La nuez amarga
La nuez, en su nombre original, significa la «semilla de Dios» y tanto los griegos como los romanos la consideraban un alimento de los dioses, por su peculiar forma de cáscara dura y rugosa, con cuatro semillas suaves y cuya formase parece al cerebro humano. Y uno de los alimentos más saludables que se puedan comer. El 26 de abril de 1990, el que fuera presidente del PNV, Xavier Arzalluz, se entrevistó de forma secreta con la llamada «Mesa nacional de Herri Batasuna». Dicha reunión trascendió dos años después al ser incautada el acta redactada por HB, en un registro ordenado por la Audiencia Nacional en el domicilio del secretario general del sindicato abertzale LAB. El documento explicitaba la opinión que Arzalluz mantenía entonces sobre una coincidencia de objetivos entre su partido y ETA, destacando una frase del líder nacionalista: «No conozco ningún pueblo que haya alcanzado su liberación sin que unos arreen y otros discutan; unos sacudan el árbol, pero sin romperlo para que caigan las nueces, y otros las recogen para repartirlas». Las nueces, cuya principal virtud, es su capacidad de saciar el hambre.
Han pasado ya 31 años desde que, Arzalluz, hiciera esta declaración de intenciones, y el PNV parece seguir el guion de aprovecharcualquier situación de crisis española (sea terrorismo, golpismo o pandemia), y avanzar en su camino hacia la obtención de la independencia. Una estrategia que le permite camuflarse como un partido moderado para obtener, sin riesgo de perder su cuota de poder, sus objetivos espurios. Y saciar su hambre nacionalista. El 1 de junio de 2018, el PNV, se convirtió en el factor clave para que Pedro Sánchez ganara la moción de censura a Mariano Rajoy (justo ocho días después de aprobar los presupuestos al gobierno del PP). Desde entonces, han recogido más competencias, entre ellas la de prisiones, una de las nueces más apetecibles para el nacionalismo.
El pasado miércoles, justo en el momento en que salían de la cárcel de Lledoners. los líderes indultados, el nuevo presidente del PNV, Andoni Ortuzar, exclamaba exclamaba que, «El indulto no es suficiente», amenazando que van a poner encima de la mesa de negociación las mismas «aspiraciones de Cataluña para llegar a acuerdos, lo mismo que haremos nosotros cuando llegue el momentode nuestro nuevo esta tus », proponiendo tres vías para solucionarel problema territorial ,« el reconocimiento de que Euskadi y Cataluña somos una nación», la consolidación de una relación bilateral de ambas con el Estado «con respeto mutuo y al mismo nivel» y dar apoyo a vías de resolución del enfrentamiento territorial «más allá de las judiciales». Sacudiendo el podrido nogal catalán, para recoger más nueces. Pero algo puede estar cambiando en el País vasco. Bildu ha conseguido llegar a grandes acuerdos con el PSOE a nivel nacional y especialmente ha aupado al poder a Chivite, acercando un poco más el principal objetivo separatista, obtener el «anchluss» del viejo reino de Navarra. La desaparición de los partidos constitucional is tas
El liderazgo de Otegi apunta a un cambio de ciclo electoral en el País Vasco. Por eso, Ortuzar busca nuevas nueces
en Euskadi, la inoperancia de «Navarra Suma», la estrategia socialista de blanqueamiento de los delitos desangre de los etarras y el liderazgo de Otegi, apuntan a un posible cambio de ciclo electoral en el país vasco, y la derrota del PNV. Por eso Ortuzar busca nuevas nueces, para alimentar el insaciable hambre de poder de su partido. Todo ello ha coincidido con el último sociómetro del Gobierno vasco, que muestra como en el último año el apoyo a la independencia y el sentimiento de identidad exclusivamente vasco han caído a niveles mínimos históricos, siendo sólo el 21% los partidarios de la secesión. Curiosa contradicción entre los sentimientos de españolidad, mayoritarios entre los vascos, y los resultados electorales, dónde el nacionalismo es hegemónico. La nuez amarga del nacionalismo. Los vascos se sienten más españoles que nunca.