Una visión desenfocada
La resolución de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa sobre el procés expone una visión de España y de la salud de nuestro estado de derecho que nada tienen que ver con la realidad. El informe es profundamente contradictorio, y no refleja la fortaleza de la democracia española ni puede ser considerado como un canon de la salud de nuestras instituciones. El simple hecho de que el Consejo de Europa haya comparado, siquiera sea indirectamente, los procedimientos y resoluciones judiciales sobre procés con la situación de la minoría kurda en Turquía, es un ejemplo del grave desconocimiento o la parcialidad con la que se ha elaborado la resolución.
Es también muy grave que el informe inste al Estado y a las autoridades españolas a adoptar una serie de medidas que vulnerarían la separación de poderes y la independencia de los tribunales, tal y como han denunciado el Consejo General del Poder Judicial. Resulta inaudito que se ponga en duda que los diferentes procedimientos judiciales no han contado con todas las garantías o no han sido respetuosos con las leyes y los derechos constitucionales. Precisamente en este terreno sorprende que en la Asamblea Parlamentaria hayan triunfado las tesis independentistas de que los condenados lo fueron por sus opiniones o por su ideología, pasando por alto la comisión de los delitos de sedición, desobediencia y malversación de fondos públicos.
La conclusión a la que deberíamos llegar es que en plano internacional, especialmente en algunas instituciones dedicadas a la defensa de los derechos humanos y a la promoción de la democracia, han tenido éxito la tesis independentistas y su visión parcial y sesgada de todos los acontecimientos, decisiones políticas y procedimientos judiciales que rodean al procés. En el relato político en relación con Cataluña, especialmente en ese plano internacional y no tanto en la opinión que cada gobierno tiene sobre cómo ha actuado y funcionado el Estado español y sus instituciones, merecería que el Gobierno y el conjunto de partidos que han defendido la legalidad constitucional, hicieran un esfuerzo por corregir esa visión profundamente desenfocada de nuestra democracia. Quizás los indultos concedidos, a pesar de las profundas discrepancias entre Gobierno y oposición, ayuden a ganar en el futuro el relato internacional que hasta ahora se ha perdido sobre la situación en Cataluña y su relación con el resto de España