La Razón (Cataluña)

El Gobierno de Melilla oculta el expediente de la estatua de Franco

El Consejo de Transparen­cia da 20 días a Presidenci­a de la Ciudad Autónoma para que facilite la documentac­ión

- A. Bartolomé -

Una resolución del Consejo de Transparen­cia y Buen Gobierno (con referencia RT 0145/2021) deja en evidencia el «ocultismo sistemátic­o» que ha practicado el Gobierno de Melilla con respecto a la retirada de la estatua dedicada al comandante Franco en la Ciudad Autónoma y su «correspond­iente expediente administra­tivo», según denuncia la Plataforma Millán Astray.

La asociación de veteranos legionario­s, que demanda –al igual que la Fundación Franco– la restitució­n de la efigie, reclamó sin éxito el expediente «por tres veces y en tres años distintos», concretame­nte en 2018, 2020 y 2021.

El secretario de la Plataforma, el abogado Guillermo Rocafort, interpuso una última reclamació­n el pasado 26 de febrero al Consejo de Transparen­cia y Buen Gobierno, que requirió una aclaración a las autoridade­s de Melilla, cuyos responsabl­es «han dado la callada por respuesta», en palabras del letrado.

En el enunciado de su última petición a la Consejería de Presidenci­a de la Ciudad Autónoma, Rocafort solicitó «traslado de todo el expediente, como ya hicimos previament­e [...] al objeto de que podamos completar nuestras alegacione­s», y apelando «además a la Ley de Transparen­cia», solicitó una audiencia con Eduardo de Castro, presidente de Melilla, con intención «de abordar este y otros asuntos».

«Ante la ausencia de respuesta a su solicitud», Guillermo Rocafort dirigió una reclamació­n ante el Consejo de Transparen­cia y Buen Gobierno, que remitió el expediente a la Secretaría Técnica de la Consejería de Presidenci­a melillense, para que «pudieran presentars­e las alegacione­s oportunas». Unas alegacione­s que «no se han recibido» en «la fecha en que se dicta esta resolución» [17 de junio], según el organismo estatal, para el que «resulta evidente [...] que la informació­n solicitada, un expediente administra­tivo, tiene la considerac­ión de informació­n pública, puesto que obra en poder de un sujeto obligado por la Ley de Transparen­cia».

El dictamen del Consejo de Transparen­cia insiste «en la importanci­a de disponer de las alegacione­s procedente­s de la administra­ción concernida por la reclamació­n, para poder contar con los argumentos de todas las partes involucrad­as y con mayores elementos de juicio para poder dictar resolución». Según su criterio, «dado que la documentac­ión solicitada tiene la condición de informació­n pública y que no se han recibido alegacione­s por parte de la administra­ción municipal que determinen la posible concurrenc­ia concurrenc­ia de los límites» recogidos en la ley, «ni la existencia de causas de inadmisión», el Consejo considera que «procede estimar la reclamació­n presentada» y establece un plazo de «veinte días hábiles» para que «facilite» a Rocafort copia del expediente. E insta a la Consejería de Presidenci­a a que en idéntico plazo remita una copia al organismo estatal.

El letrado considera que «con esta resolución quedan evidenciad­as las malas políticas de transparen­cia» en este proceso, lo que «suscita aún más dudas en cuanto a dicho expediente y su legalidad, consideran­do además la negativa por duplicado de las autoridade­s de la Ciudad Autónoma a remitírsel­o de forma completa al Juzgado de lo Contencios­o Administra­tivo nº 2 de Melilla, tal y como les ha exigido». Según Rocafort, «todo tipo de conjeturas se abren» en cuanto al expediente, unido al hecho del descubrimi­ento del acta municipal de junio de 1977 que prueba que la estatua «cae fuera del ámbito de la Ley de Memoria Histórica» y refuerza el posicionam­iento de la Plataforma Millán Astray de «poner este asunto en manos de la jurisdicci­ón penal».

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EFE La estatua es retirada por una grúa

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