González Sainz propone una «fuga hacia la realidad» en el inicio de su nueva trilogía
Pide «detenerse a meditar y distinguir» ante la hegemonía de los relatos y la tecnología
El escritor soriano J.Á. González Sainz propone una «fuga hacia la realidad» para huir de los relatos, en «El arte de la fuga», primer volumen de su trilogía «La vida pequeña» (Anagrama).
En una rueda de prensa ayer martes en Barcelona, el autor de «Volver al mundo» y «Ojos que no ven» criticó que en la actualidad «todo se ha convertido en relato», a beneficio de la publicidad, la propaganda y los discursos políticos, y aseguró que la pandemia de covid-19 no ha alterado el nivel de consumo continuo de falsos relatos.
Esas disciplinas imponen, según González Sainz, su narrativa: «Una venta de relatos con un grado de falsedad, de alejamiento de algo que me interesa muchísimo y voy buscando con la seguridad de que no voy a encontrar nunca, que es la ‘cosa en sí’ que les fascinaba a los filósofos clásicos».
Ilustró su teoría: «Se trataría de rescatar un lugar funcional en el esquema del lenguaje a la ‘cosa en sí’, porque si no, lo mismo mismo da el relato de ETA que el de las víctimas, porque todo son relatos. El que tenga un aparato de publicidad y propaganda mayor a su servicio será el que deje el relato definitivo, pero en ese caso está el muerto», reflexionó.
González Sainz pidió, así, huir a los elementos de realidad que den más valor al esquema del lenguaje, porque, «si el lenguaje se va por los cerros de Úbeda del significante», dará lo mismo lo que se diga y un político podrá decir hoy una cosa y mañana otra.
Con todo, el libro es, en palabras de su autor, una «convocatoria a reconsiderar la vida en todos sus niveles», sobre todo en un momento en que la tecnología puede reducir la humanidad a la condición de cobayas de los algoritmos --en sus palabras--.
Ante ello, hay una «invitación a detenerse a meditar y distinguir» sobre la forma cómo se afronta el tiempo y el lenguaje, y evitar que se escurra lo más importante.
«El arte de la fuga» también cuenta con pasajes autobiográficos en los que el autor defiende «los lugares pequeños», como su Soria natal, como lugares a los que se puede huir en un plano más físico, y en los que se puede incidir, colaborar y pelear en causas sociales.
El escritor explicó que el concepto de la fuga está presente en su yo literario y personal: «Uno no puede más que desear fugarse; la escritura y el lenguaje es una línea de fuga infinita y las cosas nunca están dichas del todo, siempre hay que reconsiderarlas y volverlas a decir. Por otra parte me canso mucho de los sitios donde vivo, de las situaciones, y muchas veces uno necesita salir y tomar aire».
Las siguientes partes de la trilogía serán la meditación sobre un lugar, «más o menos Soria o su provincia», y la meditación sobre el tiempo.