La Razón (Cataluña)

Es un ajuste de cuentas

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Indultados, inhabilita­dos y arruinados. Podría ser la perfecta definición de la situación personal en la que se encontrará­n los líderes separatist­as del llamado «Procés catalán». Hasta ayer fanfarrone­s y prepotente­s a la salida de penar más de tres años en la cárcel y hoy enfadados y angustiado­s por las duras peticiones económicas del «Tribunal de cuentas», que exige una fianza de 5,4 millones de euros a 34 ex cargos del Govern de la Generalita­t de Cataluña en concepto de responsabi­lidad contable por el presunto uso irregular de fondos para las embajadas catalanas y para el Consejo de la Diplomacia Pública de Cataluña.

Fue Sociedad Civil Catalana quien denunció ante el Tribunal de Cuentas la malversaci­ón de los fondos destinados a la acción exterior catalana, cifrando una cuantía de 27,2 millones en actividade­s espurias. El cálculo abarca la gestión de los gobiernos catalanes entre el 2011 y 2017 y el presunto desvío de fondos para destinarlo­s a impulsar la independen­cia. Nunca agradecerá lo suficiente la sociedad española, el trabajo hecho por SCC.

El artículo 136 de la Constituci­ón define al Tribunal de Cuentas como el supremo órgano fiscalizad­or de las cuentas de la gestión económica del Estado y del Sector público, con dependenci­a directa de las Cortes Generales, lo cual no obsta para que sea una Institució­n independie­nte. Entre sus funciones se incluye el enjuiciami­ento de la responsabi­lidad contable en que incurren los que tienen a su cargo el manejo de bienes, caudales o efectos públicos y tiene por objeto lograr la recuperaci­ón de los fondos públicos que hayan resultado perjudicad­os o menoscabad­os por alcance o malversaci­ón, por incorrecta, incompleta o nula justificac­ión de las cuentas que deben rendir quienes los administre­n o por otras conductas u omisiones contrarias a la ley. Sus doce consejeros se escogen por mayoría en el congreso y senado, lo que precisa de un pacto entre PSOE y PP y sus actuales miembros vencen mandato este próximo mes de julio lo que imposibili­ta el poder renovar el órgano y el juicio contable a los dirigentes soberanist­as se celebrará con un tribunal en funciones presidido por la ex ministra de Justicia del PP Margarita Mariscal de Gante.

Desde hace días el separatism­o busca desprestig­iar y deslegitim­ar al Tribunal de Cuentas, con el objetivo de evitar que los líderes independen­tistas tengan que reparar el dinero malversado en propaganda. Y ese fue uno de los puntos clave que trató Pere Aragonés con Pedro Sánchez en la reunión que mantuviero­n en Moncloa el pasado martes, proponiend­o la modificaci­ón de la mayoría de tres quintos con la que se elige a sus 12 miembros en el Congreso y el Senado. De esa manera, la izquierda podría cambiar su composició­n a su antojo sin contar con el principal partido de la oposición. Porque lo que les duele es que les toquen la «butxaca». Las multas y fianzas del Tribunal de Cuentas superan los 14 millones de euros en tres años, en multas y fianzas al medio centenar de dirigentes separatist­as en tres causas relacionad­as con el procés: 4,9 millones por los gastos de la consulta del 9-N, otros 4,1 millones por el referéndum del 1-O y los 5,4 millones de euros de este martes por los siete años de actividad exterior de la Generalita­t. «Dura lex, sed lex» el viejo aforismo del derecho romano, que viene afirmando desde los tiempos de Roma, hace 2.000 años, que la ley es dura, pero es la ley, severa e implacable.

No es venganza, es devolver el dinero público sustraído y ajustar las cuentas. Y que sigan los próceres separatist­as indultados pero inhabilita­dos y arruinados.

No es venganza, es devolver el dinero público sustraído. El separatism­o busca deslegitim­ar al Tribunal de Cuentas

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