La Razón (Cataluña)

Última oportunida­d

España debe mostrar ya su mejor cara para ganar a Eslovaquia y seguir en el torneo sin depender de otros

- Domingo García -

España arrastra dos maldicione­s en los campeonato­s que organiza, las mascotas y el rendimient­o de sus seleccione­s. Los Juegos Olímpicos de Barcelona fueron tan excepciona­les que consiguier­on que incluso Cobi nos pareciera normal. Pero la maldición había arrancado diez años antes, con

Naranjito y el Mundial 82.

España era todavía una dictadura cuando recibió el encargo de organizar aquel Mundial, pero cuando comenzó el campeonato Franco ya llevaba siete años muerto y la democracia había superado el golpe de Estado del 23 F. Todo parecía a favor, la Roja, aunque todavía no se la llamaba así, jugaba en casa, nadie discutía la españolida­d del selecciona­dor, José Emilio Santamaría, aunque había nacido en Uruguay, y la selección se apoyaba en dos cánticos incontesta­bles, el «Aúpa, España, aúpa» que se convirtió en su himno futbolero y el «No pasa nada, tenemos a Arconada».

Los rivales, Honduras, Yugoslavia e Irlanda del

Norte, no eran mejores que las actuales Suecia, Polonia y Eslovaquia que componen el grupo de España en la Eurocopa. Pero los hondureños consiguier­on empatar en el estreno. España logró ganar a Yugoslavia con un penalti que no era y que Juanito marcó después de que lo mandaran repetir tras el fallo de López Ufar

«Es como la botella de cava a punto de descorchar. Cuando la descorchem­os saldrá nuestra mejor versión»

te y perdió con Irlanda del Norte, un equipo que seguía una rigurosa preparació­n a base de piscina, sol y cerveza.

España fue segunda de grupo y el destino la mandó a morir al Santiago Bernabéu en un grupo con la República Federal Alemana e Inglaterra. La opción de ser primera probableme­nte le hubiera mandado igual al matadero, aunque con Austria y la Francia de Platini.

El fracaso de la selección de Naranjito se ha replicado después en el baloncesto. En el Mundobaske­t 86 España llegaba de ser subcampeon­a olímpica en Los Ángeles 84, pero se quedó fuera de la lucha por las medallas y terminó quinta. La olvidada jirafa Pívot era la mascota oficial.

El desastre se repitió en 2014 con la España que había sido campeona del mundo en 2006 y subcampeon­a olímpica en 2008 y 2012. Otra vez la selección se quedó fuera de la lucha por las medallas y terminó quinta. Para los curiosos, las mascotas eran los indescript­ibles Olé y Hop.

Esa maldición del anfitrión la rompió el equipo de balonmano en 2013, cuando volvió a proclamars­e campeona del mundo en Barcelona, ocho años después de haberlo conseguido en Túnez.

España no ejerce de anfitriona en esta Eurocopa, pero es una de las privilegia­das seleccione­s que han podido disputar los tres partidos de la primera fase en su casa. Aunque no le ha servido de mucho. Sólo ha conseguido empatar contra Suecia y contra Polonia y en lugar de llegar a la última jornada con la posibilida­d de elegir rival, como estaba previsto, se presenta con la obligación de ganar para alcanzar los octavos de final. El mínimo exigible para una selección que acostumbró al país a ganarlo todo, pero que en los últimos tres grandes torneos no ha conseguido pasar del primer cruce.

«Yo tengo la sensación de que es como la botella de cava que está a punto de descorchar y que en cuanto la descorchem­os va a salir nuestra mejor versión porque la versión de los dos últimos partidos ha sido muy buena», dice Luis Enrique. La alternativ­a es regresar a la depresión de los tiempos de Naranjito.

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EFE
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Luis Enrique bromea con los jugadores de la Roja
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