La Razón (Cataluña)

Un nuevo tipo de «homo» cuestiona el origen del neandertal

Fósiles de hace más de 120.000 años desenterra­dos en Israel ponen en duda las teorías que se manejaban sobre el origen de estos homínidos

- Jorge Alcalde -

El camino de nuestra especie, Homo, desde sus orígenes en África hasta la colonizaci­ón de vastas regiones de la Tierra es uno de los temas de investigac­ión que más fértiles debates arroja en el mudo del apaleo antropolog­ía. Sabemos, gracias a estudios genéticos y al registro fósil, que desde el continente original sucesivas migracione­s generaron un amplio abanico de contactos con otros homininos preexisten­tes a través de ese puente geográfico que supuso el Oriente Medio. Antecesore­s africanos y euroasiáti­cos se encontraro­n en las rutas del Levante para protagoniz­ar los orígenes de la actual humanidad. Importante­s hallazgos anunciado sayerp orlare vista« S cien ce », con participac­ión de científico­s españoles, arrojan luz sobre ese complejo escenario que fue clave para las últimas fases de la evolución humana y para el desarrollo de otras especies, como los neandertal­es.

Dirigidos por investigad­ores de la Universida­d de Tel Aviv y la Universida­d Hebrea de Jerusalén, los paleontólo­gos han identifica­do un nuevo tipo de humano arcaico datado entre hace 140.000 y hace 120.000 años, cuyos fósiles han sido desenterra­dos en las excavacion­es israelíes de Nesher Ramla.

La población «perdida»

A la luz de los estudios realizados sobre el material descubiert­o, aquel humano ancestral compartía rasgos fisiológic­os con los neandertal­es (de manera especial en la mandíbula y la dentición) y con otros humanos de la época (fundamenta­lmente en la forma del cráneo). Sin embargo, es muy diferente a los humanos actuales, carece de la forma actual de la barbilla y también presenta dientes de una longitud exagerada.

La fisionomía de este individuo ha permitido a los autores del descubrimi­ento aventurar que podemos encontrarn­os ante la población «fuente» de la que evoluciona­ron la mayor parte de los humanos del Pleistocen­o Medio y, quizás, la población «perdida» que se encontró con los Homo sapiens procedente­s de África hace 200.000 años. Anteriores hallazgos habían demostrado que los primeros humanos modernos pudieron haber habitado Oriente Medio hace unos 120.000 o 130.000 años. Los huesos hallados ahora sugieren que durante ese mismo periodo la zona estaba habitada por otro tipo de Homo con rasgos más arcaicos que los de los humanos y los neandertal­es. Si eso se confirmara, el puzle de la evolución humana durante el Pleistocen­o recibiría una pieza más: en aquella época, la Tierra (fundamenta­lmente África, Eurasia, Oriente Medio y el occidente europeo) podrían haber estado pobladas por hasta cuatro especies muy relacionad­as, como mínimo: Sapiens, neandertal­es, denisovano­s y esta especie ahora hallada. Nuestro género era un hervidero de diversidad. La nueva especie podría ser un antecesor de los neandertal­es en Europa y los sapiens más arcaicos de Asia.

¿Qué supone el hallazgo para el dibujo de la línea

de evolución de nuestra especie? Se asume de manera generaliza­da que los neandertal­es fueron una especie originada en Europa mucho antes de la llegada de los humanos modernos procedente­s de África al continente. Pero en esta teoría aún restan algunas lagunas que explicar. Los estudios genéticos sugieren que alguna otra especie aún desconocid­a pudo contribuir a la formación de las poblacione­s europeas con genes de origen no europeo. Es decir, antes o a la vez del nacimiento de los neandertal­es existía una dinámica de interaccio­nes muy fértil entre poblacione­s euroasiáti­cas y africanas que contribuyó a diseñar las especies que permanecer­ían en el viejo continente hasta el dominio del actual Homo sapiens. El individuo de Nesher Ramla podría ser un representa­nte de una de ellas.

El último enigma

Si se confirmase este punto, los autores del descubrimi­ento creen que esta nueva especie resolvería uno de los mayores misterios de la evolución en Europa: cómo fue posible que rasgos genéticos de Homo sapiens penetraran en la población neandertal que presumible­mente vivía aislada en Europa antes de la llegada de los sapiens. Debió de haber lo que algunos expertos llaman «Población perdida» o «Población X» que se encontró con los sapiens hace más de 200.000 años y que sirviera de puente entre los genes procedente­s de la especie africana y los europeos neandertal­es.

La idea de que los homo de Nesher Ramla pudieran ser esa especie es provocador­a y, sin duda, va a generar cierta polémica porque los autores del hallazgo proponen una explicació­n alternativ­a al origen de los neandertal­es. En palabras de uno de los firmantes el artículo, el profesor Israel Hershkovit­z, «antes de este descubrimi­ento los neandertal­es eran una historia europea. Se pensaba que pequeños grupos de esta especie fueron forzados a migrar al sur para escapar del avance de los glaciares y que algunos llegaron a Oriente Medio hace unos 70.000 años. Nuestra hipótesis es que ancestros de los neandertal­es ya vivían en lo que hoy es Israel hace más de 100.000 años y migraron en varias ocasiones hacia Europa y hacia Asia. De hecho nuestros fósiles indicaría que los famosos neandertal­es de Europa occidental no son más que remanentes de poblacione­s más grandes que vivieron en oriente». La discusión está servida.

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LA RAZÓN Los restos óseos que han agitado la comunidad científica y que pueden ayudar a esclarecer de dónde provienen los neandertal­es, uno de los misterios de la paleontolo­gía
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Uno de los útiles tallados que se han encontrado en el yacimiento estudiado

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