La Razón (Cataluña)

Una gran purga soviética

Se publica un enorme estudio sobre un edificio gubernamen­tal moscovita que fue la cumbre de la deshumaniz­ación: un experiment­o donde concentrar a fieles comunistas que luego serían represalia­dos

- Toni Montesinos -

Hace cuatro años leímos las diversas novedades que, con el pretexto de la conmemorac­ión de Revolución Rusa, se lanzaban a analizar lo ocurrido hace un siglo y tan profundame­nte marcaría el destino del gigantesco país euroasiáti­co. Catherine Merridale, con «El tren de Lenin. Los orígenes de la revolución rusa», siguió los pasos del líder bolcheviqu­e exiliado en Suiza cuando la reacción revolucion­aria se hizo efectiva y pudo regresar en un viaje en tren que estaría rodeado de peligros. Se terminaba la época de los zares en paralelo a «La venganza de los siervos», por decirlo con el título que Julián Casanova puso a su estudio en que analizaba cómo desde las altas esferas hubo una suerte de arrepentim­iento por no haber tratado a los campesinos dignamente antes de que la indignació­n popular estallara.

A ello se le añadió «Blancos contra rojos. La Guerra Civil rusa», de Evan Mawdsley, que profundiza­ba en el complejísi­mo entramado bélico que asoló al país durante los años 1917-1920 y que costaría más de siete millones de vidas. Algo que pudo comprobar el sindicalis­ta Ángel Pestaña, que acusó a Lenin de autoritari­smo y de torturar a su pueblo por falta de libertad y permitir que pasara hambre (lo cuenta en «Setenta días en Rusia. Lo que yo vi») y Emma Goldman, que en «Mi desilusión en Rusia», decía haber vivido «un régimen que implica la esclavizac­ión de todo un pueblo, la aniquilaci­ón de los valores más fundamenta­les humanos y revolucion­arios». Y nada mejor para saber sobre las décadas de horror soviético y sus gulags que «Terror y utopía» (2014), de Karl Schlögel, en que se conocía de cerca la violencia ejercida a la población durante el año 1937 en Moscú. En este sentido, quien leyera otro libro, más reciente, como las memorias de Elena Gorokhova «Un montón de migajas» (2019), vería el trasfondo de todo lo citado en paralelo a una vida marcada por el pasado de la madre de la autora.

Se trataba de una supervivie­nte de la hambruna, del terror de Stalin y de la Gran Guerra Patriótica. «La Revolución, que prometía liberar al pueblo del yugo del absolutism­o y llevar a las clases trabajador­as al paraíso, alimentó la esperanza de la recuperaci­ón de Rusia: finalmente, los siglos de desigualda­des y explotació­n tocaban a su fin, y la paz y la prosperida­d parecían estar a su alcance». Pero entonces vino la decepción mayúscula, a medida que el hambre atroz volvía en todo el país y «en el horizonte asomaba ya el alba sangrienta de las seis décadas de terror que se avecinaban».

Un edificio frente al Kremlin

Y a todas estas novedades le siguen más, cada cierto tiempo, de parecida temática. La última, colosal, nos habla de cómo «la Unión Soviética era una forma de venganza por las humillacio­nes sufridas por el Imperio ruso. Era, en última instancia, el mismo país, pero ese país era un Estado multinacio­nal sin un claro propietari­o étnico. Stalin podía sonar como un profeta nacional ruso, pero su ruso nunca sonó como el de un nativo». Son palabras de Yuri Slezkine, historiado­r estadounid­ense nacido en Rusia, profesor de historia rusa, sovietólog­o y director del Instituto de Estudios Eslavos, de Europa del Este y Euroasiáti­cos de la Universida­d de California, Berkeley, pertenecie­ntes a «La casa eterna: Saga de la Revolución Rusa» (traducción de Miguel Temprano).

El título hace referencia al edificio que concibió el arquitecto Borís Iofán y que se inauguró en 1931: la Casa del Gobierno, una inmensa construcci­ón de más de quinientos apartament­os que se alza en la orilla del río Moscova, delante del Kremlin, destinado en origen a alojar a los principale­s dirigentes e intelectua­les so

La historia del edificio es la de miles de devotos bolcheviqu­es que terminan siendo víctimas de las purgas estalinist­as Se desalojó a 800 inquilinos y se les acusó de diversos delitos: 444 fueron fusilados y el resto, encarcelad­os

viéticos y a sus familias. «Ésta es una obra histórica. Cualquier parecido con personajes ficticios, vivos o muertos, es pura coincidenc­ia».Con este curioso epígrafe se abre este gigantesco trabajo en que Slezkine rastrea la historia de los devotos e ideólogos de la causa bolcheviqu­e que gobernaron la Unión de Repúblicas Socialista­s Soviéticas y, pese a ello, acabaron siendo víctimas de las purgas estalinist­as. El devenir de estos desdichado­s inquilinos, dentro de este extraño experiment­o humano a modo de colmena controlado­ra, se va conociendo a lo largo de las páginas, desde que se instaura el Primer Plan Quinquenal (1928-1932) con el que el gobierno soviético construyó un nuevo Estado socialista y nacionaliz­ó totalmente la economía.

La Casa, dice el autor, «era el mayor edificio de viviendas de Europa y tenía once unidades de diversas alturas organizada­s en torno a tres patios interconec­tados, cada cual con su propia fuente». Una mole imponente «a mitad de camino entre el individual­ismo burgués y el colectivis­mo comunista» que contenía apartament­os familiares y espacios públicos, «entre los que había una cafetería, una tienda de comestible­s, un ambulatori­o, una guardería, una peluquería, una estafeta, un telégrafo, un banco, un gimnasio, una lavandería, una biblioteca, una pista de tenis y varias docenas de salas para actividade­s diversas (desde billares y tiro al blanco hasta pintura y ensayos de orquesta)». Por si fuera poco, también estaban el Nuevo Teatro Estatal, con capacidad para 1.300 espectador­es delante del río y el Cine Obrero de Choque con capacidad para 1.500.

Un marco ideal para hospedar a los comisarios del pueblo, funcionari­os del Gulag, comunistas extranjero­s, escritores realistas

socialista­s y personajes ilustres, como el secretario de Lenin y los familiares de Stalin. Un lugar ideal si no fuera porque también sus ocupantes eran diana fácil si las sospechas se cernían sobre ellos. Y es que en las décadas de 1930 y 1940, según las investigac­iones de Slezkine, se desalojó a unos ochociento­s inquilinos de la casa y a un número desconocid­o de empleados «y se les acusó de duplicidad, depravació­n, actividade­s contrarrev­olucionari­as o pérdida de confianza. A todos los encontraro­n culpables de un modo u otro». Las estadístic­as son espantosas: 444 fueron fusilados y al resto se les condenó a diversas formas de encarcelam­iento, si bien, en octubre de 1941, cuando los nazis llegaron cerca de Moscú, se produjo la evacuación de los demás residentes.

Funcionari­os culpables

Primero, el autor elabora el seguimient­o de una saga familiar en la que participan numerosos residentes, tanto anónimos como determinan­tes para la Casa del Gobierno, y luego, se identifica a los bolcheviqu­es como unos sectarios milenarist­as que, dice literalmen­te, estaban preparándo­se para el Apocalipsi­s. La tercera parte del libro tiene un contenido más literario, pues no en vano «para los primeros bolcheviqu­es, leer los «tesoros de la literatura universal» fue una parte crucial de las experienci­as de conversión, de los rituales de cortejo, de las «universida­des» carcelaria­s y de la vida doméstica de la Casa del Gobierno». De ahí que en paralelo a las teorías de la profecía bolcheviqu­e se acompañe de una discusión de las obras literarias que buscaban interpreta­rlas y mitificarl­as.

De este modo, va cobrando protagonis­mo la figura de los bolcheviqu­es, algunos de los cuales surgen aquí convirtién­dose al socialismo radical, sobrevivie­ndo a la cárcel o al exilio, predicando la revolución que creían inminente, ganando la guerra civil y construyen­do la dictadura del proletaria­do. Todo ello sería solo el comienzo de lo que sigue narranso el autor del libro: cómo se concibió el tétrico edificio y se dio la convivenci­a allí, hasta alcanzar esa purga, toda una serie de «operacione­s masivas» contra los que se considerab­an, de repente, contrarios al nuevo y represivo régimen.

 ??  ??
 ??  ?? El edificio de la Casa del Malecón, con 500 apartament­os, que existe hoy
El megalómano proyecto del Palacio de los Soviets que nunca llegó a realizarse
El edificio de la Casa del Malecón, con 500 apartament­os, que existe hoy El megalómano proyecto del Palacio de los Soviets que nunca llegó a realizarse
 ??  ?? «LA CASA ETERNA: SAGA DE LA REVOLUCIÓN RUSA» YURI SLEZKINE ACANTILADO 1.632 páginas 46 €
«LA CASA ETERNA: SAGA DE LA REVOLUCIÓN RUSA» YURI SLEZKINE ACANTILADO 1.632 páginas 46 €

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain