¿DEBE ELIMINARSE EL MONUMENTO A LA BATALLA DEL EBRO?
A FAVOR
Lo inauguró el propio Francisco Franco en 1966 como una obra del régimen, y apelando a la Ley de Memoria Histórica no queda otra que borrar su rastro del río Ebro.
Huella del franquismo
Se trata de simbología franquista cuya permanencia demuestra la debilidad de la democracia y la vigencia de la huella del franquismo, un argumento que defiende la Generalitat de Cataluña, instigadora y promotora de la retirada.
Su nombre original delata su pasado
Es el mayor vestigio franquista de Cataluña, con 45 metros de altura, y originariamente recibió el nombre de «Monumento en honor al glorioso Ejército vencedor de la Batalla del Ebro».
Recuperar el Puente de la Cinta
Una vez retirado, se podría usar la pilastra que lo sustenta para construir una pasarela que conecte ambos lados de Tortosa y recuperar el puente destruido en 1938.
EN CONTRA
Despojado de su simbología franquista y sin carteles alusivos, el emblemático monumento no tiene por qué ser borrado del horizonte tortosino.
Se votó a favor de su permanencia
En una consulta que el año 2016 organizó el ayuntamiento, los ciudadanos de Tortosa se decantaron por mantener el monumento «reinterpretándolo».
Valores singulares
Su valor patrimonial e histórico, su carácter monumental, el valor artístico o su capacidad de atracción turística en el marco de rutas sobre la batalla del Ebro.
Asimilado por las nuevas generaciones
Diferentes generaciones han crecido sin verlo como un símbolo del franquismo, sino tratándolo con indiferencia, como una parte del paisaje. Sobre todo, después de la retirada de los elementos que más aludían al régimen dictatorial.