La Razón (Cataluña)

Sánchez implicará a Urkullu en la negociació­n a «dos» con la Generalita­t

El Supremo rechaza la suspensión exprés de los indultos

- Carmen Morodo -

La cumbre que hoy mantendrán Pedro Sánchez y Pere Aragonès solemnizar­á la luz verde para una negociació­n bilateral en la que el PSOE y ERC comparten el mismo objetivo. La negociació­n que se abre cuenta con el aval de Íñigo Urkullu, pieza clave en el triángulo de la estabilida­d parlamenta­ria sobre el que Sánchez quiere hacer descansar lo que le queda de legislatur­a.

La cumbre que hoy mantendrán en Moncloa el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalita­t, Pere Aragonés, solemnizar­á la luz verde para una negociació­n bilateral en la que el PSOE y ERC comparten el mismo objetivo. Las dos partes llevan hablando tiempo, han pactado hasta el alcance de los medidos gestos de ERC en relación a la Monarquía, y tienen la voluntad de intentar que el proceso sea largo y que culmine en un acuerdo que pueda someterse a consulta de los catalanes. En un camino intermedio, en el que las dos partes hagan cesiones, quede fuera la autodeterm­inación, pero los independen­tistas también puedan presentars­e con el premio de que tienen su referéndum.

La voluntad es compartida, igual que la desconfian­za. E igual que comparten también ese objetivo no reconocido de que la «mesa» sirva para fortalecer a ERC en la Generalita­t, y al PSOE en Cataluña. De manera que como efecto colateral esquine a los de Carles Puigdemont. Si colabora mínimament­e, Oriol Junqueras tendrá en Moncloa su principal aliado contra Junts y el ex presidente Puigdemont.

La negociació­n que se abre cuenta con el aval del «lendakari» vasco, Íñigo Urkullu, pieza clave en el triángulo de la estabilida­d parlamenta­ria sobre el que Sánchez quiere hacer descansar lo que le queda de Legislatur­a. Después de amagar con algunos guiños guiños de entendimie­nto con Ciudadanos durante el estado de alarma, en esta nueva etapa Sánchez sostendrá su agenda catalana y su agenda progresist­a en el apoyo de ERC y PNV. La «mesa» y el diálogo sobre Cataluña irán ligados al desarrollo en Madrid de la agenda de iniciativa­s sociales y económicas que el Gobierno de coalición llevó en su programa y que hasta ahora no ha podido desarrolla­r por la pandemia. Mucha ideología y afán de movilizar a la izquierda: ley trans, vivienda, memoria histórica...

El esquema de las estrategia­s de movilizaci­ón partidista empieza a parecerse cada vez más al que se desarrolló durante la primera Legislatur­a de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. La cuestión nacional irrumpe para convertirs­e en uno de los ejes del debate, en 2004, los fue por la reforma del Essombra tatut, en este caso, por el diálogo bilateral con la Generalita­t. La nota más discordant­e en esta comparació­n es Vox, que entonces no existía y que ahora es un nuevo agente que está por ver de qué manera altera la rentabilid­ad que derecha e izquierda obtienen de este esquema de confrontac­ión.

En Moncloa saben que deben cuidar la interlocuc­ión con el PNV para que la negociació­n con Cataluña no desequilib­re el otro vértice del triángulo, ni afecte a su posición en el País Vasco, donde son socios de Urkullu.

Desde la parte socialista, la «mesa» tienen que tener en su agenda la financiaci­ón, la revisión competenci­al, la redefinici­ón incluso del sentimient­o de Nación catalana, el reequilibr­io entre Cataluña y Madrid o la definición del papel exterior de las comunidade­s autónomas. Pero es una agenda abierta en la que antes tendrán que definirse la interlocuc­ión, la división sectorial de negociació­n, y hasta los plazos.

El principal problema del Gobierno de Sánchez será sostener esta negociació­n, y alargarla en el tiempo, bajo la competenci­a del independen­tismo en ver quién hace más ruido. Con una dialéctica subida de tono y sin que se interprete ningún signo de rectificac­ión en su discurso, para Moncloa la «mesa» puede ser otro escenario de desgaste agónico, que no haga olvidar los indultos, si no, al contrario, poner en evidencia que la cesión no ha tenido recompensa. Con Junqueras al frente del liderazgo del partido, y haciendo

a la posición más institucio­nal de Aragonés, de momento lo que llega de esa órbita sigue siendo el mensaje de la represión y de la obligación de la independen­cia. Además de los ataques contra el sistema judicial o contra el Tribunal de Cuentas, «tribunal inquisidor» a juicio de los republican­os. Aragonés acude esta mañana a Moncloa con el peso a sus espaldas del escepticis­mo radical del resto del independen­tismo,

Junts, la CUP y hasta la ANC, y aunque pueda colocar en un segundo lugar la autodeterm­inación, lo que no hará será aparcar también el mantra de la consulta a los catalanes.

El PP, por su parte, salió ayer en defensa del Tribunal de Cuentas ante los ataques contra este órgano del independen­tismo y las críticas de varios miembros del Gobierno a las «piedras» que está poniendo en el camino.

El Gobierno canalizará informació­n hacia su socio preferente, el PNV, para blindar su posición en Cataluña y País Vasco

PSOE y ERC comparten el objetivo de profundiza­r en el diálogo como instrument­o para arrinconar a Junts

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EFE

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