La Razón (Cataluña)

El alquiler barato, un pilar del Estado del Bienestar sueco

El proyecto de ley que ha derribado al Gobierno de Löfven contempla que las nuevas viviendas se regulen por el mercado

- Pedro G. Poyatos

La crisis de la vivienda es uno de los más acuciantes problemas que afronta Suecia. Lo saben bien quienes se trasladan a vivir a Estocolmo o Gotemburgo, donde encontrar dónde vivir se ha convertido en una auténtica odisea con listas de espera de hasta una década para alquilar. Según la Junta Nacional de Vivienda, Construcci­ón y Planificac­ión (Boverket), 255 de los 290 municipios suecos informan de la escasez de viviendas.

A diferencia de otros países europeos, en Suecia los precios de los alquileres están regulados para garantizar el acceso a la vivienda de todo la población. Sin embargo, el escaso margen de beneficio disuade a las constructo­ras a levantar pisos de alquiler, lo que reduce la oferta disponible en las ciudades tras la crisis bancaria de los noventa.

Este sistema busca garantizar que las personas tengan acceso a una vivienda asequible, por lo que, en general, no resulta rentable comprar una propiedad para alquilar. Los controles de alquiler son un pilar clave del modelo social sueco, introducid­o por los socialdemó­cratas después de la II Guerra Mundial y garantizan, en teoría, que incluso aquellos con ingresos modestos puedan vivir en su zona preferida. El acuerdo de enero de 2019 por el que liberales y centristas dieron su apoyo al Gobierno rojiverde en minoría incluye la desregulac­ión del mercado del alquiler, provocando la furia de los ex comunistas, que se unieron a la extrema derecha y a la oposición conservado­ra para derribar al Ejecutivo de Stefan Löfven en la moción de censura del lunes. La enorme demanda facilita que los propietari­os sin escrúpulos cobren de más, y la escasez de apartament­os apartament­os significa que algunas personas acepten pagar más en lugar de pasar por el proceso de buscar una nueva casa. Mientras, los propietari­os de apartament­os pueden subarrenda­rlos a un precio más alto; aunque aún están obligados a cobrar un «alquiler razonable», pueden calcularlo basándose en el valor actual de mercado de la propiedad. El polémico proyecto de ley, que aún no ha iniciado su trámite parlamenta­rio, parlamenta­rio, prevé que los alquileres de los nuevos inmuebles estén sometidos a las leyes del mercado. Propietari­os e inquilinos negociarán el precio.

Los socialdemó­cratas aceptaron a regañadien­tes considerar la posibilida­d para apartament­os de nueva construcci­ón, que hoy representa­n un pequeño porcentaje del parque total de viviendas. Los propietari­os de nuevas construcci­ones ya pueden cobrar alTrece más altos que muchos edificios antiguos durante los primeros 15 quileres años para cubrir los costos de la inversión en el edificio, pero no se pueden negociar de forma individual.

Los jóvenes suecos son un grupo que sufre especialme­nte la situación. Para muchos, la idea de tener su propia casa es cada vez más un sueño imposible. Según un informe de la Unión Sueca de Inquilinos, casi una cuarta parte de los jóvenes de entre 20 y 27 vive actualment­e con sus padres, el número más alto desde que se registraro­n las cifras por primera vez en 1997, cuando la proporción era del 15%. Solo el 57% de las personas en ese grupo de edad tiene su propia casa, ya sea a través de un contrato de alquiler de primera mano o una propiedad de una cooperativ­a.

La lista de espera para alquilar una casa en las grandes ciudades llega a durar una década por la escasez de viviendas

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DREAMSTIME En Estocolmo y Gotemburgo, la lista de espera para encontrar una vivienda de alquiler puede durar hasta diez años ante la falta de oferta

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