¿A quién envidia Vincent Cassel?
Para los acérrimos de la simbología nacional francesa, de la comedia coral, estridente y aleccionadora que tanto disfrutan a las orillas del Sena, o incluso simplemente para toda esa legión de fans que todavía hoy lo sigue reduciendo al «ex de la Bellucci», descubrir pinceladas canosas en el pelo de Vincent Cassel, debe equivaler al final de una era. Gracias a su nueva película, «Envidia sana», confirmamos que sí, que el actor también se ha hecho mayor. Dirigida por Daniel Cohen, la cinta plantea una reflexión –a través de dos parejas de antiguos amigos cuyos caminos profesionales nada tienen que ver– sobre las consecuencias distorsionadas del éxito y, especialmente, la envidia. Su absurdo nacimiento a partir de episodios cotidianos, su progresivo y peligroso desarrollo y su capacidad final de romper relaciones.
Asegura Cohen en entrevista telefónica que la experimentada de forma más reciente por él resulta mucho más naif que la mostrada por los protagonistas de la película: «Acabo de ser padre, tengo un bebé de dos meses y tal vez esa sensación de envidia por la que me preguntas la tenía al principio, cuando veía a otros padres con sus familias ya formadas», confiesa risueño. Cuando Léa (a quien da vida la ganadora del César a mejor actriz por «The Artist», Bérénice Bejo), que trabaja como dependienta en un centro comercial, se convierte repentinamente en escritora de éxito, las alarmas de sus amigos y especialmente de su pareja, Marc (Cassel), empiezan a resonar con fuerza y a agudizar los celos y complejos individuales de cada uno de ellos. «Marc es un personaje, en efecto, dominador. No lleva nada bien el triunfo de Léa. Este tipo de personas acaban desestabilizándose desestabilizándose cuando alguien de su entorno tiene más éxito que ellos», indica el director, y añade: «La base de todo en este caso es el miedo. Miedo a que la otra persona cambie, a que terminemos perdiéndola». Cohen subraya además la importancia de la suerte en la obtención del éxito y asegura que «esta se provoca emprendiendo. Hay demasiadas puertas aunque al final la voluntad es lo que crea el camino», remata.