Los enredos monclovitas
«Tras la jornada parlamentaria vivida ayer, solo cabe esperar la mayor oscuridad posible»
EnEn alguna ocasión he escrito que Sánchez busca ganar tiempo, hacer juegos de artificio y concesiones irrelevantes mientras consigue que los independentistas comiencen una guerra fratricida entre ellos. Estas palabras pueden interpretarse como una loa a la sagacidad del inquilino de La Moncloa, pero no es lo que está en mi ánimo, sino simplemente mostrar su osadía porque realmente no tiene ningún plan. No hay un proyecto identificable sobre el desarrollo del modelo de Estado con el objetivo de alumbrar una solución mágica que complazca a los independentistas y no irrite al resto de las comunidades autónomas. Tras la jornada parlamentaria vivida ayer, solo cabe esperar la mayor oscuridad posible, porque no se ven puntos de coincidencia, salvo eso del diálogo que ha sido practicado, con mayor o menor éxito, por todos los gobiernos. Hay que partir de la base de que los independentistas solo entienden el diálogo como sinónimo de concesiones. Sánchez habla del espíritu constitucional y ya vimos lo que hicieron con él durante el procés. Sus interlocutores, además, están convencidos de que lograrán una clara y contundente victoria como sucedió con la anterior reforma del Estatuto, que fue un auténtico disparate.
Sánchez no debería cometer el mismo error. No se puede emprender un proceso de estas características ignorando al Partido Popular. Hasta el momento, solo ha conseguido la paralización de la renovación de los órganos constitucionales. A este ritmo habrá que esperar a la próxima legislatura, porque tras los indultos y la mesa de diálogo es muy difícil que Casado se pueda sentar con el Gobierno/PSOE y permitir que los independentistas y los comunistas estén en el Consejo General del Poder Judicial o que existan unas nuevas mayorías al servicio de los que quieren destruir España. Es verdad que los palmeros gubernamentales no paran de loar a Sánchez, aunque son los mismos que no hace tanto lo daban por finiquitado o defendían con gran fervor a Eduardo Madina o Susana Díaz. La Iglesia Católica o el Islam, al igual que otras religiones, descubrieron hace mucho tiempo que el poder y el prestigio son un factor de conversión impresionante y la llegada a La Moncloa ha sido determinante es este fervor sanchista. Ahora comienza el espectáculo de la mesa de diálogo, las declaraciones altisonantes y los despropósitos. Al menos, tendremos material para escribir.