Aragonès tantea la «vía de 2014» para forzar un referéndum
El president reclama la transferencia de competencias sobre consultas vinculantes
Pere Aragonès apuesta por la vía dialogada para hallar una solución a la crisis política catalana y, para ello, no tiene problemas en regresar a 2014, cuando la hoja de ruta separatista se activó. Entonces, la antigua Convergència (Jordi Turull), ICV (Joan Herrera) y Marta Rovira (ERC) acudieron al Congreso de los Diputados para reclamar la transferencia de las competencias sobre referéndums a Cataluña. El Gobierno de Mariano Rajoy, como es natural, se negó y el independentismo dio el primer golpe encima de la mesa pocos meses después con la convocatoria del referéndum impulsado por Artur Mas el 9-N.
Lo cierto es que, Pedro Sánchez, como Rajoy, ha rechazado cualquier posibilidad de votación para un referéndum, aunque, Aragonès, con este paso, certifica también que, de momento, esconde la vía unilateral, que tanto defienden sus socios de Govern (JxCat). El president no tiene, por ahora, intención de moverse ni un ápice de su posición. «De aquí no nos vamos a mover», afirmó una entrevista en La Sexta.
Aragonès, que ha empezado a enseñar sus cartas, ha situado la reactivación de la mesa de diálogo justo la tercera semana de septiembre, días después de la Diada (11 de septiembre). Aunque el independentismo ha ido a menos en la calle, la habitual manifestación que organizan la ANC y Òmnium servirá como termómetro para valorar qué grado de presión insufla el separatismo social y qué rumbo puede tomar la legislatura, que tiene fecha de caducidad: 2023, cuando Aragonès se someterá a una moción de confianza.
Ahí el president tendrá que decidir si mantiene sus alianzas o cambia y mira a la izquierda (PSC y Comunes). JxCat, de momento, está mostrándose en público muy contrario a la operación de la moción de confianza (aunque también le conviene ver a su rival asumiendo desgaste) ya que la perspectiva de los posconvergentes es hacerse fuertes a nivel interno y reforzarse territorialmente de cara a las elecciones de 2023 tras una accidentado nacimiento.
En cualquier caso, Aragonès, para evitar que el independentismo más radical acabe dinamitando la mesa de negociación, también es consciente de que tiene que poner como prioridad pinchar la dinámica de la «represión» y anular las principales causas judiciales que tiene el independentismo, como la del Tribunal de Cuentas (que pide una fianza de 5,4 millones de euros a 42 excargos de la Generalitat), que tiene difícil resolución poren que en el propio Govern admiten que la Caja de Solidaridad (que hasta ahora afrontaba los pagos judiciales mediante la recaudación entre los propios simpatizantes separatista) está con pocos fondos ahora.
En este sentido, Sánchez se ha mostrado sensible con esta causa del Tribunal de Cuentas y se ha exhibido accesible para renovar el órgano fiscalizador, aunque Aragonès también asume que será complicado la resolución. Por ello insiste en la Ley de Amnistía, que también permitiría el regreso libre de Carles Puigdmont, que, a la larga, también puede acabar convirtiéndose en un problema para el diálogo porque se ha erigido en el rostro de la «represión». El Gobierno insiste en que regrese y sea juzgado, aunque trabaja para rebajar las penas de sedición a la mitad.