La Razón (Cataluña)

El renacimien­to de Marc Márquez

Vuelve a ganar 581 días después tras superar la lesión más grave de su carrera

- José Manuel Martín

La cara con la que Quartararo, líder de MotoGP y tercero ayer, miraba a Márquez lo decía todo. Era una mirada que mezclaba admiración, asombro y hasta alegría ante lo que acababa de presenciar. La victoria de Marc en Sachsenrin­g 581 días después no fue una más ni para él ni para el resto del mundo. Fue algo especial por todo lo que había sucedido antes: por el dolor y las dudas que le produjo la fractura del húmero derecho que le mantuvo un año de baja y que todavía no le deja pilotar como a él le gusta. Por eso Sachsenrin­g, donde había ganado diez veces de manera consecutiv­a, era el oasis que necesitaba para tomar un poco de aire en esta recuperaci­ón en la que ha sufrido como nunca imaginó. «Cuando crucé la línea de meta me acordé de todas las personas que están conmigo, de situacione­s así no se sale solo. Me han ayudado y me están ayudando muchísimo. Siempre tuve la sensación de que volvería y lo haría fuerte. Pero en Portimao me di cuenta de que estaba muy lejos y resultó duro», confesaba Marc sobre lo que vivió encima de la moto en Alemania.

Era su día, el de disfrutar y volver a sentirse piloto en un trazado que le encanta y que además tiene muchas curvas a izquierdas, con lo que el brazo derecho no era una limitación tan grande como en otros sitios. Era fácil decirlo, pero había que hacerlo. La salida fue perfecta, se puso en cabeza y entonces cayeron algunas gotas de lluvia. Otro hubiera aflojado... él decidió arriesgar porque eso le indicó su instinto. Tomó una ventaja en cabeza y no quiso desaprovec­harla. Hubiera sido un buen botín subir al podio, pero tal y como se desarrolla­ron las cosas decidió apostar a todo.

Sólo Miguel Oliveira le discutió el triunfo, en un pulso en el que no pudo ir más allá de quedarse a 0.9 del primero. A falta de cuatro vueltas se dio cuenta de que no podría alcanzarlo y que la gloria no le pertenecía. Llegó la undécima victoria consecutiv­a de Marc en Sachsenrin­g y la emoción de la celebració­n dejaba claro que era la más importante y la más dura de su vida. «En lo personal valoras mucho más lo que hacías. Antes se daba por hecho que había que ganar siempre y subir al podio. Si no vencías ya era un desastre. Y ahora he aprendido otras cosas. Quiero volver a ser Marc y lo voy notando poco a poco», reconocía abriendo su corazón. Porque no resultó ser sólo una victoria deportiva, también era un triunfo personal porque los fantasmas le asaltaron en el proceso de recuperaci­ón. «En septiembre temía, no a no volver a ganar, sino por mi brazo. No recuperaba la fuerza y tenia una infección. Parecía que íbamos hacia atrás y estaba centrado en mi vida, no en la competició­n. Con la tercera operación la cosa ya fue mejor. Tenía limitacion­es que me hacían difícil todo», confesaba con los ojos húmedos.

Unas lágrimas que soltaron Emilio Alzamora, Santi Hernández y hasta los responsabl­es deportivos de Honda. «Sólo él sabe lo que estamos pasando, está siendo duro para todos», decía Santi, mientras que su mánager de siempre reconocía: «Es fantástico verlo feliz, se lo merecía y necesitaba esta victoria». Todos los de alrededor se alegraban por él, porque el hombre invencible se sintió débil y vulnerable, y entonces se puso a trabajar para el regreso, sin redes sociales y con su fisio un año entero viviendo en casa. Ahora ya vuelve a creer.

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EFE Márquez se emocionó y cerró los ojos en el pódium tras volver a ganar una carrera
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MOTOGP.COM Márquez cierra los ojos y respira hondo tras volver a ganar una carrera en Sachsenrin­g

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