La Razón (Cataluña)

Una locura, 3-5 a Croacia y clasificad­os para cuartos

España se mete entre los ocho mejores tras una prórroga en la que decidió un gol de Morata

- Domingo García

Una locura, eso fue el partido de octavos de final entre Croacia y España en Copenhague. Una locura con final feliz, porque los de Luis Enrique ganaron y el viernes buscarán un puesto en semifinale­s. La cosa empezó mal con el fallo de Unai Simón. Reaccionó la Roja, que se puso 1-3 y se dejó remontar al final. En la prórroga decidieron un golazo de Morata y otro de Oyarzabal.

España ganó el último de los partidos que jugó con Croacia. El que dice que ganó por 3-5 y que está en los cuartos de final. Un encuentro que fue del desastre a la gloria y al desastre otra vez antes de llegar al éxtasis. Álvaro Morata se puso la camiseta de Alfonso para recordar aquel gol a Yugoslavia en la Eurocopa de 2000 que mandó a España a jugar contra Francia en los cuartos de final.

Morata lo hizo todo bien, controló con la derecha el centro de Dani Olmo y remató con la izquierda. Un disparo increíble que despertó a España de la pesadilla en la que se había metido y que la llevó a jugar una prórroga cuando tenía el partido ganado. Morata no se conformó y España tampoco. El «7» dio un pase al espacio a Dani Olmo, que volvió a correr por la banda derecha para poner el quinto tanto en los pies de Oyarzabal.

El partido terminaba otra vez cuando aún quedaba toda la segunda parte del tiempo extra. Menos había necesitado Croacia para igualar el partido en los instantes finales de los 90 minutos,

Los de los croatas era una cuestión de fe que convirtier­on en media hora más de esperanza gracias al empuje y a los pelotazos que siempre ganaba Budimir. Cada pelota dividida se la llevaban los croatas desde el comienzo del partido. La víctima habitual era Eric García, que fue sustituido por Pau Torres en la segunda mitad.

Y encontraro­n la igualada en un gol de Orsic que Unai Simón sacó ya desde dentro de la portería. El tercero, el del empate, llegó en un error defensivo, en un remate de cabeza en el área peque

ña. Llegó allí sin que nadie le persiguier­a. Ya no estaba Koke en el campo para correr detrás de los centrocamp­istas croatas.

España no se dio por vencida y demostró el carácter del que se dudaba antes de que empezara el campeonato. La Roja fue capaz de sobreponer­se al error de Unai Simón en el comienzo del partido. El primer gol de Croacia llegó en una jugada ridícula, un pase atrás de Pedri desde el centro del campo que el portero no acertó a controlar. Se perfiló para jugar con el pie en lugar de proteger la portería y la pelota se fue hacia dentro.

España no se rindió. Se quedó dolorida unos minutos por el golpe, pero encontró en la banda derecha el camino por el que devolver el partido a su lugar. Por allí entraba Sarabia y fue el extremo del PSG el que igualó el partido con un zurdazo desde dentro del área. Otro despiste, esta vez de los croatas, había facilitado la labor de España.

Pero fue Azpilicuet­a el que devolvió el orgullo a la Roja y la dignidad a Unai Simón con su gol. El lateral español sabe siempre lo que tiene que hacer sobre el campo. Aunque a veces parezca ilógico o se salga del guion. No estaba previsto que Azpi se arrancara desde su campo al recibir un pase del portero cerca de su propia área. Pero esa carrera contra natura le sirvió para romper las líneas de la defensa croata, que estaba preparada para contener infinidad de pases, pero no para esa arrancada.

Llegó hasta el campo contrario, se la dio a Pedri y todo funcionó. El centrocamp­ista del Barcelona aguantó el balón el tiempo justo para que los croatas intentaran hacer un dos contra uno y dejaran libre a Ferran Torres, con el tiempo necesario para levantar la mirada y ver que Azpilicuet­a no se había parado al cruzar el campo y llegaba al área para rematar de cabeza el gol que ponía a España por delante.

Azpilicuet­a pone orden en el campo y también lo ponía en el marcador. Es de esos futbolista­s, como Koke, que siempre saben lo que tienen que hacer en el campo. Dos líderes que mejoran a España. El centrocamp­ista del Atlético, después de todo el campeonato cubriendo los lugares que dejaban libres sus compañeros, decidió en la primera parte que lo que necesitaba España eran desmarques para romper la defensa croata. Y así estuvo a punto de marcar tras un magnífico pase de Pedri. Pero el guardameta croata le sacó el disparo con el pie.

El tercer gol llegó en otro error de los croatas. Gvardiol se fue a beber agua y Pau Torres aprovechó para cruzar un balón en un saque de falta que fue a los pies de Ferran Torres. El delantero del City encaró al portero y definió con la izquierda con total tranquilid­ad.

El partido parecía cerrado, pero no sabía España lo que le quedaba aún por sufrir, lo que le quedaba por vivir. Unai Simón tuvo tiempo para reivindica­rse y salvar varias veces a España, que dio lo mejor cuando se liberó de la obligación de jugar al toque por los espacios que dejaban los croatas. Se volvió loca y fue feliz.

 ?? EFE ?? Los futbolista­s de la selección española celebran en el vestuario del Parken de Copenhague el pase a cuartos de final tras ganar a Croacia
EFE Los futbolista­s de la selección española celebran en el vestuario del Parken de Copenhague el pase a cuartos de final tras ganar a Croacia
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EFE
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Morata celebra el cuarto gol de España en la prórroga

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