No ha vuelto a delinquir desde 2017
El líder de Òmnium Cultural es el vivo ejemplo de lo que fuentes del Gobierno califican de aquellos condenados que han «exteriorizado su contumacia por la vía unilateral». Despreció públicamente los indultos y ha reiterado hasta la saciedad el consabido «lo volveremos a hacer». De ahí que –como en el caso de Jordi Sánchez– el Ejecutivo haya fijado en cinco años (prácticamente el periodo que le restaba de prisión para extinguir su condena) el plazo durante el cual no podrá reincidir si no quiere ver esfumarse la medida de gracia.
«Esta contumaz actitud que ha mostrado podría suponer que no merezca el indulto por razones de justicia o equidad, pero no pueden anteponerse al superior interés público que inspira la concesión de su indulto».
No obstante, el Gobierno ha tenido en cuenta que a pesar a pesar de sus manifestaciones públicas apostando abiertamente por retomar la vía unilateral que le llevó a prisión «no ha vuelto a instigar o cometer ningún otro acto delictivo» desde 2017, el año de culminación del «procés».
Y es que el Ejecutivo no tiene dudas de que el diálogo es «la única vía eficaz para la superación de las diferencias que ponen hoy en riesgo la convivencia entre los catalanes y entre Cataluña y el resto de España», informa Ep.
De Cuixart y Jordi Sánchez la sentencia del «procés» resalta que ambos asumieron «la vanguardia para la movilización ciudadana dirigida a la celebración del referéndum» ilegal del 1 de octubre de 2017, alentando a los ciudadanos a «ocupar los centros de votación» y a que «impidieran que los agentes policiales pudieran proceder a su clausura».
Asimismo, llama la atención el fallo, los dos «alentaron a los ciudadanos, a través de mensajes de Twitter y de los medios de comunicación, a ocupar los centros de votación antes de la hora en la que estaba ordenada la intervención de la policía autonómica, y les exhortaron a que impidieran que los agentes policiales pudieran proceder a su clausura y a la retirada del material electoral».
La contribución de Jordi Cuixart resultó en todo caso «decisiva» para los fines independentistas pues, como Sánchez, ejercía una «indiscutida capacidad de liderazgo» en una asociación que contaba «con una amplia e histórica trayectoria de movilización popular» «La ausencia de violencia en convocatorias multitudinarias añadía», además, «una seña de identidad que reforzaba, si cabe, su capacidad de convocatoria».