«LAS PRISAS POR SUBIRSE A LA CARROZA NO SON RAZÓN PARA DECIDIR ALGO TAN GRAVE»
Amelia Valcárcel Catédratica de Filosofía
SinSin duda, mi admirada profesora, ha dado usted en el clavo, pero es que hay que imaginarse la cara de susto que se le pondría a más de un conspicuo socialista si los del Orgullo les señalan con el dedo como a vulgares peperos y les sacan a collejas de la carroza. Hoy, lo sabe usted de sobra, ser feminista y haber dedicado una vida de lucha, de estudio y de entrega por la causa de la igualdad de derechos de la mujer, entendidos en el sentido más amplio del término, no impide que esos activistas del «todos, todas y todes» te pongan en la fila de los fachas si no aceptas que el sexo es una construcción social en el que la biología no cumple papel alguno. Como el asunto se presta a múltiples coñas, –en realidad porque sobrepasa la capacidad de asombro de las gentes del común– sólo quienes como usted o como doña Lydia Falcón, – una de las damnificadas por este nuevo extremismo–, han dado batallas que parecían imposibles, adivinan las implicaciones sociales de aceptar un supuesto derecho de autoderminación de género, además, por el ejercicio de la simple voluntad. Se habla, incluso, del borrado de las mujeres, aunque desde un acendrado optimismo antropológico, uno teme que, a la larga, los borrados van a ser otros, que tampoco es cuestión. Aunque, para tranquilidad de todos, lo cierto es que estamos ante un anteproyecto de ley que debe seguir, antes de su discusión parlamentaria, un largo y exigente camino consultivo por instituciones con más crédito que las chicas de Irene Montero, y que es de esperar que una vez que Pedro Sánchez comprenda que ni con todos los votos de las carrozas levanta la losa electoral que asfixia a la vieja socialdemocracia, se imponga el sentido común. Habrá que hacer pedagogía, claro, y no va a ser fácil con buena parte de la izquierda seducida por la ideología queer y unos seguidores que entienden las controversias ideológicas en clave yo soy el bueno y tú un fascista asqueroso. Pero es una batalla que habrá que dar. Afortunadamente el feminismo cuenta aun con muchas mujeres de su valía.