La Razón (Cataluña)

Hallan dos botellas de Tomás en el fondo del mar

Pudo utilizarla­s para bajar a mucha profundida­d y no poder subir

- L. L. Á. - Madrid

El buque del Instituto Oceanográf­ico «Ángeles Alvariño» localizó hace unos días en el fondo del mar dos botellas de oxígeno puro con las que Tomás Gimeno pudo haberse suicidado. Según ha explicado en «El Programa de Ana Rosa» el periodista Antonio Hererro, de «Buenos días, Canarias» el buque detectó en el fondo marino y subió a bordo «dos botellas de oxígeno tipo get, que son de aluminio del tamaño de una botella de agua de 50 ml, que utilizan los pilotos de las fuerzas aéreas cuando caen al mar y que tienen una boquilla».

Al parecer, la Guardia Civil ya habría comprobado que pertenecen a Gimeno a través del número de serie y saben hasta la tienda donde las compró. El tíquet de compra habría sido localizado durante uno de los registraos de la vivienda de Gimeno, en Candelaria, y el escenario del crimen. Este hallazgo podría avalar aún más la hipótesis del suicidio de Gimeno: «Se pudo tirar al agua con ese cinturón de plomos -que aún siguen buscando- y las dos botellas que te permiten inhalar oxígeno puro y provocarte lo que se denomina la muerte dulce». Es decir, Gimeno se habría tirado al agua con el cinto de plomo y las dos botellas para poder garantizar­se que bajaba a suficiente profundida­d. Cada botella, aseguran los expertos, tendría autonomía para unos 3 minutos, por lo que pudo estar más de cinco minutos bajando hacia el fondo del mar.

Aunque el quisiera subir y, por instinto de superviven­cia se desabrocha­ra el cinturón de plomo, ya no tendría tiempo material para llegar a la superficie por falta de oxígeno, por lo que comenzaría a entrar en una fase de aletargami­ento y mareo antes de morir, lo que se conoce como la «muerte dulce» porque, al parecer, la persona no es consciente y se produce sin sufrimient­o.

Los conocimien­tos en buceo de Gimeno avalan esta teoría y la hipótesis casi desde el primer minuto de los investigad­ores –que las niñas iban dentro de los dos petates que cargó a la barca y que, tras deshacerse de ellas él se había suicidado– parece reforzada con este

 ?? EFE ?? hallazgo, que se produjo en un punto entre Radazul y Azaña, a unos 10 kilómetros de la costa este tinerfeña, donde el «Ángeles Alvariño» estuvo días trabajando. Otra muestra más de que volvieron a acertar con las coordenada­s donde buscaban. El punto, bastante alejado del lugar donde se localizó el cuerpo de Olivia el pasado 10 de junio, se centró en base a las últimas conexiones telefónica­s de Gimeno, que hasta las 2:30 de la madrugada del 28 de abril aún mantuvo interaccio­nes telefónica­s. Después, se cree que tiró el móvil y, quizás tras navegar algo más de tiempo, se lanzó él al agua mediante este sistema. Por eso la búsqueda del ancla (que sujetaba las bolsas donde metió a Olivia y Anna) y del cinturón de plomos, siempre ha centrado el interés de los responsabl­es de la investigac­ión.
La zona de este último hallazgo se encontraba ayer sometida a malas condicione­s, «mala mar», por lo que los expertos se encontraba­n a la espera de que esta situación remitiese (la previsión era que así fuera la madrugada de hoy) para volver al lugar y continuar con la búsqueda de los restos de Tomás Gimeno, ya que tras casi dos meses sumergido en el fondo del mar es posible que la fauna cadavérica haya hecho su función y dificulte la localizaci­ón.
Mientras, la madre de las pequeñas, Beatriz Zimmermann, sigue con interés los avances de al investigac­ión y prepara, para la semana que viene, un funeral público por sus hijas.
El «Ángeles Alvariño» espera ayer que remitiese la mala mar en la zona para continuar
EFE hallazgo, que se produjo en un punto entre Radazul y Azaña, a unos 10 kilómetros de la costa este tinerfeña, donde el «Ángeles Alvariño» estuvo días trabajando. Otra muestra más de que volvieron a acertar con las coordenada­s donde buscaban. El punto, bastante alejado del lugar donde se localizó el cuerpo de Olivia el pasado 10 de junio, se centró en base a las últimas conexiones telefónica­s de Gimeno, que hasta las 2:30 de la madrugada del 28 de abril aún mantuvo interaccio­nes telefónica­s. Después, se cree que tiró el móvil y, quizás tras navegar algo más de tiempo, se lanzó él al agua mediante este sistema. Por eso la búsqueda del ancla (que sujetaba las bolsas donde metió a Olivia y Anna) y del cinturón de plomos, siempre ha centrado el interés de los responsabl­es de la investigac­ión. La zona de este último hallazgo se encontraba ayer sometida a malas condicione­s, «mala mar», por lo que los expertos se encontraba­n a la espera de que esta situación remitiese (la previsión era que así fuera la madrugada de hoy) para volver al lugar y continuar con la búsqueda de los restos de Tomás Gimeno, ya que tras casi dos meses sumergido en el fondo del mar es posible que la fauna cadavérica haya hecho su función y dificulte la localizaci­ón. Mientras, la madre de las pequeñas, Beatriz Zimmermann, sigue con interés los avances de al investigac­ión y prepara, para la semana que viene, un funeral público por sus hijas. El «Ángeles Alvariño» espera ayer que remitiese la mala mar en la zona para continuar
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Tomás Gimeno practicaba pesca submarina y conocía el mar

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