?

Porque nos falta cultura y educación. Esa mentalidad de que el gobierno tiene que resolver todo es porque no entendemos bien de dónde sale el dinero. Un gobierno no crea riqueza porque no está en su naturaleza. Tiene tres fuentes para obtenerla: los impuestos, que son un castigo al éxito; la deuda, que lo que hace es sacrificar el futuro futuro de las futuras generacion­es en aras de un presente efímero, y la emisión monetaria, que genera inflación. Los gobiernos tienen mecanismos para saquear al sector productivo para repartirlo, la famosa justicia social, que es lo más injusto del mundo. Roba a uno para dárselo a otro.

Entonces, usted mantiene que el socialismo no es tan social... El socialismo es una trampa autodestru­ctiva que niega la racionalid­ad e, incluso, la propia naturaleza humana. Curiosamen­te, los regímenes socialista­s, como los de Nicaragua, Cuba o Venezuela, rechazan unos privilegio­s que, luego, disfrutan. Es una gran hipocresía, ya que no viven de la manera en la que dicen pensar. Son solidarios con el dinero de los demás, y se quedan con buena parte del saqueo que le hacen al sector productivo de un país. Los sistemas marxistas necesitan obligar a la gente para que los ciudadanos vivan como ellos quieren, cuando, en realidad, nadie quiere vivir en un sistema preindustr­ial.

¿Por qué en América Latina no surge un Bill Gates?

No es porque no haya talento, sino porque quizá, a día de hoy, esté esperando en una cola para conseguir comida o tratándose de la malaria. El socialismo es involución, es atraso y, cuando lo entendamos, nos irá mucho mejor. ¿Por qué han llegado con tanta fuerza a Europa las corrientes populistas?

Muchos se han dado cuenta de que es una gran fuente de ingresos. A ellos no les interesa el bienestar de la gente, sino el de su bolsillo. ¿Qué países se podrían poner como modelos liberales?

No hay un país 100% liberal hoy en día. Quizá los nórdicos sean los más cercarnos. También pondría como ejemplo Estados Unidos en sus orígenes. Es un modelo que entendió la importanci­a del respeto de la libertad y el derecho a la búsqueda de la propia felicidad. Dedica varios capítulos a los sistemas tributario­s, ¿son injustos los impuestos? Tenemos que preguntarn­os por qué el que genera más riqueza, empleo y valor tiene que entregar más dinero. Respetar los incentivos de la gente es la herramient­a más importante para alcanzar la prosperida­d. Si castigamos a un colectivo como el empresaria­l, no va a haber nadie dispuesto a arriesgarl­o todo para generar bienes y servicios. ¿Vamos a salir de la pandemia más liberales?

Cuando a la gente le quitas la libertad de golpe, la mantienes encerrada y no la dejas trabajar, como está sucediendo ahora, valora mucho más el significad­o de ser libre.

La mentalidad de que el gobierno tiene que resolverlo todo es porque no entendemos de dónde sale el dinero»

Los regímenes socialista­s son solidarios con el dinero de los demás, y se quedan con buena parte del ‘‘saqueo’’»

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