España ya tiene relato
Para aspirar a algo en la vida ahora tienes que tener un relato. Eso dicen los gurús. Se trata de vender la moto, la burra, lo que ustedes quieran, de la mejor manera posible. Si el relato te lo articula un CEO, un comunnity manager, un creador de contenidos o algo similar ya te puedes ir a dormir tranquilo porque lo vas a reventar. España tiene un relato en la Eurocopa digno de haber sido parido en Silicon Valley. El disparate vivido en los octavos de final ante Croacia no ha hecho más que confirmarlo.
La ausencia de Ramos y de madridistas; los positivos por coronavirus y la bola de nieve que se formó; las dudas en la portería; la falta de gol; Luis Enrique, así en general; las redes sociales y los salvajes apuntando a Morata y su familia; el desquite ante Eslovaquia y la locura camino de cuartos ante los balcánicos. La elegancia y el criterio de Modric contrastaron con los sobresaltos de España. Para bien y para mal. Porque la gestión de los últimos minutos fue tan caótica como el gol que permitió adelantarse a los croatas. La resurrección postrera de España ocupará un lugar importante en el capítulo de recuerdos de la selección al margen del equipo que lo ganaba todo.
En una época dominada por el entretenimiento de consumo rápido hay pocas actividades más divertidas que seguir la trayectoria de España en la Eurocopa. Los giros de guion son una constante vital en la Roja. Puede pasar de todo y eso, que se lo digan a los CEO, es impagable.
La selección de Luis Enrique, para bien y para mal, es un sobresalto constante