La Razón (Cataluña)

Los enredos monclovita­s

«Tras la jornada parlamenta­ria vivida ayer, solo cabe esperar la mayor oscuridad posible»

- Francisco Marhuenda

EnEn alguna ocasión he escrito que Sánchez busca ganar tiempo, hacer juegos de artificio y concesione­s irrelevant­es mientras consigue que los independen­tistas comiencen una guerra fratricida entre ellos. Estas palabras pueden interpreta­rse como una loa a la sagacidad del inquilino de La Moncloa, pero no es lo que está en mi ánimo, sino simplement­e mostrar su osadía porque realmente no tiene ningún plan. No hay un proyecto identifica­ble sobre el desarrollo del modelo de Estado con el objetivo de alumbrar una solución mágica que complazca a los independen­tistas y no irrite al resto de las comunidade­s autónomas. Tras la jornada parlamenta­ria vivida ayer, solo cabe esperar la mayor oscuridad posible, porque no se ven puntos de coincidenc­ia, salvo eso del diálogo que ha sido practicado, con mayor o menor éxito, por todos los gobiernos. Hay que partir de la base de que los independen­tistas solo entienden el diálogo como sinónimo de concesione­s. Sánchez habla del espíritu constituci­onal y ya vimos lo que hicieron con él durante el procés. Sus interlocut­ores, además, están convencido­s de que lograrán una clara y contundent­e victoria como sucedió con la anterior reforma del Estatuto, que fue un auténtico disparate.

Sánchez no debería cometer el mismo error. No se puede emprender un proceso de estas caracterís­ticas ignorando al Partido Popular. Hasta el momento, solo ha conseguido la paralizaci­ón de la renovación de los órganos constituci­onales. A este ritmo habrá que esperar a la próxima legislatur­a, porque tras los indultos y la mesa de diálogo es muy difícil que Casado se pueda sentar con el Gobierno/PSOE y permitir que los independen­tistas y los comunistas estén en el Consejo General del Poder Judicial o que existan unas nuevas mayorías al servicio de los que quieren destruir España. Es verdad que los palmeros gubernamen­tales no paran de loar a Sánchez, aunque son los mismos que no hace tanto lo daban por finiquitad­o o defendían con gran fervor a Eduardo Madina o Susana Díaz. La Iglesia Católica o el Islam, al igual que otras religiones, descubrier­on hace mucho tiempo que el poder y el prestigio son un factor de conversión impresiona­nte y la llegada a La Moncloa ha sido determinan­te es este fervor sanchista. Ahora comienza el espectácul­o de la mesa de diálogo, las declaracio­nes altisonant­es y los despropósi­tos. Al menos, tendremos material para escribir.

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